La incertidumbre de los empresarios

Francisco Miranda Hamburger-Director de Portafolio

Por: Francisco Miranda Hamburger- Director de Portafolio

La reforma tributaria ya está despertando una dosis riesgosa de zozobra dentro de aquellos que impulsan los proyectos de inversión.


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Este jueves, la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) publicó su más reciente encuesta de inversión y clima de negocios en Colombia, en la que la incertidumbre generada por el proyecto de reforma tributaria constituye la principal preocupación del sector privado en estos momentos. El 68,5% de las compañías califica ese clima para hacer negocios como incierto mientras que solo el 11% lo considera ‘favorable’.

Dentro de los factores detrás de esa sensación de incertidumbre los empresarios señalaron en septiembre al alza de impuestos, que actualmente impulsa el Gobierno Nacional en el Congreso de la República. El 68,3% de las firmas consultadas identifican la reforma tributaria como un factor desfavorable para el desarrollo de negocios, seguida de lejos por la tasa de cambio y la incertidumbre política por el nuevo gobierno con un 15,9%.

En materia de incertidumbre el principal jalonador son también los nuevos impuestos con un 57,8% y, muy cerca, la zozobra, pero de origen político, del recién posesionado gobierno, con un 50,2%. Lo anterior conduce, sin mayores sorpresas, a una reducción en el ritmo de los ‘proyectos de inversión productiva’: mientras en la medición de junio pasado el 73,5% de las compañías respondió que se encontraba desarrollando iniciativas de esta naturaleza, para septiembre ese porcentaje había caído a 49%. El 17,5% manifestó haber aplazado las inversiones.

Esta fotografía de la crítica recepción del sector empresarial refleja las abiertas y manifiestas preocupaciones alrededor de aspectos claves del proyecto de reforma tributaria de la administración Petro como el tributo a los dividendos, al patrimonio y a las ganancias ocasionales. Eco de estas alertas han asimismo hecho sectores como el de los hidrocarburos: la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP) manifestó ayer que en 2023 girará al Gobierno por distintos conceptos unos 54 billones de pesos, 24 billones más que este año. Para este gremio el ajuste de impuestos, así como está, pondría en riesgo las exploraciones de las provincias gasíferas en la Costa Caribe, entre otros efectos indeseables.

Miembros del ecosistema de emprendimiento también han disparado alarmas sobre los impactos del proyecto, liderado por el ministro José Antonio Ocampo, en especial sobre el impuesto al patrimonio. Estos emprendedores, que reciben inversiones de terceros, pagarían tributos por esos recursos, que son destinados al desarrollo de esos negocios. A lo anterior se añaden críticas de otros sectores productivos como el bancario, afectados de manera específica por partes del articulado.

El creciente rechazo de muchos empresarios a varios aspectos de la reforma tributaria, incluido su ambicioso recaudo de 25 billones de pesos, contrasta drásticamente con la disponibilidad que el sector privado ha tenido en anteriores ejercicios de alza de impuestos. La salida demagógica de señalar a las compañías de todos los tamaños del país de no querer contribuir con las necesidades fiscales y de gasto social del Estado no se compadece con la realidad de años recientes. La molestia justificada de los empresarios parte de la intención gubernamental de aspirar no solo a un monto muy alto en relación a ajustes pasados sino también a que caiga un peso desmedido sobre los hombros de las firmas.

El problema está en que la reforma tributaria ya está despertando una dosis riesgosa de zozobra dentro de aquellos que impulsan los proyectos de inversión y mantienen un dinámico clima de negocios que no solo dinamiza la economía sino también crea empleo.

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