La accesibilidad digital como derecho

Carolina Sepúlveda R.

Por Carolina Sepúlveda R., Directora de Experiencia & UX – BBK+2Brains

La accesibilidad digital como derecho: Diversos estudios, como el Informe Digital 2020 publicado por We Are Social y Hootsuite, señalan que invertimos en promedio casi 7 horas diarias navegando en internet. Sin embargo, a pesar de la demanda que existe para consumir contenidos digitales, la web continúa siendo poco accesible, en particular para las personas que presentan alguna discapacidad, ya sea permanente o temporal, o de la tercera edad.


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Si bien los últimos años la transformación digital se ha tomado la agenda, muchas organizaciones aún no están siendo capaces de afrontar los desafíos que trae este proceso ni de asumir el liderazgo para avanzar en sintonía con las necesidades, expectativas y exigencias que tienen los actuales y potenciales usuarios.

La accesibilidad web se entiende como la capacidad que posee una plataforma, aplicación móvil o documento electrónico de ser perceptible, operable y comprensible para una amplia gama de personas usuarias, con un diverso rango de audición, movimiento, visión y habilidades cognitivas. Esta característica no solo convierte el producto en usable sino que también en inclusivo. De acuerdo al Servicio Nacional de la Discapacidad, en Chile, casi 3 millones de personas presentan alguna discapacidad, lo que corresponde al 16,7% de la población.

Adoptar atributos de vanguardia como la accesibilidad digital, no solo responde al simple deseo de innovar, sino que permite dar solución a varios problemas de usabilidad, humanizando los procesos, en particular los de trabajo dentro de la empresa.

Hoy, la transformación digital no sólo representa un desafío para personas en situación de discapacidad, también comienza a generar dificultades a generaciones más jóvenes, como la nacida en la década del 70, que han estado cercanas a las tecnologías las últimas décadas, pero las innovaciones corren más rápido que la capacidad de este grupo de entre 45 y 55 años de asimilarlas. Por ejemplo, el 70% de los sitios web de ciertas industrias son inaccesibles para las personas con problemas de visión. Un número importante considerando que a partir de los 40 años este tipo de dificultades se hace cada vez más común. El código QR, las transferencias y un sin fin de cosas más que se crearon como una solución, ahora son una gran dificultad para muchos. Nos estamos haciendo mayores y la accesibilidad digital es cada día más compleja. De acuerdo al Laboratorio de Innovación Pública – UC, más de 850.000 personas presentan deficiencia visual en Chile.

Desde nuestro trabajo diseñando la experiencia digital de los usuarios (denominada user experience o UX), buscamos simplificar la vida de las personas analizando qué tan perceptibles, operables y comprensibles son las innovaciones que deberían facilitar la interacción con las personas. Lamentablemente, la realidad pone en evidencia la limitada empatía de las plataformas y productos digitales con los usuarios. Pero, la otra cara de la transformación digital nos muestra la gran oportunidad que tienen las empresas de hacer de la accesibilidad un valor relevante y parte de la cultura de las organizaciones que manifiestan empatía y comprensión por las personas. La accesibilidad dignifica a los usuarios, entregándoles independencia, autonomía y todo lo necesario para navegar, un piso que los ecosistemas digitales deberían asegurar como derecho.

Como ciudadanos y profesionales, tenemos la responsabilidad de visibilizar esta brecha digital para evitar que continúe profundizándose, y sea una invitación a articular el futuro aportando al progreso de nuestra sociedad.

 

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