Debemos de tener claro que: a raíz de la explosión del ecommerce y de la necesidad de contar con una logística eficiente y adecuada para brindar experiencias memorables en el consumidor, el sector logístico de ultima milla a comenzado a demandar mayor cantidad de espacios tanto para recojo de productos, para devoluciones y para preparación de estos.
Un claro ejemplo de espacios en desuso se da en el sector bancario donde deberá ‘reciclar’ sus oficinas tras los cierres por las fusiones y la digitalización de sus procesos, muchas de ellas podrían utilizarse como lugares de recojo o devoluciones de productos, buscando una logística sostenible, centrando este tipo de operaciones en un lugar, evitando que estas sean desplazadas a través de la ciudad contaminando la misma, pero digo podría, porque para determinar si son lugares o no idóneos para este tipo de operación es necesario conocer y armar un plan de trabajo centrado en la satisfacción del cliente y buscando que esta operación sea eficiente, rápida y rentable.
Como dicen “zapatero a su zapato”, la persona capacitada para determinar si es o no el lugar idóneo para dicha operación es la persona de supply chain, quien debe establecer una estrategia para desarrollar una red logística de ultima milla, no solo basta con contar con un lugar de recojo y devoluciones, dependiendo del tamaño de la operación es necesario además contar con una red de almacenes secundarios al interior de área urbana y un transporte que permita realizar una operación logística sostenible.
Puede una infraestructura física servir para cualquier tipo de operación? La respuesta es no.
Puede ésta operación ser llevada a cabo por cualquier persona? La respuesta es no
No solo basta tener una idea…hay que saber cómo llevarla a cabo.
Una logística de ultima milla sostenible que busque la armonía, que se incorpore y sume al entorno.
