Nunca ha habido un mejor momento para el crecimiento. Estamos viviendo un mundo caracterizado por una fluctuación constante, que ha dado lugar a un cambio radical en lo que los consumidores valoran y necesitan. Las empresas que descubren e incluso predicen estas transformaciones, para satisfacer las demandas de las personas a medida que evolucionan, están alcanzando una nueva ventaja competitiva: un estado de crecimiento permanente.
La capacidad de una organización para desbloquear nuevo crecimiento es el reflejo de su liderazgo y mentalidad organizativa. Los líderes que asumen la disrupción constante sacan provecho de la gran variedad de oportunidades y preparan a sus empresas para un crecimiento constante. Si los equipos buscan el crecimiento exclusivamente dentro de sus silos de clientes y mercados, es probable que no vean las oportunidades de generación de valor. Al cambiar la mentalidad colectiva para centrarse en los problemas y las necesidades de los clientes, se amplía la lente desde una visión de dentro hacia afuera, a de afuera hacia dentro.
Se trata de un cambio poderoso y necesario, que consiste en pasar de centrarse en los productos y servicios en busca de un problema del cliente, a validar nuevas necesidades y volver a descubrir los dones propios de la organización para resolver esas necesidades. Esto hace que una empresa pase de limitar el crecimiento con los comportamientos y presupuestos existentes a ampliar significativamente el potencial de la empresa, explorando nuevos comportamientos y resultados de los clientes.
Cada líder tiene lo que necesita dentro de sí para crear un crecimiento sostenible. Lo que se requiere es el “permiso” para ver y pensar de una manera nueva, tanto para sí mismo como para la organización. Cada empresa tiene un conjunto de activos imposibles de replicar que la sitúan en una posición única para satisfacer las necesidades de sus clientes y para crear nuevos mercados. Puede tener una cadena de suministro o una capacidad de fabricación increíbles; una tecnología única; ecosistemas de datos, talento especializado, entre otros. A menudo, estos dones se han convertido en parte del tejido de la organización y de sus creencias existentes y la forma de utilizarlos de una manera nueva está estancada. Cuando se miran estos activos con una lente diferente y se potencian con nuevas tecnologías o socios, las posibilidades de crecimiento son infinitas.
Hoy los líderes deben ser maestros del cambio. La agilidad y flexibilidad para adaptarse y prever los movimientos del mercado es más clave que nunca. Si las organizaciones siguen con una perspectiva clara y un enfoque nítido sus transformaciones digitales aceleradas, reimaginando todo, desde su gente, hasta los datos, las arquitecturas y ecosistemas, pueden emerger como líderes. Una organización es siempre un reflejo directo de la mentalidad del líder y el cambio debe estar en el centro de esa visión para desbloquear el crecimiento de una nueva manera, permanentemente.
