El tiempo extra: la fuga que desangra a las empresas

Jaime Cardoso

Jaime Cardoso, director de Marketing para UKG Latinoamérica.

Si hay un parche que es utilizado en las empresas mexicanas por la falta de planeación, especialmente en los comercios minoristas, son las horas extras. Es más, el 14.7% de los mexicanos económicamente activos trabajan más de 48 horas (INEGI), pese a que es el máximo permitido por la Ley del Trabajo. Pero este exceso no se traduce en productividad tal y como lo indica la OCDE al ser de los países menos productivos a nivel mundial.


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Sin embargo, a pesar del erróneo concepto de entre más horas más productivo, las empresas siguen recurriendo a horas extras para resolver deficiencias en la programación de turnos de trabajo en lugar de utilizar una herramienta para generar horarios más eficientes.

Esta deficiencia en la organización de turnos laborales tiene un costo muy alto tanto económico, administrativo, como en el desgaste de los empleados. Del lado económico, estudios realizados por UKG han detectado que el pago de horas extras puede representar hasta un 7% adicional a la nómina mensual. Este incremento se debe a que las horas extras deben de pagarse el doble o el triple que el costo normal de las horas de los colaboradores, además que se puede correr el riesgo de multas en caso de excesos.

En el aspecto administrativo, el uso indiscriminado del tiempo extra causa un incremento de carga de trabajo para los responsables de estas áreas. Esto se debe a que no todas las horas son iguales, dependen de cuántas son por colaborador, el tipo de jornada, días festivos, etc. por lo que los reportes se van haciendo cada vez más complejos y propensos a errores. Esto puede ir creando un fenómeno de bola de nieve, ya que estas deficiencias se pueden ir arrastrando, afectando el desempeño de este departamento que debería de estar enfocado en simplificar procesos y mejorar las políticas de asignación.

Del lado de los empleados, el costo de horas extras puede ser mucho más elevado que la retribución económica. Se considera que la jornada laboral ideal es de 40 horas ya que permite un óptimo rendimiento, pero cuando empieza a aumentar, los colaboradores empiezan a cansarse y baja su rendimiento, orillando a llegar hasta un burnout. Adicionalmente, estas cargas pueden crear ambientes laborales degradados por el cansancio y por los conflictos que generan por favoritismos reales o percibidos en el momento de asignarlas.

Pero al final, el costo mayor puede verse reflejado en el trato con el cliente, por lo que es importante que las horas extras sean solo una herramienta para paliar emergencias no como un mecanismo recurrente.

Una administración ordenada en las empresas que permita una mejor planeación laboral, no solo ayudará a reducir las horas extras, sino también los costos laborales además de que permitirá que los colaboradores sean más productivos y más comprometidos con la empresa.

Lograr esto es todo un reto, pero es alcanzable y, a la larga, permitirá reducir las fugas de dinero y mayor resiliencia en casos extraordinarios.

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