Según el Índice de Transformación Digital de Empresas (ITD) 2019, estudio realizado por Corfo, la Cámara de Comercio de Santiago y la consultora PMG, los procesos de digitalización de las empresas en Chile se ha superado, pasando de principiante a un nivel “Intermedio Digital”, donde los sectores más avanzados son salud privada y comunicaciones. Pero ¿qué pasa con las pymes, que son el mayor motor para la economía del país?
Sin duda, la emergencia sanitaria obligó a muchas a confiar de lleno en el buen uso de las tecnologías de la información y digitalizar sus operaciones, llevar su negocio en línea, adaptarse al teletrabajo, incluso, incursionar en el comercio electrónico. No obstante, el estudio reseñado develó que en ese sector lo que se requiere con urgencia es un plan formal de transformación digital. Y ese es un factor que no se debe olvidar una vez se esté de vuelta en la normalidad.
Aquí hay una oportunidad para avanzar en la madurez digital de las pymes y del país completo; no retroceder o quedarse estancado, sino aprender de la experiencia que nos ha dado la pandemia. En este punto, la labor de públicos y privados es vital. El Estado como motivador y auspiciador de un plan formal de digitalización para la pyme; y los privados como apoyo y garante para dicha estrategia.
Es cierto que muchas veces se ha planteado el desafío, lamentablemente con poco eco. Sin embargo, estos meses de confinamiento han permitido, de alguna manera, entender y vivenciar los beneficios que el buen uso de las tecnologías puede entregar, más allá del acierto y error en su cometido. Efectivamente, se ha demostrado que es posible, que sí se puede trabajar a distancia, también estudiar, entretenerse, comunicarse, vender, comprar y un largo etcétera. No solo a nivel privado, sino también en el público.
El reto ahora es poder aprovechar la experiencia y seguir el camino de la digitalización, ojalá esta vez con un plan formal, serio, transversal y contundente a nivel país.
