COP27: Hacia la inteligencia de carbono

Mauricio Bermúdez

Por Mauricio Bermúdez, Global Carbon Lead de Accenture

Ya comenzó la Conferencia anual de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La COP26 en Glasgow en 2021 fue un catalizador. Gracias a los compromisos ahí suscritos, más del 90% de la economía global está hoy cubierta por metas nacionales de cero emisiones netas, y con correspondientes planes nacionales. Sin embargo, todavía no nos alcanzan para limitar el calentamiento a lo que el mundo científico clasifica como “seguro”, el famoso 1.5C.


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La próxima COP27 se ha posicionado como una COP de “implementación”. Ese cambio de énfasis es urgente: según el IPCC tenemos unos 500 días laborales para que las emisiones globales lleguen a su máximo histórico. Y ya estamos viendo en todo el mundo los impactos de meteorología extrema que trae consigo una atmósfera más caliente y dinámica.

Esta creciente emergencia ambiental ocurre dentro de un contexto macroeconómico y geopolítico complejo para las empresas. Por un lado, tenemos una economía nacional, regional y mundial todavía muy frágil post pandemia, donde se combinan la volatilidad en los precios de las energías, los bienes y la comida, y las presiones inflacionarias que esto conlleva. Así también, hay serias dificultades en las cadenas de abastecimiento mundiales y un importante potencial de inseguridad energética. Además, enfrentamos dificultades para retornar a los niveles de producción y demanda previos a la crisis.

Sin embargo, también han surgido oportunidades en nuevos productos y mercados que se están abriendo gracias a esta transición hacia el cero neto, incluso dentro del contexto actual. Desde nuevos mercados de bonos de carbono; nuevas cadenas de valor de hidrógeno y derivados, o nuevas industrias para la producción de sistemas residenciales e industriales de energías y transporte limpios. El camino a la descarbonización presenta muy importantes oportunidades de negocio y empleo a través de toda la economía.

Así es que, alistándonos para la COP27, resulta natural hacernos la pregunta: ¿qué están haciendo las empresas en sus estrategias y actividades de descarbonización en este nuevo contexto de negocio? En Accenture decidimos medir la situación de las 2.000 empresas más grandes del mundo. Según los resultados, más compañías que nunca antes se han comprometido públicamente a descarbonizar. La crisis geopolítica y energética no ha mitigado esa tendencia, al contrario, la ha afianzado.

Sin embargo, a pesar del saludable aumento en el número de empresas que han fijado metas, 92% de las empresas estudiadas no alcanzará sus objetivos de cero emisiones netas hacia el 2050. Para avanzar, los negocios deberán multiplicar varias veces su velocidad de descarbonización y así limitar los peores impactos del cambio climático.

Para lograr esa aceleración, es vital avanzar hacia organizaciones carbono-inteligentes. Esto significa la integración de datos e información relacionada con las emisiones en la toma de decisiones operativas y financieras. La “inteligencia de carbono” es una serie de capacidades que le permite a un negocio identificar, priorizar, ejecutar y escalar las intervenciones de descarbonización, a través de sus cadenas de abastecimiento, sus operaciones, modelos de negocio, y sus productos y servicios, de una manera efectiva y eficiente.

Aquellas empresas que puedan tomar decisiones sobre el carbono, de manera similar a cómo lo hacen sobre asuntos financieros y operativos, estarán en una posición mucho más sólida para demostrar cómo y por qué sus acciones generan valor para los accionistas y las partes interesadas. Las empresas líderes ya lo están haciendo y Chile puede formar parte de este importante cambio.

 

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