“El hecho es que la tecnología es un agregador y, al igual que ha estado impactando a todos los demás sectores de la economía, también ha venido a agregar valor a las compras minoristas.
Lo único que muere en esta historia es la mentalidad milenaria que convirtió al centro comercial en una especie de templo del consumo. Esta visión de la adoración de mercancías ha terminado. Afortunadamente.
Hoy, los centros comerciales están orientados hacia el futuro: construyen respuestas a nuevas demandas que priorizan el consumo consciente e integran herramientas de unión de los mundos físico y digital.
Existe consenso entre los expertos en que la tendencia apunta al reposicionamiento de los centros comerciales como grandes áreas polivalentes y puntos logísticos estratégicos. Sobrevivirán y diferenciarán a aquellos que se centran en ofrecer la mejor experiencia al regular. Y esto solo será posible a través de la recopilación e interpretación eficiente de los datos”
