Carlos Agami: El error que está acabando con tus ventas

Laptop, mano con tarjeta de banco

Hace un par de años estaba trabajando con un equipo de personas (entre ellos, mi maestro Marcus James) para construir un nuevo producto para lanzar al mercado.

Nos reunimos en mi oficina y comencé a liderar la sesión.


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«Lo primero que tenemos que hacer es entender quién es la persona a la que queremos servir» – Les dije – «Por ello vamos a describir a un personaje ficticio en esta cartulina».

Las instrucciones eran:

  1. Describir a una persona que representara al segmento de clientes al que queríamos servir. (Emprendedores, en este caso).
  2. Identificar sus necesidades, preocupaciones y miedos.
  3. Diseñar un producto que le ayude a satisfacerlos.

Cuando empezamos a describir a nuestro emprendedor, me acerqué a la cartulina con un post it que decía:

«Juan necesita sentirse reconocido».

En ese momento, Marcus hizo una pausa y dijo:

¿Te das cuenta de lo que acaba de pasar?

Todos nos quedamos callados, esperando que nos explicara.

«Estás proyectando en este cliente ficticio TUS NECESIDADES. Tú eres el que está buscando reconocimiento, no este cliente.

Luego de un segundo silencio incómodo, a todos nos quedó claro.

Cuando estamos describiendo a alguien más podemos caer en el error de usarlo para reflejar lo que nosotros necesitamos y perder de vista lo que ÉL o ELLA necesita.

Es natural que tu inconsciente busque proyectar sus necesidades en el exterior. Ésta es una forma en la que busca expresarse para que escuches lo que necesitas.

Pero cuando estás buscando servir a los demás (ofrecerles un producto o servicio, ayudarlos a sentirse mejor, etc), puede ser muy peligroso.

Te puede llevar a crear un producto, marca o experiencia que te satisfaga a ti y no al grupo de personas a las que buscas servir.

Servir a alguien más es darle lo que ÉL necesita y no lo que a ti te gustaría que te dieran.

Entonces la pregunta obligada es:

¿Y cómo le hago para desprenderme de mis propias necesidades cuando quiero servir a alguien más?

La respuesta es simple:

Las reconoces (sin juzgarte) y las haces a un lado.

Eres un ser humano y como tal tendrás miedos, inseguridades, deseos y necesidades.

Para evitar que éstos contaminen tu esfuerzo por servir a alguien más sólo:

  1. Reconócelos.

«Yo siento un deseo de certidumbre en mi vida»

«Quiero formar parte de un grupo», etc.

  1. No te juzgues.

El hecho de que tengas estas necesidades te hace humano y juzgarte por ello no te ayudará a enfrentarlas.

Por ejemplo, puedes decir:

«Tengo un deseo de reconocimiento, y eso está bien. Lo reconozco y trabajaré en él».

  1. Pon tus necesidades a un lado y entrégate a servir a la otra persona.

El secreto es poner tu propia agenda en pausa, para así poder contribuir a la vida de la otra persona.

Servir a alguien más no es tratarlo como te gustaría que te traten, sino como ÉL necesita ser tratado.

Espero que este concepto te haga sentido y te evite el dolor de tratar de servir a los demás como a ti te satisface, en vez de como ellos lo necesitan.

Gracias,

Carlos Agami

P.D. – Recuerda, servir es el camino…

Tú dirás hacia qué (mejorar tu calidad de vida, incrementar tus ingresos, trascender en la vida de otros, etc.), pero servir es el camino.

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