Aquí y ahora: sembrar el terreno para cosechar productos sustentables

Gustavo Gómez - productos sustentables

Gustavo Gómez, Director Asociado de Sostenibilidad e Impacto para LATAM en OLIVIA

Aquí y ahora: sembrar el terreno para cosechar productos sustentables: Las imágenes no tardaron en viralizarse: al terminar el partido entre Alemania y Japón en el marco del Mundial de Fútbol de Qatar, los hinchas nipones levantaron la basura que se había generado durante el encuentro y limpiaron la tribuna. A pesar de que los aficionados japoneses ya habían tenido un gesto similar en Rusia 2018 y en Brasil 2014, esta actitud sigue sorprendiendo, lo que da cuenta de cuánto aún tienen que aprender nuestras sociedades en términos de responsabilidad colectiva y de respeto hacia el medioambiente.


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A lo largo y ancho del globo, la forma de entender y vincularse con el cuidado del planeta es muy heterogénea. El hemisferio norte parece llevar la delantera en varios aspectos. La Comisión Europea, a través de una estrategia de finanzas «verdes», busca hacer frente a los retos ambientales e incentivar la inversión en productos sustentables. La ley europea de debida diligencia tiene como objetivo fomentar un comportamiento empresarial en esa dirección y que sea responsable en todas las cadenas de suministro mundiales. En España, como en el resto de Europa, la regulación impulsa a las compañías a sumarse a la movida, a formar su comité de sustentabilidad y a poner en agenda el debate acerca de cómo abordar estos desafíos.

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Pero ¿cuán lejos estamos en América Latina de esta discusión? ¿Hay otros temas, como acabar con la pobreza y resolver la brecha de acceso a la educación, que requieran mayor urgencia y que opaquen la necesidad de abrazar el terreno de la sustentabilidad? ¿Qué nos impide atender los problemas más acuciantes y ocuparnos, a la par, del triple impacto? ¿Por qué no sembrar el terreno para cosechar en nuestro continente más empresas como Patagonia, la estadounidense fundada por Yvon Chouinard en 1973 que, acción tras acción, mantiene sus esfuerzos en materia de sustentabilidad?

En América Latina, la búsqueda de impacto social, ambiental y económico no parecería aún estar en la agenda inmediata de una gran masa de líderes empresariales. Una situación que, años atrás, Europa fue superando de la mano de regulaciones. Entonces, así como cuando hablamos de diversidad e inclusión decimos que el cupo funciona como un acelerador, quizá hoy debamos pensar en normativas como el impulsor lógico hacia el cuidado medioambiental.

Hay una buena, aunque tímida, noticia: las compañías empezaron a tomar nota y, si bien se debe evitar el greenwashing (la práctica de crear una imagen distorsionada de la responsabilidad ecológica, bastante alejada del propósito del que se jacta), algunas firmas, a conciencia, ya están avanzando el terreno de adquirir un compromiso con el medioambiente.

Pero hay otro tema a destacar: cómo la toma de conciencia acerca de la sustentabilidad viene creciendo de la mano de las personas más jóvenes. De acuerdo a un artículo que destacó el World Economic Forum (WEF), la generación Z, formada por aquellas personas nacidas entre los 90 y la primera década de 2000, es una ferviente defensora del consumo sustentable y está empezando influir en otros grupos etarios. Un estudio realizado por First Insight y el Baker Retailing Center de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania indica que el 75% de esta generación prefiere adquirir productos sustentables.

Según el informe, en todo el arco generacional, las personas están dispuestas a gastar más en productos sustentables ahora que hace dos años. Por ejemplo, el gasto en marcas sustentables por parte de la generación X se incrementó 24% desde 2019. Sin dudas, en poco tiempo, este cambio de mindset en las generaciones más jóvenes tendrá un gran impacto en el consumo en América Latina. Tarde o temprano, incluso a partir de una crisis de reputación, virar hacia la sustentabilidad será el “must” y ya no un solo él “nice to have”.

Con todo, ¿cómo empezar a accionar para estar a la vanguardia de este cambio de época? De a poco. Hablando. Pensando. Haciendo. Un cambio radical no puede hacerse de un día para el otro ni a la ligera. Para dar el primer paso es clave generar conciencia en los equipos de trabajo y tener presente cuáles son los intereses de las generaciones más jóvenes que, en definitiva, marcarán la agenda del mañana.

En este sentido, es recomendable medir las acciones con resultados a largo plazo y tener una mirada integral del proceso productivo y del negocio como un todo: evaluando el tratamiento de la adquisición de bienes, del packaging, del circuito productivo, de la minimización del consumo energético y de desechos, entre otros aspectos. Hay, sin dudas, muchas oportunidades de valor.

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