Alejandro Inzunza: Chile al 2050

Ciudad Santiago de Chile convertir hoteles en edificios de viviendas

Durante la semana pasada, diversos medios dieron a conocer la ambiciosa estrategia implementada por el actual presidente de España, Pedro Sánchez, de cara a lo que será el 2050 en dicha nación europea. De esta manera, el mandamás del gobierno español pretende abrir una reflexión “colectiva y plural” sobre los retos del país en los próximos 30 años.

Las materias que el documento trata no son muy distintas a las que se discuten actualmente en Chile: educación, creación de empleos, cualificación de los trabajadores, vivienda, innovación, desigualdad, pobreza y salud. Todas las temáticas abordadas según cómo anticipamos los distintos escenarios que pueden surgir dentro de las próximas décadas en dichas materias y cómo nos hacemos cargo de que se generen los cambios necesarios y se cree un impacto positivo en la sociedad a partir de esta estrategia de anticipación.


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Coincidentemente, los chilenos estamos comenzando un proceso constituyente donde justamente escribiremos lo que queremos para nuestro país para las próximas décadas. Es nuestro deber entender que los chilenos no están pidiendo movimientos políticos como los de Venezuela o Cuba, sino un nuevo rol que sea igual para todos. En el cual nos hagamos cargo de nuestro futuro y tengamos la iniciativa propia de proponer cambios reales, mirando hacia adelante y dejando de lado la visión cortoplacista que nos ha traído tantas debacles internas.

Se hace urgente que surja una unión similar en Chile, donde podamos levantar una nueva visión para los chilenos más allá de lo urgente y lo que se encuentra en el corto plazo. Debemos entender que el futuro no es predecible, pero sí es anticipable mediante estrategias que tengan una elaboración correcta para hacerse cargo de los contextos de crisis similares a los que vemos actualmente, y que no se pudieron anticipar. Debemos mirar y anticipar los cambios que se vienen, tomando en cuenta la grave crisis climática de la que ya somos parte, los avances tecnológicos que nos traen ventajas y amenazas también, cambios sociales, geopolíticos y económicos.

En un escenario como el actual, donde tendremos una nueva constitución que absolutamente nadie conoce su resultado final, y considerando que no habrá un poder real de veto, está claro que la Convención Constituyente irá por un modelo que no es de capitalismo puro. Frente a esto, ¿qué harán las empresas? ¿Bajarán sus gastos y dejarán de invertir? ¿Qué desafíos se plantearán para un mediano-largo plazo? ¿Sabrán apoyar las oportunidades que aparezcan? La tecnología avanza, y el mundo también. El nuevo rol de la sociedad y de las empresas dependerá de cómo nos hagamos cargo de estas interrogantes.

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