Alejandro González, líder de Comunicaciones y RSE de Ecolab Latinoamérica Norte.
Más allá de un simple discurso ecologista, la industria se dirige hacia la sustentabilidad. El retail no es la excepción y se han dado pasos importantes hacia ese objetivo, sin embargo, 2023 marcará un parteaguas importante para la recuperación económica luego de superar la crisis sanitaria que aquejó al mundo durante los últimos años.
Ya mucho se ha dicho sobre el hecho de que ya no seremos los mismos, ya no compraremos de la misma forma, adquirimos nuevos hábitos y somos fieles consumidores de gel desinfectante de manos, pero… ¿cuál es el siguiente paso?, ¿en qué se debe profundizar y cómo podemos contribuir a consumir de una manera más responsable?
Los retos que enfrenta el planeta con miras a las próximas décadas son un tanto alarmantes; la escasez de agua, el cambio climático, la emisión de aguas residuales y gases de efecto invernadero tienen entre sus causas muchas de las actividades humanas, la alimentación, por ejemplo. Es así que directa e indirectamente está relacionado con el retail.
Una de las constantes dentro de nuestro sistema económico es que invariablemente, la solución a un problema nos acarrea un problema nuevo. Durante la pandemia resolvimos la situación de los lugares concurridos a través de las entregas a domicilio, pero ello pudo traducirse en la pérdida de una fuente de ingresos para muchos trabajadores cuyo sustento dependía del tráfico constante de clientes y comensales en los pisos de venta.
Si bien la mayor parte del agua en la industria de los alimentos se destina a su producción es necesario que se ahorre, recicle y reutilice al máximo en otros momentos de la cadena productiva y la cadena de suministro. Ello ya no es visto como una manera de contribuir con el cuidado del medio ambiente, sino como un imperativo para la continuidad de las empresas y su actividad económica.
Si hablamos de energía, solamente las tiendas que forman parte de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) gastan hasta 51 000 millones de pesos al año por su consumo, de acuerdo con el propio organismo. Si con los datos antes mencionados identificamos las necesidades de nuestro sector, podemos deducir que se requiere migrar hacia soluciones que reduzcan el consumo de agua y utilizar otro tipo de fuentes de energía, como la solar, para producir electricidad.
A estas áreas de oportunidad podemos sumar la creación de programas que incentiven a los consumidores a utilizar sus propios recipientes para determinados productos o que en las instalaciones se cuente con tecnología que administre la utilización del agua y soluciones de limpieza y desinfección que no requieran del líquido, además de protocolos para que los empleados utilicen únicamente los insumos necesarios.
Las condiciones y las necesidades son claras e incluso es posible que haya situaciones que no se han percibido o denominado como problemas que pueden tener un profundo impacto positivo. 2023 significa un nuevo año de retos y oportunidades para hacer que el retail mantenga su productividad, incremente su eficiencia y rentabilidad, pero reduzca su impacto en el medio ambiente.
