Omnicanalidad: El Buen Fin híbrido disminuirá los fraudes en línea

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El Buen Fin de este año vivirá una versión donde se conjugarán aún más los canales físicos y los digitales. Ante esto, el negocio virtual debe aprovechar los datos que proporciona el comercio presencial para reducir los fraudes electrónicos e incluso generar un motor de conexión entre ambos puntos.

La omnicanalidad presupone una oportunidad para disminuir los fraudes, explica Erick McKinney, country manager de Adyen México, pues desde el plano físico se valida la identidad del comprador, pero destaca que los negocios deben implementar estrategias a partir de sus procesadores de pago para obtener más datos de los usuarios y establecer un mayor conocimiento de las dinámicas.


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A partir del desarrollo de esta vía “existe un mayor control de las posibles situaciones de fraude importantísimo”, refiere McKinney, quien destaca que la preparación ante los fraudes se basa en un trabajo continuo para llegar a consolidar una estrategia que puede ponerse a prueba en momentos de gran volumen, como el Buen Fin.

Tras el crecimiento del comercio electrónico en el año pandémico, datos de la Comisión Federal para la Defensa y Protección de los Usuarios (Condusef) resaltaron que los contracargos y aclaraciones atribuidas a fraude representaron más de 335 millones de pesos en el segundo trimestre del 2021.

Además, entre enero y septiembre de este año, la presencia de órdenes de compra aparentemente fraudulentas en los comercios en línea aumentó un 207% en México, de acuerdo con el Reporte Global del Estado del Fraude de Signifyd.

Por otra parte, las compras no autorizadas significaron 787 millones de pesos en el mismo periodo, datos que muestran la relevancia de establecer una estrategia para detener las prácticas fraudulentas en un periodo donde ocho de cada 10 mexicanos tienen la intención de comprar, según la Asociación Mexicana de Venta Online.

McKinney también comenta que parte de la estrategia que influye al campo digital se debe llevar a cabo en los puntos de venta físicos, donde se deben escoger procesadores de pago que aporten valor a nivel tecnológico para relacionar los datos del usuario con posibles decisiones de crecimiento para el negocio.

Por su parte, Cassia Pinheiro, jefa de operaciones para Latinoamérica en Ayden, resalta que la gestión de riesgos debe ser sencilla y diversificada en cuanto a soluciones que busquen un objetivo unificado, a fin de reducir el riesgo, pero al mismo tiempo mantener las tasas de autorización.

En este sentido, la especialista recomienda a las empresas no sólo confiar en un protocolo 3DS2 o en el método de revisiones manuales y análisis de datos, sino que se deben usar todas las herramientas para evitar “los entes fraudulentos que están en constante evolución y cambian sus métodos de forma frecuente, volviéndose cada día más sofisticados”.

La experta también destaca que es importante definir una estrategia desde la detección del fraude basado en “listas blancas”, con las cuales es posible conocer a mayor profundidad al cliente legítimo con base en sus compras y al fraudulento a partir de sus patrones para generar una experiencia fluida y sin denegar transacciones.

Además Pinheiro resalta que es de suma relevancia conocer las particularidades de cada comercio. Pues “a partir de los detalles del negocio se pueden crear reglas de prevención de fraudes personalizadas para cada uno”.

“Muchos comercios caen en el ‘vicio’ de establecer medidas tan drásticas y sólidas en sus esquemas de detección de fraudes que dejan de ser flexibles y comienzan a bloquear a los buenos compradores. Es decir, los rechazan con medidas férreas, pero siendo laxos empiezan a tener un problema de contracargos”, concluye MacKinney.

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