¿Por qué la NeuroArquitectura nos puede dar mayor bienestar?

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¿Por qué la NeuroArquitectura nos puede dar mayor bienestar?. Según publica el portal  escoeuniversitas.com Cuando la arquitectura se une a la neurociencia y se enfoca en el bienestar humano, nace la NeuroArquitectura. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Por qué puede mejorar nuestra vida?

¿Por cuánto tiempo la arquitectura se ha enfocado en la creación de diseños basados en funcionamiento, costos, materiales, mantenimiento etc., pero menos preocupada en las personas que estarían ocupando esos espacios?


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La arquitectura incide en múltiples aspectos de la vida humana, pues claro, ¡si pasamos más del 90% de nuestro tiempo dentro de edificios! Con el enfoque en donde se da la importancia necesaria a que los seres humanos se encuentren cómodos, con bienestar y tengan experiencias mas positivas, nace la disciplina de la Neuroarquitectura.

¿Y a qué se le denomina Neuroarquitectura?

La neurociencia actual ha conducido a uno de los hallazgos más importantes: cómo nuestro entorno afecta el funcionamiento del cerebro. Dicho esto, la Neuroarquitectura es una disciplina que se interesa por cómo el entorno modifica la química cerebral y por lo tanto las emociones, los pensamientos y las conductas. Su objetivo principal es el diseño de espacios que conlleven a la felicidad, bienestar, productividad y la calidad de vida del ser humano.

¿Alguna vez te habías detenido a pensar en cómo te afectan los espacios que te rodean? ¿Por qué algunos espacios favorecen o perjudican tu estado de ánimo?

¿Sabías que ahora mismo, el espacio en el que te encuentras afecta a tu estado de ánimo?

La arquitectura de los espacios que nos rodean no solo determina cómo nos sentimos, también cómo nos comportamos y cómo desarrollamos determinados hábitos. Esto ocurre porque nuestro sistema nervioso es capaz de adaptar su morfología y su fisiología según los estímulos internos y externos. Todo aquello que nos rodea nos influye porque es información que llega al organismo. Y esa información hace que el cerebro ponga en marcha mecanismos neuroquímicos que acaban produciendo determinadas sensaciones y emociones.

Existen numerosas pruebas y estudios que demuestran que la arquitectura afecta al conjunto del organismo. Se ha comprobado que los alumnos que estudian en aulas con enormes ventanales y mucha luz obtienen mejores resultados que aquellos que lo hacen en aulas más oscuras. Se ha encontrado que los pacientes se recuperan mejor en hospitales rodeados de espacios verdes. También se ha comprobado que, ciertos ambientes de ciudad, pueden causar malestar, incomodidad, agresividad, estrés y ansiedad.

Al diseñar espacios basados en la Neuroarquitectura, es necesario tener en cuenta que cada usuario recibe y decodifica los estímulos del entorno de una manera única. En otras palabras, no hay reglas, pero sí algunos aspectos importantes a considerar.

Elementos que modifican nuestra química cerebral

  • La iluminación. La luz atrae al ser humano, la luz natural ayuda a la concentración de las personas y genera un ambiente más amable que la luz artificial. La luz artificial, obliga al cerebro a esforzarse más en la tarea a realizar y eso incide negativamente en la productividad.
  • Los colores. Los colores influyen y condicionan el estado de ánimo de las personas, por lo que es fundamental estudiar el efecto de las distintas tonalidades en nuestro cerebro y así emplearlos de la forma más eficiente. Por ejemplo, los tonos verdes, azules y amarillos reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio como un edificio saludable. Por otro lado, los rojos captan la atención del receptor, por lo que en tareas de concentración son los más indicados.
  • Los techos. Según estudios científicos la altura de los techos también influye en la concentración y actividades de las personas. Así, los techos altos son adecuados para las tareas más creativas, mientras que los bajos favorecen un trabajo de carácter más rutinario.
  • Zonas verdes. Una de las más importantes, junto con la luz natural. El contacto del ser humano con las zonas verdes ayuda a abrir la mente, aumenta la concentración y favorece la calma. Las vistas al exterior de los edificios mejoran el estado de ánimo de los que ocupan dichos lugares.
  • Ergonomía. La ergonomía no es más que la interacción del ser humano con el ambiente que le rodea, dando prioridad a la comodidad y la calidad de vida. Es importante que en ambientes de trabajo en los que las sillas, las mesas y los objetos estén diseñados para reducir el impacto en el cuerpo de las personas.
  • Materiales. Existen una variedad de materiales que contienen diferentes colores y texturas, al igual que muchos de ellos son amigables con el ambiente natural y estos tienden a ser más apreciados por el ser humano.

¿El diseño con Neuroarquitectura es más caro?

Expertos en Neuroarquitectura, aseguran que no tiene ningún coste extra en el presupuesto de la obra. La inversión puede ser la misma, pero la concepción y funcionalidad de los espacios varía. Además, cualquier incremento en la obra por la creación de un espacio confortable sería amortizado por los resultados que puede generar.

Por ejemplo, en el diseño de oficinas para una empresa se puede lograr que el rendimiento de los trabajadores aumente de forma exponencial, mejorando sus habilidades cognitivas, capacidad de concentración y disminución de los niveles de estrés y ansiedad.

Una necesidad de la Sociedad

La Neuroarquitectura no ha surgido por casualidad, es más que una demanda, es una necesidad para la sociedad en estos tiempos en los que vivimos. Los espacios necesitan evolucionar, ya no se necesitan solo espacios limpios, funcionales, y bonitos, sino lugares que evoquen calma, relajación, tranquilidad, felicidad, calidad entre otras cosas.

Estudios recientes, realizados en distintas personas, han demostrado la influencia que tiene la calidad del espacio en el estado de ánimo de las personas. Por ejemplo, se ha demostrado que las ciudades que cuentan con pocas áreas verdes y espacios de recreación, inciden en los estados de ánimo de la población y se presenta un aumento en los casos de ansiedad, depresión y esquizofrenia.

Por otro lado, parte de esto también lo pudimos ver con la irrupción de la pandemia causada por el virus COVID 19 y el confinamiento que impuso la misma. Este confinamiento ha evidenciado la vinculación que hay entre los espacios que habitan las personas y el bienestar.

Por ejemplo, una cosa son las casas perfectas para vivir cuando se pasa la mayoría de tiempo fuera, pero que no reúnen la calidad suficiente cuando hay que pasar mucho tiempo en su interior. Se han observado trabajadores que no lograron rendir igual por no tener óptimas condiciones para desarrollar un teletrabajo, o espacios que tuvieron que ser creados para aislar enfermos con dicho virus que generaban tristeza y desolación. Estos y muchos otros ejemplos fueron precedentes para que se prestara mucha más atención a la importancia del diseño de edificios y de su entorno.

La Neuroarquitectura es una innovación poderosa que puede optimizar las viviendas que se construyen, las oficinas, las escuelas, colegios y universidades, los centros de salud, los hospitales, las salas de espera, los espacios de ocio, en realidad, cualquier tipo de espacio, adaptándose a cada necesidad y situación.

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¿A quién no le gustaría que sus hijos estudiaran en una escuela con espacios que favorezcan el aprendizaje o qué algún familiar se encuontrara en un centro de salud con un entorno que le proporcione paz y tranquilidad?

Es hora de hacer una arquitectura amigable con el cerebro.

Las Herramientas ya están en nuestras manos

Ya se cuenta con los estudios de los estímulos de lo que le gusta al cerebro, estímulos que pueden generar en el ser humano la liberación de sustancias químicas o neurotransmisores que generen placer. Así también, se conocen esos elementos de la arquitectura que pueden influir de igual manera en las experiencias del ser humano.

Sin duda, los arquitectos tienen más herramientas para crear edificios que trabajen para el ser humano, que estimulen nuestra capacidad de concentración cuando necesitamos trabajar, que nos guíen naturalmente hacia donde tenemos que ir, o que favorezcan el descanso. Nos encontramos en ese momento óptimo para encarar la posibilidad de replantear el diálogo entre nuestra mente y el espacio físico en donde transitamos.

Lo beneficioso que sería que estas herramientas llegaran a manos de los gobiernos de los diferentes países y existiera un código de diseño para las escuelas, colegios y universidades públicas, hospitales, áreas de recreación, paradas de buses y viviendas. De esa manera, todos estos lugares serían construídos con un propósito que fuera más allá de una simple inversión, de una ocupación de espacio, ya que tendrían la misión de generar bienestar a las comunidades. Sin duda se contaría con una población más sana y feliz.

Nuevas herramientantas: adiós al papel y el lápiz

Ahora seguramente también te estás preguntando, ¿y todo ésto cómo se comprueba? ¿Qué pautas habrá para saber que elementos funcionan y cuáles no? Para ello, recae la ayuda sobre distintas herramientas biométricas como lo son: el electrocardiograma, electroencefalograma, GSR, Eye Tracking entre otros. Con los cuales se permite comprobar el efecto psicológico y neurofisiológico de un determinado espacio.

De igual manera, ciertamente, una aliada imprescindible para poder recrear ambientes y condiciones dentro de un mismo espacio es la realidad virtual. Sin duda dicha tecnológica es una gran herramienta para desarrollar espacios que sean experimentados previamente por las personas y poder definir si hay una conexión, si gusta, si conforta.

No hay que olvidar que gracias a las neuronas espejo no hace falta estar en los sitios para que nuestro cerebro se active de la misma manera. Solo observando una imagen de un espacio simulado se crea el miso efecto tal como si estuviéramos en el sitio real. ¡Qué maravilla no!

Arquitectura saludable en el día a día

¡Definitivamente, necesitamos edificios más útiles para el bienestar! No cabe duda, que el futuro necesita la consolidación de esta gran unión entre la neurociencia y la arquitectura.

De seguir logrando el desarrollo de esta gran disciplina, en unos cuantos años, se podrían estar diseñando y construyendo edificios que faciliten ciertas funciones cognitivas, edificios que favorezcan la recuperación de la salud, espacios que fortalezcan el aprendizaje, concentración, creatividad y viviendas capaces de aportar salud, bienestar y mayor calidad de vida a las personas.

Sin duda es la Neuroarquitectura capaz de generarnos mayor bienestar.

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