Quizás quieras ir a más catas de vino después de leer a este neurocientífico
Shepherd confirma que existe una “tremenda gama de sistemas sensoriales, motores y del cerebro central involucrados en una cata de vinos”.
Una combinación compleja de coordinación muscular contribuye al movimiento físico en sí, seguido rápidamente por la estimulación de múltiples áreas cerebrales que se activan entre una y otra, conforme tu cerebro procesa lo que está recibiendo.
“A diferencia de un problema de matemáticas, que requiere una cantidad limitada de actividad cerebral, la evaluación del vino involucra múltiples sistemas sensoriales, como ver, oler y degustar”, informa Decanter.
Shepherd continúa argumentando que, de manera similar a los mecanismos de nuestro sentido visual, nuestros cerebros crean el sabor del vino. Explicó a NPR:
“La analogía que uno puede usar es el color. Los objetos que vemos no tienen color: la luz los golpea y rebota. Es cuando la luz golpea nuestros ojos que activa sistemas en el cerebro que crean color para esas diferentes longitudes de onda. De manera similar, las moléculas en el vino no tienen sabor ni sabor, pero cuando estimulan nuestros cerebros, el cerebro crea el sabor de la misma manera que crea el color».
Así que los amantes de la música clásica y los genios matemáticos deben estar atentos: los amantes del vino están a punto de ganarles la partida.
Y la próxima vez que estés disfrutando de una copa de vino, ¡tómate un momento para apreciar lo que sucede en tu cerebro y maravíllate con sus habilidades!