Neuromarketing: Por qué recordar malas cosas indicaría que tu memoria funciona bien

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Un científico cognitivo explica cómo trabaja la memoria dentro de sus capacidades limitadas y qué papel juegan los errores.

Cuando me preguntaron el otro día acerca de una panadería cerca de mi casa, respondí que recientemente había comido sus deliciosas galletas con chips de chocolate. Mi esposa me corrigió, señalando que las galletas que comí eran en realidad de avena con pasas.

¿Por qué cometí este error de memoria? ¿Es un signo temprano de demencia inminente? ¿Debería llamar a mi médico?


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¿O es bueno olvidar los detalles de un postre, dado que la vida cotidiana está llena de una enorme cantidad de detalles, demasiados para que un cerebro humano finito los recuerde con precisión?

Soy un científico cognitivo y he estado estudiando la percepción y la cognición humanas durante más de 30 años. Mis colegas y yo desarrollamos nuevas formas teóricas y experimentales de explorar este tipo de error.

¿Son estos errores de memoria algo malo, como resultado de un procesamiento mental defectuoso? O, contrariamente a la intuición, ¿podrían ser algo bueno, un efecto secundario deseable de un sistema cognitivo con capacidad limitada que funciona de manera eficiente?

Nos inclinamos hacia lo último: que los errores de memoria en realidad pueden indicar una forma en que el sistema cognitivo humano es «óptimo» o «racional».

¿Son las personas racionales?

Durante décadas, los científicos cognitivos han pensado en si la cognición humana es estrictamente racional. A partir de la década de 1960, los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky llevaron a cabo una investigación pionera sobre este tema. Llegaron a la conclusión de que las personas suelen utilizar estrategias mentales «rápidas y sucias», también conocidas como heurísticas.

Por ejemplo, cuando se les pregunta si el idioma inglés tiene más palabras que comienzan con la letra «k» o con «k» como tercera letra, la mayoría de las personas dice que hay más palabras que comienzan con «k».

Kahneman y Tversky argumentaron que las personas llegan a esta conclusión pensando rápidamente en palabras que comienzan con «k» y con «k» en la tercera posición, y notando que pueden pensar en más palabras con esa «k» inicial. Kahneman y Tversky se refirieron a esta estrategia como la «heurística de disponibilidad»: lo que viene a la mente con más facilidad influye en su conclusión.

Aunque la heurística suele dar buenos resultados, a veces no. Por lo tanto, Kahneman y Tversky argumentaron que no, la cognición humana no es óptima. De hecho, el idioma inglés tiene muchas más palabras con «k» en la tercera posición que palabras que comienzan con «k».

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