En la charla “La importancia de escribir a mano en tiempos de la virtualidad”, del programa #SaludUNALContigo, la terapeuta Duarte explicó que el contacto con el lápiz, su forma, o el tipo de tinta, crea un funcionamiento cognitivo diferente, permite coordinar el código, sincronizar movimientos y respetar límites, como márgenes y renglones. Esto transmite información al hipotálamo y al hipocampo, que generan las estrategias que se usan incluso en las relaciones interpersonales. Además, al plasmar las ideas en papel se crean interconexiones neuronales, se trabajan la emoción y la motricidad en conjunto.
“Un estudio argentino de 2018 muestra que en niños entre 7 y 9 años existe una mayor dificultad para actividades como abotonarse, amarrarse los cordones o usar tijeras, igual que en algunos adultos jóvenes, y esto se podría relacionar con un mayor uso de pantallas en edades más tempranas”, expuso la terapeuta Duarte.
Agrega que “entre los 3 y 7 años, cuando se desarrolla el patrón de escritura a mano, se recomiendan juegos en los que se estimule lo sensorial, lo cognitivo lo perceptual y lo emocional; aunque las pantallas dan agilidad en lo perceptual, se disminuye la coordinación ojo-mano y la memoria de corto plazo”.
Patrones de la praxis manual
Cuando se trabaja en la coordinación para movimientos pequeños, precisos y delicados hay cuatro patrones: alcanzar, agarrar, sostener y manipular con la presión necesaria con movimientos calibrados. El primer agarre que experimentan los niños hasta alrededor de los 3 años de edad es tomar el lápiz apoyado en toda la palma de la mano; luego mejora y sobre los 4 a 7 años toma el lápiz apoyado entre los dedos pulgares, índice y corazón. Un mal agarre suele ser motivo para que a alguien no le guste escribir o se canse fácilmente.
La técnica que recomienda la profesora Duarte es sostener un objeto pequeño, como un botón, usando los dedos meñique y anular contra la palma de la mano, y con los tres libres agarrar al tiempo el lápiz y escribir así, lo que disocia el movimiento y da la técnica adecuada.
Más razones para escribir
“Escribir ejercita la memoria en un 64 %, se crea una conexión entre lo emocional y lo mental, mejora la creatividad, potencia la motricidad fina y el movimiento disociado, desarrolla la percepción visual, el manejo de límites y la organización mental y temporal” señala la docente.
Además se gana atención visual, se puede concentrar más tiempo en una tarea, estimula el racionamiento y la capacidad de comprensión de la información, y por otra parte escribir tranquiliza en momentos de estrés, tristeza, preocupación y ansiedad, ya que materializar los problemas en el papel ayuda a equilibrarse.