Neuromarketing: Así podrás combatir la niebla mental y mejorar tu memoria

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El coronavirus SARS-CoV-2 sigue pasando factura. Más de un año después de que el virus se expandiera por el mundo, miles de personas siguen contagiándose cada día. Hay más de 174 millones de casos confirmados y casi 4 millones de fallecidos, según las cifras oficiales, aunque los expertos apuntan a que las estadísticas reales son mucho mayores.

Muchas de esas personas se recuperaron del covid-19, pero arrastran efectos secundarios que pueden durar días, semanas o incluso meses. Y entre los más graves se encuentra el conocido como ‘niebla mental‘, un problema que genera olvidos, dificultad para concentrarse, confusión o cansancio al tratar de pensar o plantearse una determinada situación.


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Las personas que sufren esta niebla mental tienen problemas tanto en el plano personal como profesional. De hecho, la doctora Uma Naidoo, del Hospital General de Massachusetts, reconoce a Today que «es muy molesto porque lo que la gente está descubriendo es que no pueden seguir el ritmo«. Y alerta de que esos problemas de niebla mental son, ahora, «mucho más generalizados».

Dieta para ayudar al cerebro

La buena noticia es que no está todo perdido y que lo que comemos puede ayudar a mejorar la salud mental de cualquier persona… pero también a empeorarla. Por ejemplo: la comida rápida provoca inflamación y eso puede afectar a lo que una persona siente o piensa ya que hay una conexión entre el intestino y el cerebro.

Por eso, la doctora Uma Naidoo aconseja que «las personas con síntomas prolongados de covid-19 que tienen confusión mental deben ajustar su dieta y nutrición para ver si pueden ayudar potencialmente. Definitivamente hay esperanza… hay que preparar un plan, dar esos pasos de manera lenta y constante, y convertirlo en parte de su estilo de vida todos los días para comer ingredientes mejores y saludables».

Para conseguirlo, ofrece algunos consejos de comidas que pueden ayudarnos a mejorar la memoria y a solucionar este problema de niebla mental. El primero es consumir alimentos ricos en luteolina: estos flavonoides están presentes en las alcachofas, los pimientos, la menta fresca o el perejil, entre muchos otros alimentos. Es antioxidante, antiinflamatorio y ayuda a reducir la confusión mental.

Uma Naidoo ha escrito un libro llamado ‘Este es tu cerebro en la comida’ y ahí recomienda llevar una dieta antiinflamatoria. Es decir, comer a diario frutas, verduras y alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 como los frutos secos, el salmón o el aceite de oliva. La doctora señala que «la inflamación es la base de muchas afecciones de salud mental y ahí es donde la comida también se vuelve importante».

Comida para la memoria

Otro buen consejo para el cerebro es consumir alimentos ricos en vitamina C y ácido fólico. Esa vitamina aparece en grandes cantidades en frutas como el kiwi o la naranja, pero también en los pimientos rojos. Por otra parte, las verduras de hoja verde como las espinacas o las coles son ricas en ácido fólico y es una buena idea para añadir a nuestra dieta.

Lo mismo sucede con otros alimentos como el café y el té verde. Muchos estudios han demostrado sus beneficios para el organismo y, de hecho, se recomiendan ampliamente en las dietas para adelgazar. Pero, además, su consumo moderado puede ser muy útil a la hora de evitar la confusión mental por sus propiedades antioxidantes.

La doctora Naidoo no pide que se coma uno de estos alimentos cada día, sino que lo ideal es mezclar varios de ellos en las comidas. Por ejemplo: un menú en el que tomemos un salmón a la plancha con verduras de guarnición y una ensalada puede ser perfecto para despejar la niebla mental. Si, además, le añadimos un poco de limón y un kiwi de postre, tendremos un plato ideal.

Naidoo resume que hay que pensar en este problema de salud mental como un plan integral que hay que poner en práctica todos los días. Y si nos lo saltamos una vez, no pasa nada: se corrige para el día siguiente y se vuelve a la senda correcta. La doctora asegura que el plazo medio para notar la mejoría se sitúa entre dos semanas y un mes después de comenzar el proceso. Tiempo al tiempo.

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