Esto sucede en tu cerebro cuando vas a un concierto

Muchas personas en un concierto nocturno

Asistir a un concierto hoy en día para conocer a nuestro artista o grupo musical favorito es un evento muy especial, el cual nos genera muchas emociones y felicidad durante toda la noche.

La pandemia por Covid-19 pausó los espectáculos masivos durante año y medio, al menos como la conocíamos antes de la misma, y esto ha impactado en el valor de las entradas y en las ganas de los fanáticos de asistir a un concierto.


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Nuestro cerebro crea «felicidad» en los conciertos

De acuerdo con Concepción Moral, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que asistir a un concierto, o a un evento masivo, nos genera una sensación de comunidad, elimina tensiones, calma desde un punto de vista social y también las emociones contradictorias.

Asimismo, dentro de nuestro cerebro se llega a generar dopamina y serotonina, dos hormonas que son las responsables de la felicidad.

Diversos estudios han señalado que practicar la música enriquece al ser humano, y cuando la compartimos, es mucho más fácil ser empático con lo que otras personas sienten.

Asistir a conciertos aumenta nuestra esperanza de vida

Otro estudio que apoya la teoría de que un concierto es beneficioso para nuestra salud es el de Patrick Fagan, experto en ciencia del comportamiento de la Goldsmith University, quien concluyó que un evento masivo tiene efectos de bienestar personal más potentes que el yoga y aumenta la esperanza de vida en varios años.

«La investigación académica adicional vincula directamente los altos niveles de bienestar con un aumento de la vida útil de nueve años, que apunta a un vínculo directo entre asistir a conciertos y la longevidad», destaca el estudio.

Asimismo, en sus conclusiones se asegura que ir de concierto cada dos semanas puede aumentar hasta nueve años la esperanza de vida de un amante de la música en vivo, debido a las buenas sensaciones que genera la experiencia colectiva y artística.

Para llegar a estas conclusiones se realizaron pruebas psicométricas y de frecuencia cardíaca mientras los sujetos realizaban diferentes actividades.

Al ver música en vivo, los sentimientos de autoestima y el hecho de estar cerca de los demás mejoraron en un 25 por ciento, mientras que la estimulación mental fue la más afectada con una mejora del 75 por ciento.

«Combinando todos nuestros hallazgos con la investigación del O2, llegamos a la prescripción de un concierto cada quince días podría allanar el camino para tener casi una década más de vida», sentencia Fagan.

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