Esto sucede en tu cerebro cuando te enamoras

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Todos conocemos a alguien (o lo hemos vivido en nuestra propia piel) que se ha enamorado y ha cambiado o, al menos, su vida parece que haya cambiado. Más allá de los factores estrictamente psicológicos, hay motivos fisiológicos (principalmente en el cerebro) que nos hacen cambiar nuestra forma de pensar y de actuar, y nuestras capacidades.

Empezáis a actuar igual

Según explica al The New York Times la neurocientífica Stephanie Ortigue, directora del Laboratorio de Dinámicas Cerebrales de la Universidad de Chicago, sentimos euforia a causa de la subida de dopamina e incluso nos podemos poner a veces rojos por culpa de la adrenalina. «Nuestros cuerpos -continúa la científica- se sienten cómodos y empezamos a imitarnos. Eso se debe a la activación de las neuronas espejo, una red de células cerebrales qué se activan cuando te mueves y tienes una fuerte estimulación con él».


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Pierdes la noción del tiempo

Además, cuando nos enamoramos, nos sentimos muy bien porque nuestro cerebro deja ir unos neurotransmisores que mejoran nuestro estado de ánimo. «Cuando encontramos el amor es como si tuviéramos fuegos artificiales biológicos», compara la experta. El ritmo cardíaco crece y los niveles de oxitocina (conocida popularmente como la hormona del amor) crecen. También perdemos la noción del tiempo y los niveles altos de adrenalina, nos dilatan los capilares de las mejillas, que es lo que nos hace enrojecer.

También sube la conocida y querida serotonina, una hormona clave para regular el hambre que tenemos y que reduce los pensamientos ansiosos. Por eso, cuando estamos más enamorados que los protagonistas de una película mala de domingo por la tarde, podemos comer de forma irregular y nos preocupan en exceso los pequeños detalles, como un WhatsApp borde o un buenas noches poco romántico sin el típico «no, va, cuelga tú».

De repente: a tope de creatividad

Más adelante, se empiezan a activar áreas cerebrales que desencadenan emociones básicas y, lo más interesante, funciones cognitivas más complejas. «Eso puede reducir o suprimir el dolor, hacernos más compasivos, mejorar la memoria e incluso la creatividad. Sería como un superpoder que tiene el nuestro cerebro», concluye la profesora.

La experta va un paso más allá y asegura que el amor es una necesidad biológica como el agua, el ejercicio o el comer. «Mis investigaciones me han convencido que una vida amorosa saludable -eso puede incluir pareja, familia o amigos de verdad- es tan esencial para el bienestar personal como, por ejemplo, una buena dieta».

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