El neuromarketing, ética y neurociencia: ¿Cuál es el límite?. Según publica el portal escoeuniversitas.com El Neuromarketing y la Neurociencia no están exentos del debate sobre la ética. Cada vez que la ciencia estudia al ser humano surge el tema de la ética. ¿Qué estudiar? ¿Hasta dónde llegar? ¿Cuál es el límite?
No son preguntas fáciles de responder. Enseguida aparecen los prejuicios, los miedos, las creencias, los mitos y hasta las teorías conspiratorias.
Esto es común a casi todas las ciencias, sin embargo, aquellas que trabajan tratando de entender al ser humano son aún más sensibles a este tema. En la misma medicina, nos preguntamos permanentemente hasta donde llegar: ¿eutanasia si o no? ¿Aborto si o no? ¿Cuidados paliativos hasta dónde? ¿Manipulación genética para qué y hasta dónde? ¿Inteligencia Artificial con qué fines? Y muchas preguntas más.
Con la psicología ocurre otro tanto, ¿el psicólogo/psiquiatra puede manipularte? ¿Hasta dónde puede llegar?…
Invitar a un restaurante especial a tu pareja, tratar de reunirte con tus amigos, proponer un proyecto o una idea…Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que todos y cada uno de nosotros estamos permanentemente tratando de influir sobre los demás. La mayoría de las veces de manera no consciente, intuitiva y sin emplear «técnicas» especiales.
Un aspecto interesante, relacionado con el cerebro, la neurociencia y la ética, pero que va por otro camino, es el de la “Neuroética”. Esta disciplina intenta explicar los comportamientos éticos a través de los mecanismos neuronales. Algo así como la neurociencia de la ética.
En la neurociencia
En el caso de la neurociencia estamos hablando, nada más y nada menos, que de la posibilidad de desentrañar cómo funciona el centro que comanda nuestras decisiones: el cerebro. La idea sin duda es muy atractiva no solo para los científicos honestos sino también para los inescrupulosos, ya que entender los mecanismos del cerebro puede llevar a la tentación de manipularlo ¡Imaginemos poder dominar la mente de las personas a nuestro antojo!
¿Es posible llegar a este punto de manipular las mentes ajenas? Quién sabe. Depende mucho del horizonte temporal. ¿Quién se atreve a pronosticar lo que ocurrirá dentro de, supongamos 5.000 años? ¿Quién puede aventurarse a decir cómo seremos, mental y hasta físicamente? ¿Parte máquinas y parte humanos? ¿Las máquinas tendrán consciencia?
Por lo pronto, y hasta donde hemos llegado hoy, estamos bastante lejos de poder dominar las mentes. Sí, hemos aprendido, en todo caso, a influir más sobre ellas, acercándonos a las necesidades profundas. Tal el caso del neuromarketing.
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Pero no perdamos la perspectiva que de hecho, ya mucho antes de que existiera la neurociencia evolucionada de hoy, hemos tratado siempre, desde tiempos inmemoriales, de entender el cómo y el por qué de nuestros comportamientos. Por ejemplo, la psicología no solo hace desde un punto de vista clínico, sino aportando conocimientos al marketing. Hoy la neuropsicología y el neuromarketing avanzan hacia un conocimiento aún más profundo.
¿Un botón mágico?
Se escucha mucho hablar de tocar el «botón» del cerebro del consumidor para dirigir sus decisiones.
Es evidente que todavía nadie tiene ningún “botón” mágico a su disposición para que nos comportemos todos al unísono de una misma manera. Si fuera así, solo habría un producto en el mercado, una solo idea política, una sola forma de vivir la vida… Nuestras mentes son muy complejas y los comportamientos tienen que ver, principalmente, con la historia de vida particular de cada uno de nosotros.
Como decíamos al principio, la cuestión ética surge en todos los ámbitos de la vida en los que la innata curiosidad del ser humano trata de profundizar. El martillo fue un gran invento, puede servir, por ejemplo, para sujetar entre sí dos trozos de madera, pero también para matar.
En neuromarketing, en la neurociencia y en muchas disciplinas y ciencias más siempre habrá cuestiones de ética por medio. Solo el tiempo dirá cuál es el camino que muchas ciencias del comportamiento humano transiten e incluso el que la humanidad misma en su conjunto tome.
