Así influye la música en nuestro cerebro

mujer escuchando música - neuromarketing

¿Por qué es tan maravillosa?

La música activa la misma zona cerebral que la comida y el sexo. No es de extrañar que ya sólo por eso nos haga felices ¿no crees?

Ya lo dije la semana pasada, siempre me ha gustado definir la música como un canalizador de emociones que nos ayuda a transitar por la tristeza pero también a motivarnos en la alegría, a gestionar la ira, a relajarnos en la ansiedad, pero nunca había entendido porqué consigue generar ese efecto tan maravilloso en nuestro estado de ánimo, y hoy traigo un poquito de luz al tema. Vamos a hablar sobre la relación entre la música, las emociones y las neurociencias.


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¿Por qué hay canciones que nos hacen sentir profundamente tristes y otras nos llenan de euforia?

No me cansaré de repetirlo, que nuestro oídos escuchan, pero es el cerebro quien interpreta esa información. Entonces, Stefan Koelsch, profesor de psicología de la música explica que esto es debido a que las señales acústicas que nuestros oídos recogen y envían al cerebro se codifican en fracciones de segundo. Por ello, el cerebro involucra a las emociones para que consigan transformar el sonido en algo comprensible.

Pero es que la música va dos notas más allá, ya que da igual la cultura y si entendemos o no la letra de la canción, somos capaces de deducir si una pieza suena alegre, triste, enfadada… debido a las tonalidades utilizadas (en música triste se emplean acordes menores, tempo más lento…).

Entonces, si estoy triste y pongo una canción triste ¿estaré más triste aún?

Realmente no, porque la música lo que hace es ayudarnos a equilibrar las emociones.

¿Y cómo hace eso?

En general provoca una liberación de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor, implicado en la motivación, el placer y el deseo y por tanto en conductas como el sueño, la alimentación, el sexo, el estado de ánimo, el aprendizaje, las conductas motoras…

Desde luego no todas las canciones provocan la misma cantidad de esta hormona, no es lo mismo escuchar nuestra canción favorita que una canción que no nos guste.

Entonces, cuando estamos tristes y ponemos una canción lenta, que es la música que solemos escuchar cuando estamos tristes, se liberará menos dopamina, pero la justa para hacernos sentir mejor. El cerebro es listo, te pedirá lo que necesite escuchar para liberar la cantidad que necesite.

Además, esta liberación de dopamina se produce en el momento álgido de la canción, pero segundos antes, nuestro cerebro se anticipa y activa una zona llamada núcleo accumbens, coloquialmente conocida como el área de las adicciones (una de las principales áreas que permite que la voluntad, que aquello que queremos hacer, se traduzca en acción, permitiendo llevar a cabo conductas de búsqueda de placer). Por ese motivo hay personas adictas a la música (melómanos), porque esta sensación es tan buena y les genera tal estado de bienestar, que necesitan repetirla día a día. Vamos, diríamos que es una de las adicciones más sanas, no?

¿Esto tiene algo que ver con que me acuerde de la letra de una canción que hace años que no escucho pero no consiga recordar la lista de la compra?

Eso es ¡Bendita dopamina si pudiésemos controlarla! ¿verdad? Y es que la memoria también es una función cerebral que se ve incluida en parte por la dopamina

¿Cómo ocurre esto?

Se encarga de regular la duración de la información (los recuerdos). Cuando aprendemos algo que nos gusta, la dopamina activa el hipocampo para retener esa información. Si la información no nos gusta, el hipocampo no se activará y el recuerdo no se almacenará en nuestra memoria.

El hipocampo está situado en el sistema límbico y permite que la información pase a la memoria a largo plazo vinculando este tipo de contenidos a valores positivos o negativos dependiendo de si los recuerdos de esas experiencias son placenteras o dolorosas. Por eso dicen que los músicos tienen también mejor memoria.

Realmente podemos decir que de alguna manera la música cura, ¿no? Se utiliza en diferentes situaciones para hacer terapia, la musicoterapia

Pero es que lo fantástico de la música, no es sólo que nos haga pasar momentos memorables, si no que ayuda a la gente a vivir su día a día de una manera más sencilla. La musicoterapia se practica con gente con depresión, estrés post traumático, gente que ha sufrido abusos, para ayudar a expresar sentimientos, potenciar la memoria, personas con alzheimer…

Esto es debido a que sin ser conscientes, asociamos los sonidos que apreciamos, por sutiles que puedan ser, con las emociones. Esta asociación sonido-emoción hace que entendamos las situaciones en las que estamos, permitiéndonos reaccionar acorde al contexto.

La música activa las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y la empatía. Son las zonas donde están las neuronas espejo, que actúan reflejando las acciones e intenciones de los otros como si fueran propias. Eso nos permite compartir sentimientos. Incluso los niños con autismo son propensos a componer música porque les resulta más fácil comunicarse.

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