Así actúa nuestro cerebro a la hora de tomar decisiones

Mujeres en interior de tienda viendo carteras de tela

A lo largo de nuestras vidas, todas las personas tomamos infinidad de decisiones. Pueden ser decisiones sencillas, como qué vamos a comer ese día o a qué supermercado vamos, o decisiones más difíciles, o que implican grandes cambios, como aceptar el trabajo en una nueva ciudad, decidir tener un hijo o adoptar un animal.

La toma de decisiones moldea nuestro conocimiento y nuestras percepciones del mundo que nos rodea. De este modo, una decisión, ya sea simple o compleja, es algo familiar, porque en la mayoría de ocasione sabemos qué esperar, y, en caso de que sea algo nuevo, sabemos que el resultado puede ser desconocido para nosotros


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Pero, ¿cómo se produce este mecanismo? Es decir, ¿qué sucede dentro de nuestro cerebro cuando tomamos una decisión u otra?

¿Cómo actúa nuestro cerebro frente a una decisión fácil o una compleja?

Jeremy Hogeveen, profesor asistente en el Departamento de Psicología de la Universidad de Nuevo México, ha analizado la actividad que se produce en el cerebro cuando a los primates y a los humanos se les presenta la opción de elegir entre una opción que maximiza la información (explorar) y una que prioriza una recompensa conocida (explotar), según se ha publicado en nuevo artículo de la revista Neuron.

El estudio, que cuenta con el apoyo de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón (OHSU), involucró la observación de datos de modelado de macacos rhesus y datos de observación de humanos utilizando tecnología de resonancia magnética funcional (fMRI).

«Esperábamos determinar los cálculos cerebrales que ayudan a motivar las decisiones de exploración y explotación», asegura Hogeveen, quien explica que, por cálculos cerebrales, se refiere a los cálculos que realiza el cerebro a través de un complejo sistema de neuronas, que se comunican como circuitos en la placa base de una computadora.

Las nuevas elecciones provocan incertidumbre

Antes de realizar la investigación, el equipo se preguntó: “A la hora de tomar una decisión, ¿los circuitos cerebrales valoran una recompensa inmediata y conocida, o prefieren activar la motivación para investigar algo nuevo?”.

De este modo, utilizando modelos informáticos de procesos de toma de decisiones de exploración-explotación a través de pruebas simuladas, establecieron que, tanto para los humanos adultos como para los macacos rhesus, “la estimación de los beneficios futuros motiva la elección de probar las nuevas opciones”.

Según explican, el modelo multidisciplinario, conocido como modelo proceso de decisión de Markov parcialmente observable (POMDP), puede evaluar numerosos procesos de toma de decisiones situacionales del mundo real.

Una vez recopilaron datos de macacos y humanos, llevaron a cabo un análisis mientras todos realizaban tareas de toma de decisiones. A los sujetos se les presentaron tres opciones, con oportunidades limitadas para aprender el valor de cada opción y un reemplazo aleatorio de una de las opciones a lo largo del tiempo. En este caso, la incertidumbre siempre acompañó a la nueva elección porque no se podía predecir el valor de su recompensa, y la única forma de aprender sobre la elección era explorarla.

Tal y como explica Hogeveen, se produjo “una codificación distinta de diferentes señales de valor en regiones del cerebro que están muy evolucionadas en primates como la corteza prefrontal lateral, que se activaron más durante la exploración que durante la explotación».

De este modo, las áreas más nuevas del cerebro, como es la corteza prefrontal lateral, se activaron más cuando se tomó una decisión desconocida, mientras que los sistemas cerebrales más antiguos, como la amígdala y la corteza orbitofrontal, mostraron una mayor activación al sopesar el valor de las exploraciones frente a la explotación.

Por tanto, estos datos sugieren que tanto los circuitos más nuevos como los más antiguos en el cerebro trabajaron juntos durante el proceso de toma de decisiones, en lugar de uno contra el otro, que era lo que creían los expertos.

En definitiva, Hogeveen concluye que “la toma de decisiones de exploración y explotación se ve afectada en los trastornos cerebrales”, lo que puede ser un auténtico desafío para “muchos pacientes con trastornos psiquiátricos, neurológicos o del neurodesarrollo”.

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