Starkey cumple su primer cuarto de siglo

marca China, Realme

Días antes de la celebración del primer cuarto de siglo de la apertura de la planta de Starkey en la ciudad de Matamoros, Juan Villarreal, director de la instalación, muestra con orgullo las actividades milimétricas de las mujeres que trabajan en Starkey, una combinación prácticamente de artesanía y tecnología reconocida a nivel mundial y que actualmente se traduce en la producción de 12 mil dispositivos semanales que en su gran mayoría se envían a Estados Unidos, aunque la compañía que nació en 1967, atiende a otros 18 países desde su planta en Matamoros, Tamaulipas, la que se suma a las que opera en Manchester, Reino Unido; y Suzhou, en China. “En muchas ocasiones superamos a nuestros colegas de la planta de China”, dice sonriente Villarreal.

La planta emplea a cerca de mil 500 empleados, 80% son mujeres jóvenes que saben de la importancia de sus actividades y su contribución a los problemas auditivos, porque no sólo ensamblan dispositivos estándar, sino además aparatos a la medida, los que despuntaron de manera significativa durante la pandemia, y la reparación de dispositivos.


Banner_frasco-suscripcion-800x250

De película

Esta combinación de actividades no es casualidad. Y es que la historia de William Austin, o Bill como prefiere que le llamen, es digna de un guión de Hollywood. En sus años mozos su sueño era convertirse en médico misionero para salvar muchas vidas; y para financiar sus estudios trabajaba algunas horas en la tienda de aparatos auditivos propiedad de su tío y comenzó no sólo a conocer los dispositivos sino a fabricar y perfeccionar piezas para solucionar el grave problema de un paciente que había sido rechazado por otros especialistas. La tenacidad, casi transformada en necedad, y la mejora que logró para su paciente, motivó el cambio de ruta de su plan de vida, y se dedicó entonces a reparar audífonos y mejorarlos extendiendo rápidamente su fama por todo Estados Unidos, bajo su propio lema: “Que el mundo pueda oir”. Además revolucionó la industria con condiciones que hoy en día parecieran hasta obvias. Un periodo de hasta tres meses de prueba de los dispositivos; garantía completa y no sólo para defectos de fabricación; y seguro contra extravío o daño del aparato.

La gran compra

En 1970, y con un éxito no sólo médico sino empresarial, compró la empresa Starkey que era su proveedor de moldes para oídos, con lo que fortaleció significativamente su capacidad productiva, sin abandonar sus propias actividades de reparación que siguen siendo su pasión. De hecho el taller de reparaciones original de Bill Austin se mantiene dentro de las instalaciones centrales de Starkey, celosamente resguardado del resto de los empleados.

Pero otro acontecimiento que atrajo todos los reflectores a Starkey, que es la única empresa privada del sector, llegó en 1980 cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, reconoció públicamente el uso y satisfacción de los aparatos de Starkey, lo que disparó todavía más las ventas. Y a la lista de pacientes celebres se sumaron después George Bush, padre e hijo; Bill Clinton, Nelson Mandela e incluso Elton John.

Oídos sordos

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cerca de mil 500 millones de personas en todo el mundo experimentan alguna disminución de su capacidad auditiva a lo largo de su vida, y por lo menos 430 millones requerirán atención médica. Y es que omitir las deficiencias auditivas tiene consecuencias no sólo en la calidad de vida sino en la economía. El World Report On Hearing, calcula que el costo global de la pérdida de audición sumaría 980 mil millones de dólares al año.

Lo más lamentable es que aunque muchas de las causas de la pérdida auditiva se pueden prevenir anticipadamente, no existe una conciencia adecuada de la salud auditiva que no sólo está ligada al avance de la edad sino a otros factores de riesgo como la exposición a ruidos y sustancias químicas, y algunas enfermedades que por falta de atención minan la capacidad de audición. La OMS estima, por ejemplo, que más de mil millones de jóvenes padecerían una pérdida auditiva permanente, a menudo sin saberlo, al escuchar música a gran volumen durante periodo prolongados de tiempo.

México, sin escuchar

Pero en México a la desatención de los problemas auditivos se suma la ausencia de una política pública de salud que apoye a las personas que requieren dispositivos como sucede en otras economías similares, como Brasil, lamenta Edvard Philipson, vicepresidente de Starkey para Latinoamérica.

El ejecutivo estima que sólo uno de cada 10 pacientes se atiende, y la falta de información sobre el tema además provoca que recurran a soluciones equivocadas como amplificadores que no son dispositivos médicos y además carecen de regulación u otro tipo de remedios que incluso agravan la situación. Pero además se padece de profesionales o técnicos audioprotesistas que atiendan los casos, aunque el verdadero reto es ampliar la conciencia y el mercado mediante el trabajo conjunto de la industria y la academia. De manera particular Starkey, que detenta cerca de 40% del mercado local, busca, y trabaja, en posicionar el cuidado de la audición como parte de la batería de estudios de rutina de la población con descuentos en estudios auditivos y en algunos casos hasta gratuitos, y además de diversos convenios y programas de responsabilidad social.

Los oídos del mañana

Una de las principales caracteristicas de Starkey es la innovación tecnologica y no sólo en el tamaño de los dispositivos sino en la incorporación continúa de nuevas funciones y soluciones sin desviarse del objetivo central que es la salud auditiva.

El ejemplo más reciente provino justo de la pandemia. Y es que el uso de cubre bocas limita el volumen y entendimiento de la voz, y la solución fue el desarrollo de Mask Mode, en los dispositivos para facilitar la interacción. Pero la lista de innovaciones es muy basta. En 2014, Starkey presentó Halo, el primer audífono Made for iPhone; en 2018 lanzó Livio AI, el primer audífono con inteligencia artificial, que además brinda medición de la actividad física y cognitiva, traducción de idiomas, detector de caídas, y ese mismo año Livio AI mejoró con Livio Edge AI, con un algoritmo que permite a los usuarios entender conversaciones en ambientes muy ruidosos, y una aplicación que permite a los familiares y cuidadores estar al pendiente del uso del audífono a distancia, y en 2019, la revista Time reconoció a Livio AI como uno de los 100 mejores inventos del año.

¿Y cuál es el futuro de la tecnología auditiva en el mundo? Se le cuestionó a Edvard Philipson, vicepresidente de Starkey para Latinoamérica, y comentó que más aplicaciones de inteligencia artificial y sensores será lo que determine el avance, pero siempre conservando el objetivo que es escuchar mejor.

Banner_azules
Reciba las últimas noticias de la industria en su casilla:

Suscribirse ✉