Neuromarketing:¿Dos neuronas son suficientes para tomar decisiones?

Neuromarketing

El cuerpo humano es una maquina maravillosa, perfeccionada a través de miles de años de evolución.

Dentro de sus delicados mecanismos se encuentra el cerebro, su componente más complejo. Este órgano de kilo y medio es origen de la inteligencia, intérprete de los sentidos, iniciador del movimiento corporal y controlador de la conducta.


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Protegido dentro del cráneo y bañado por un fluido aislante, el cerebro es la fuente de todas las cualidades que definen nuestra humanidad.

El número de neuronas que componen un cerebro varía mucho de una especie a otra: en un cerebro humano se estima que hay 86 billones de neuronas, un pequeño gusano tiene solo 302 neuronas y la mosca de la fruta tiene alrededor de 100.000 neuronas, suficiente para presentar un gran número de comportamientos complejos.

Muchas propiedades de las neuronas, desde las sustancias que usan para comunicarse hasta la manera de armar conexiones entre ellas, son las mismas en todas las especies.

Hasta los «cerebros» más pequeños , formados por grupos de pocas neuronas, son capaces de tomar decisiones en búsqueda de la supervivencia del animal.

Esta toma de decisiones es considerada un proceso cognitivo complejo que resulta en la selección de una acción entre varias posibles, por ejemplo armar un refugio o salir a buscar una pareja.

Durante la toma de decisiones, por ejemplo para iniciar o no la búsqueda de comida, los animales deben integrar información sobre su entorno (¿el lugar es peligroso?, ¿hay alimento cerca?) y su estado interno (¿tengo hambre?, ¿estoy cansado?) para optimizar el gasto de energía.

Para tratar de entender los mecanismos que regulan estas tomas de decisiones un grupo de científicos estudiaron la actividad cerebral de unos caracoles de agua dulce y descubrieron que un circuito que consta de solo… ¡dos neuronas! es suficiente para que al caracol pueda tomar decisiones.

Descubrieron que una de las neuronas le permite al «cerebro» del caracol saber si hay alimento disponible (se activa cuando hay olor al alimento en el ambiente) y la otra neurona transmite señales que le dicen al cerebro del caracol cuál es su estado motivacional (si tiene hambre o no).

Si se activan las dos, o sea hay alimento y el caracol tiene hambre, el animal comienza el comportamiento de búsqueda de alimento, si no, no.

Este inesperado descubrimiento podría ayudar, en el futuro, a diseñar «cerebros» de robots que utilicen la menor cantidad posible de componentes para realizar tareas complejas.

Lo que sucede en nuestro cerebro cuando tomamos decisiones complejas aún está en investigación, aunque parece que, a veces, basta con solo un par de neuronas…

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