EEUU prepara modernización de marco antimonopolio frente a gigantes tecnológicos

Mano sosteniendo celular con publicidad de redes sociales

El año en curso puede marcar un punto de inflexión en cómo las grandes compañías tecnológicas operan para mantener y ampliar su hegemonía en EEUU. El Departamento de Justicia (DOJ) y la Comisión Federal de Comercio (FTC), los dos grandes actores administrativos en la lucha contra las conductas monopolísticas, acordaron hace algunos días impulsar una modernización del entramada en el que se mueven para adaptarlo a la nueva realidad. Eso implica, entre otras cosas, avanzar más allá de la perspectiva de la subida de precios como principal perjuicio evidente para consumidores que ha guiado durante décadas la supervisión de adquisiciones de otras empresas.

En los últimos tiempos han aflorado críticas e incluso demandas sobre la distorsión que ha supuesto para el mercado que la entonces Facebook pudiera comprar Instagram y WhatsApp, incluso Oculus, o la entonces Google pudiera hacerse con DoubleClick y YouTube. Se trata de operaciones cruciales para entender el predominio de cada una de esas compañías sobre los segmentos en los que esos movimientos les permitieron entrar o consolidarse. Y de hecho 2021 terminó con más adquisiciones anunciadas por parte de Microsoft, Amazon y Alphabet que cualquier año de la década anterior, según datos de Dealogic.

La nueva doctrina legal sobre la que DOJ y FTC quieren evolucionar implica precisamente cuestionar cómo se decide si una operación que involucra a uno de esos gigantes puede ser nociva para la competencia o no. El objetivo es introducir baremos sobre aspectos como la agregación de datos, la interoperabilidad, la autopreferencia y otras cuestiones que la Unión Europea también está sopesando de cara a su futura directiva de Mercados Digitales.


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En muchos de esos casos el usuario no adquiere un producto o contrata un servicio a cambio de dinero, lo hace mediante información que le convierte en un activo útil comercialmente. De ahí que el marco con el que en su momento se quebraron monopolios del petróleo, el acero o las telecomunicaciones resulte poco ajustado, al no percibir ese usuario un encarecimiento de lo que disfruta tras un movimiento que cambie la naturaleza de la empresa que lo proporciona.

Este impulso de actualización viene de la mano de dos figuras clave: Lina Khan y Jonathan Kanter. La primera accedió al cargo de presidenta de FTC tras haberse labrado una reputación como crítica de las prácticas de los grandes actores tecnológicos para asentar su hegemonía, especialmente en el caso de Amazon; y el segundo ocupa el puesto de jefe de la división antimonopolio de DOJ después de haber ejercido como abogado en causas antimonopolio contra Google.

Ambos se plantean conjuntamente la tarea de modernizar un entramado legal que supera los 100 años de antigüedad y que se sustancia en tres grandes estatutos: la ley Sherman de 1890, la ley Clayton de 1914 y la ley de la Comisión Federal de Comercio de 1914. La sección 7 de la segunda de ellas es quizás el apartado más relevante sobre el que DOJ y FTC tendrán que incidir, ya que es la que fija en qué condiciones se pueden restringir fusiones y adquisiciones de empresas por entenderse que pueden ocasionar perjuicios a los consumidores al reducir la competencia. Ambos organismos quieren recabar comentarios y sugerencias de profesionales conocedores del ecosistema actual para definir los aspectos problemáticos de la actual legislación e introducir ideas para enmendarla.

Además este esfuerzo coincide en el tiempo con dos propuestas de ley muy importantes cuya aprobación está en manos del Senado y cuya tramitación llegó a hacer que los consejeros delegados de los principales gigantes tecnológicos se involucraran personalmente en hacer lobby contra ellas. Se trata de las leyes de Elección Online e Innovación Americana y Mercados Abiertos para Aplicaciones, que están enfocadas sobre todo en Apple y Google por sus dinámicas de autopreferencia frente a terceros. Ambas empresas están en el punto de mira de los reguladores por sus prácticas en sus tiendas de aplicaciones o el impacto de sus decisiones relativas a incrementar la privacidad de sus usuarios. Ya en octubre de 2020 un subcomité del Senado concluyó que Facebook, Amazon, Alphabet y Apple operaban en régimen de monopolio en distintos ámbitos.

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