Así se vive una clase en el metaverso

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Es un día soleado en el metaverso. Las banderas de distintos países ondean en el campus de la universidad y como ya acabaron las clases, las cosas se sienten tranquilas. Camino despacio observando el mundo que me rodea y a lo lejos llama mi atención un enorme faro. Quiero ir a explorarlo, pero espero frente al Visitor Center, pues es ahí en donde quedé de ver a mis guías el día de hoy. Estoy aquí para conocer cómo funciona el TEC Virtual Campus, un entorno digital concebido por el TEC de Monterrey para impartir clases en el metaverso y aunque suene difícil de imaginar ya hay un profesor que lo ha aprovechado para uno de sus cursos. Un par de días antes de esta visita al campus virtual tuve la oportunidad de platicar con él.

Arquitecto y pionero en el metaverso

Su nombre es Antonio Luis Juárez Negrete, es profesor en el Departamento de Arquitectura del Campus Querétaro en el TEC de Monterrey y quizás el primero en todo el mundo en impartir una clase en el metaverso. Lo hizo durante un curso de invierno en enero de este año y cuando le pregunto en torno a sus motivaciones, me explica: «El curso era en línea, todavía quedaban los remanentes de la pandemia y ninguno de mis alumnos estaba en Querétaro (debido a una modalidad de clases llamada Campus Nacional, en donde el profesor imparte vía Zoom clases a alumnos de diversos campus). Yo había tomado algunos cursos sobre el TEC Virtual Campus y me puse en contacto con la persona que me los dio para ver si había la posibilidad de llevar la clase al metaverso… me propusieron hacer un piloto para ver qué tal resultaba».


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Antonio me cuenta que comenzó el curso vía Zoom, del mismo modo en que lo había hecho los semestres anteriores debido al encierro provocado por la pandemia. En esa modalidad se le dificultaba revisar los trabajos de sus alumnos en AUTOCAD (un programa muy utilizado por los arquitectos), pues no había manera de acercarse a sus pantallas de modo individual para darles retroalimentación. Un día, todavía al inicio del curso, les comentó a sus alumnos que se trasladarían al TEC Virtual para ver cómo funcionaba la clase.

Kevin Olivares Godoy, uno de los estudiantes que llevó la materia de Representación Formal del Espacio, me explica: «El profesor nos dijo que había la posibilidad de trasladarnos al TEC Virtual Campus, en donde haces tu avatar y se parece al metaverso de Facebook. Cuando entramos no teníamos ni idea de cómo funcionaba. Muchos llegamos tarde porque no sabíamos cómo usarlo, pero ya estando dentro te distraes de la monotonía de las clases en Zoom, en donde todos los compañeros tienen la cámara apagada, nadie habla y más bien el profesor da un monólogo. Aunque en el metaverso las caras no son reales, ves cómo se mueven los avatares y sabes que hay alguien ahí.»

Pese que al principio hubo un proceso de adaptación, tanto el profesor como los alumnos rápidamente aprendieron los comandos para moverse en el metaverso y empezaron a aprovechar un entorno mucho más enriquecedor que el de una videoconferencia.

Antonio explica: «En el metaverso utilizas un salón virtual que está equipado con todo lo que necesitas. Hay escritorios con PC virtuales y cada alumno puede sentarse en uno de ellos. Igual que en un salón real, cuentas con una pantalla que está al frente; ahí es en donde daba la parte teórica».

Cuando entras al TEC Virtual Campus puedes andar libremente, pero en muchas de las paredes hay pantallas en las que se reproducen videos o presentaciones. Las puedes ver a la distancia con tu avatar en un primer plano y la pantalla detrás, o seleccionar la modalidad de pantalla completa para verla como si fuera una presentación que se reproduce directamente en tu computadora. Kevin me comenta: «Como Avatar cuentas con funcionalidades tipo videojuego, te puedes alejar y ver la pantalla pequeña, pero si le das clic, puedes vivirla en primera persona. Además, el profesor tiene un láser que te ayuda a ir siguiendo las presentaciones.»

Le pregunto a ambos en torno a las reglas y códigos estando en un salón de clase virtual. En el mundo físico al llegar al aula, sabemos de memoria cómo debemos comportarnos, ¿cambian las reglas en un entorno digital? Antonio contesta: «La verdad es que todos siempre estuvieron sentados frente a su computadora escuchando lo que les decía y al mismo tiempo, en esas computadoras virtuales, ellos me mostraban los avances que hacían de sus instalaciones. Habilitaba los espacios para que únicamente escucharan las personas que estuvieran dentro de un círculo y de esa manera, yo podía interactuar con los alumnos como si estuviera en el salón de clases real. Todos agarraron en buen sentido el que estábamos en un salón de clases y así se comportaron, la verdad no tuve ningún problema con ninguno de ellos».

Metaverso, educación, forma y fondo

Mis guías para vivir de cerca la experiencia del metaverso son Irving Hidrogo Montemayor, Director de Innovación con Tecnologías Emergentes y Úrsula Saldívar Dávila, Líder de Proyectos de Innovación con Tecnología Educativa. Hoy ellos me darán un tour guiado por el TEC Virtual Campus y me explicarán cómo es que el TEC de Monterrey lo concibió. Me encuentro con ellos afuera del Visitor Center y platicamos mientras recorremos el metaverso.

Úrsula me muestra cada una de las instalaciones del Campus: hay auditorios, aulas de clases, salas de juntas y espacios para distraerse como la cancha de futbol o la bahía con lanchitas para pasar el rato a la que, según me cuentan, los alumnos suelen ir después de clases. Me enseña las funcionalidades básicas para mover a mi personaje e interactuar con los diversos objetos del mundo digital que me recuerdan a los comandos de muchos videojuegos.

Así se vive una clase en el metaverso: hablan los creadores del TEC Virtual Campus

Algo que me parece fascinante es el audio y el modo en que cambia de volumen según la distancia a la que te encuentres de quien está hablando. Además, me lleva a una sala de exposiciones con mesas rodeadas por círculos y me explica que son para conversaciones privadas y que solo quienes estén dentro del perímetro del círculo podrán escuchar lo que ahí se dice.

Luego me guía por una sala llena de stands en donde tiene lugar las expos virtuales o ferias de empleo con las mismas empresas que habitualmente visitan al campus físicamente para establecer relaciones con los alumnos que están por graduarse. Me explica que en los auditorios los avatares pueden sentarse para escuchar la presentación de un ponente o para ver la proyección de cortometrajes de los alumnos que estudian cine o animación digital.

«Pese a lo impactante que resulta tomar o impartir una clase en el metaverso, el énfasis debe de estar en que las tecnología aporte valor y sumen a la misión que el Instituto tiene de formar profesionales que cuenten con las competencias necesarias para resolver los problemas que el mundo de hoy plantea.»

Al preguntarles en torno a los factores que motivaron la llegada y creación del TEC Virtual Campus, Irving me explica: «Hay dos intersecciones que se están dando justamente en este 2022. Por un lado, es el desarrollo tecnológico que no permite la utilización de entornos digitales en los que ahora sí podemos tener la representación humana de la persona en un avatar digital. En nuestro campus virtual existen una serie de espacios para generar experiencias académicas que no se limitan a la cuadrícula de una videoconferencia, sino que es posible realizar actividades de aprendizaje activo como si se encontrara uno en la presencialidad y tener la capacidad de moverse e interactuar. Pero además del desarrollo tecnológico está el confinamiento derivado de la pandemia. Empezamos a trabajar mucho a la distancia y estos mundos digitales en los que podemos sentirnos como si realmente nos encontráramos y tener una sensación de libertad, presencialidad y humanismo. De hecho, esa es una de las razones por la cual el proyecto nace en el contexto de la pandemia.»

Después de haber recorrido el campus entero, mis guías me llevan a lo alto del Faro que tanto llamó mi atención. Ahí un estudiante nos toma una fotografía de recuerdo y que sirve para ilustrar este artículo. Al preguntarles sobre el futuro del proyecto y si el TEC de Monterrey piensa seguir impulsándolo pese a que la mayoría de las clases han vuelto a la presencialidad, Irving me explica que la idea es seguirlo evolucionando: «Este tipo de espacios virtuales y simulaciones digitales nos permiten brindar oportunidades de educación de calidad, vívidas, que tengan la parte experiencial, no solo la parte teórica y que por eso tengan un valor en el mercado laboral. Podemos encontrar la forma de hacer uso de manera positiva de este tipo de ambientes y no se diga en cuestiones laborales».

Tanto Ursula, como Irving, Kevin y el profesor Antonio enfatizan un tema importante durante las conversaciones que tengo con ellos. Pese a lo impactante que resulta tomar o impartir una clase en el metaverso, el énfasis debe de estar en que las tecnología aporte valor y sumen a la misión que el Instituto tiene de formar profesionales que cuenten con las competencias necesarias para resolver los problemas que el mundo de hoy plantea.

Dicho de otro modo, el metaverso es forma: una manera novedosa para que los alumnos se acerquen a los contenidos. La clave sigue estando en esos contenidos que son el fondo, lo que el alumno se lleva al cursar una materia en un salón físico, en un aula virtual, en el metaverso o en los espacios que la tecnología del futuro nos vaya a permitir crear.

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