Industria de los cruceros avanza, a pesar de ómicron

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Entre todas las actividades económicas afectadas por la pandemia, hay una que comenzó a recuperarse después de todas las demás: los cruceros. Debido a su naturaleza de hotel flotante, que reúne a cientos de personas en un espacio reducido durante largos itinerarios, este sector se mantuvo varado por más de un año en México.

Antes del Covid-19, representaban un mercado de casi nueve millones de turistas, de los que 51% tenía como destino Cozumel, seguido por Mahahual, en Quintana Roo, y Ensenada y Cabo San Lucas, en Baja California y Baja California Sur, respectivamente. La contingencia sanitaria redujo esta cifra en más de 6.6 millones de pasajeros tras 14 meses con los puertos cerrados a los barcos de pasajeros, entre abril de 2020 y junio de 2021. El país se quedó con un 26% del mercado que tenía en 2019, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo. El inicio de la recuperación llegó en junio, con la reactivación de los arribos de Royal Caribbean a Cozumel y Mahahual.


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A partir de entonces, otros puertos, como Progreso, Puerto Vallarta y Mazatlán, comenzaron poco a poco a recibir buques. La gran esperanza es la temporada alta, que abarca de diciembre a marzo. “Este es un mercado que tiene un público muy leal”, explica Darío Flota, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo. “A la gente le gusta viajar, lo hace de una a dos veces al año. Creo que el segmento va a tardar un poco en recuperarse, pero ya está teniendo movimiento”.

Incluso hay empresas nuevas que han elegido México como destino de sus embarcaciones, como el crucero Scarlet Lady, de la compañía Virgin Voyages, que hizo su primer arribo a Cozumel en octubre; y la embarcación Navigator of the Seas, de Royal Caribbean, que llegó a Cabo San Lucas.

El optimismo con el que el sector cerraba 2021 se ha opacado ligeramente con la llegada de la variante ómicron. Royal Caribbean reconoció la última semana de diciembre que afrontaba una caída en las reservas y un aumento en las cancelaciones a medida que se propagan los casos de Covid-19 en Estados Unidos. Pero, aun con ello, el operador de cruceros dijo que el descenso no era tan severo como la crisis experimentada durante la ola causada por la variante delta a inicios del año pasado.

La compañía dijo que si bien los viajes para la segunda mitad de 2022 continúan reservándose dentro de rangos históricos, los factores de reservas en la primera mitad de 2022 permanecen por debajo.

Menores capacidades

La reactivación cada vez abarca más puertos, pero la capacidad de los barcos sigue limitada por las regulaciones de los países, por lo que hay menos cruceristas por cada embarcación.

Cozumel, por ejemplo, recibió en el periodo de enero a septiembre de 2019 un promedio de 3,382 pasajeros por embarcación, mientras que en el mismo periodo de 2021, la cifra bajó a 1,740 pasajeros, un 49% menos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Marina. A nivel nacional, el promedio de cruceristas por embarcación disminuyó 42%.

En Estados Unidos, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) requiere que el 95% del personal y los pasajeros estén vacunados. También hay que dejar cabinas para aislar a posibles contagiados. “Los barcos están llegando con una capacidad limitada todavía, de un 50 a 60% en número de pasajeros”, refiere Flota.

A ello se suman otras limitaciones de carácter local. En Cabo San Lucas, por ejemplo, los cruceristas tienen que bajar en lancha como parte de una medida para no dañar el entorno.

Pese a todo, “la reactivación ha sido muy interesante”, indica Rodrigo Esponda, director del Fideicomiso de Turismo de Los Cabos. “Se tenían 48 cruceros desde septiembre a final de año. No es un número tan amplio como en 2019, cuando tuvimos más de 400 arribos, pero hay que considerar el elemento puntual que representa el Covid-19, con un protocolo específico con el que se tiene que asegurar que todos los pasajeros están revisados”.

El gasto resiste, pero…

El segmento de cruceristas es conocido por ser uno de los que más gasta en sus viajes. En México, este tipo de turista dejaba un promedio de 68 dólares por visita en 2018, de acuerdo con los más recientes datos del Inegi. Este gasto se ha mantenido en el país, con un leve incremento hasta los 70 dólares por crucerista en septiembre.

Esta tendencia se mantendrá a medida que las condiciones de los viajes a nivel mundial mejoren con mayor apertura, siempre que los puertos trabajen para ofrecer seguridad. “Habrá que ver la certidumbre que puedan dar la naviera y el destino. A partir de ello, el crucerista podría bajar menos en el destino, lo que impactará en sus ingresos”, dice Roberto Montalvo, académico de la Universidad Iberoamericana.

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