‘Reyes’ latinos del lujo controlan el barrio de Salamanca

Las promociones de grandes grupos latinos han convertido al distrito en el epicentro residencial de millonarios mexicanos y venezolanos.

Según publica elespañol.com Hay un puñado de calles en el barrio de Salamanca por las que pasean cada día multimillonarios mexicanos y venezolanos. Hacen vida en la calle Lagasca, en Goya o en el cruce con Alcalá. Les gusta vivir en el barrio por sus edificios históricos y las vistas al norte del Parque del Retiro. Pero también por el «anonimato» y la «seguridad» que sienten en Madrid.

Que Salamanca se esté convirtiendo en el epicentro de los capitales latinos más acaudalados se debe, en buena parte, a promotores como los Capriles, el Grupo Impar o los mexicanos de Terralpa o Abilia, de la magnate María Asunción Aramburuzabala. Ellos abrieron -y siguen abriendo- las puertas del lujo de Salamanca a sus compatriotas.


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Este lugar lleva más de un siglo siendo el núcleo residencial de la burguesía madrileña. Le debe su nombre al terrateniente José María de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca, uno de los grandes propulsores del barrio en el siglo XIX. Hoy, la renta bruta media de sus vecinos se acerca a los 100.000 euros, el metro cuadrado cuesta 6.633 euros -según los últimos datos de Idealista- y las calles de Serrano y Ortega y Gasset representan la famosa milla de oro de las marcas de moda en la capital.
Antes de profundizar en este fenómeno del capital latino en Madrid, tres apuntes básicos. El primero: la llegada de grandes patrimonios latinoamericanos a Madrid ha dependido siempre de la situación política y económica de sus países de origen. El segundo: fueron las promotoras venezolanas las que abrieron el camino hace una década y comenzaron a atraer a la clientela latina más pudiente. Y el tercero: desde hace unos años, las principales operaciones del residencial ‘prémium’ las lidera el capital mexicano.

El éxodo venezolano ante el chavismo

Es cierto que el desembarco inmobiliario de los Capriles en Madrid en 2013 marcó un antes y un después en el centro de la ciudad. Sin embargo, los primeros venezolanos acaudalados llegaron una década antes. Pertenecían a «clases medias o altas», eran «hijos y nietos» de españoles y se marcharon de su país al poco tiempo de que Hugo Chávez llegara al poder, explica William Cárdenas, uno de los abogados de la diáspora venezolana.

Cárdenas vive en Madrid. Preside la Plataforma Democrática de Venezolanos en España y lleva dos décadas ayudando a los compatriotas que han emigrado del país durante el régimen chavista. Cifra en unos 7 millones el número de venezolanos que ha salido del país en los últimos 20 años hacia el extranjero. «El 20% salió en los diez primeros años, pero el 80% ha salido en los últimos diez», asegura.

El éxodo venezolano -señala el abogado- ha fluctuado según los acontecimientos socio-económicos y la represión ejercida por el régimen. Con Chávez se dieron picos migratorios. Pero la crisis alimentaria que ha sufrido el país en los últimos años ha disparado las salidas de venezolanos de toda clase social. En Madrid capital son la primera nacionalidad extranjera, seguida de la colombiana y la rumana.

De los casi 52.000 venezolanos empadronados en la capital, 2.193 residen en el distrito de Salamanca; 594 en Goya y 250 en Recoletos. En estos barrios solo los italianos les superan en cantidad. En tercer lugar están los ciudadanos franceses y en cuarto, los mexicanos.

Esta oleada migratoria ha diversificado el perfil del venezolano que reside en la capital. Muchos, según Cárdenas, se dedican al sector textil y al comercio. Otros son ingenieros. Pero también hay trabajadores más humildes, riders, camareros y empleadas del hogar. El abogado no se moja con el perfil de las clases altas que se asientan cómodamente en la capital. Además de clases medias y de las fortunas tradicionales, la prensa ha vinculado también a los boliburgueses -ricos surgidos al calor del chavismo- con Madrid.

Fortunas de hasta 100 millones

Las fortunas que se han asentado en la ‘zona prime’ del barrio de Salamanca suelen ser grandes empresarios en sus países de origen o matrimonios de mediana edad. Carlos de Almedia, director comercial de Obra Nueva en España de CBRE, los describe como millonarios que no vienen a Madrid a trabajar, sino a residir por temporadas. «No buscan asentarse de manera permanente», detalla. Eligen la capital de España fundamentalmente por el idioma, pero también por su gastronomía, su cultura y el impulso que ha dado la oferta del lujo en los últimos años, según este experto.

Otra fuente próxima a las fortunas latinas da un dibujo más preciso sobre los ricos mexicanos que se pasean por las calles de Salamanca: «Los patrimonios que yo me he encontrado son de entre 50 y 100 millones de euros (…) Son ricos, gente que vive de gestionar sus patrimonios. No trabajan y tienen sus empresas en el extranjero». Asegura que la mayoría son de mediana edad, de «50 años para arriba», pero que suelen venir sin hijos. Sus patrimonios proceden de los holdings familiares que tienen en otros países.

Estos millonarios -añade la misma fuente- valoran la seguridad de Madrid, su tranquilidad, el «anonimato» y su fiscalidad. Además de venezolanos y mexicanos, por las calles más exclusivas del barrio también se codean, en menor medida, colombianos, peruanos y algún chileno. En estas calles, explica, es habitual cruzarte con gente que no habla el español «con acento castellano».

Los grandes responsables del asentamiento de fortunas latinas en Madrid tienen nombres y apellidos. Según Ofelia Núñez Buj, directora de Inversión Residencial de CBRE, hay cinco firmas latinas cuya actividad ha destacado sobre la del resto: los venezolanos Capriles y el Grupo Impar (también venezolano), que dominaron primero; y las compañías de capital mexicano TerralpaBe Grand y Abilia. «Lanzan comercializaciones, pero el 80% [de las viviendas] ya llega prevendido a clientes suyos que traen de sus países de origen», explica.

Los primos Capriles, pioneros

Cuenta Axel Capriles en una entrevista para El País que su apellido espanta a los compradores boliburgueses y que la mayoría de sus clientes son españoles. Este promotor venezolano montó Gran Roque Capital junto a su primo Miguel Ángel. Arrancaron en 2013 y, desde entonces, la firma se ha convertido en una de las grandes comercializadoras de vivienda ‘prémium’ de Madrid. Ambos son parientes lejanos de Henrique Capriles, uno de los principales opositores venezolanos de Hugo Chávez.

Axel vio en la capital española un ‘nicho’ residencial en plena crisis inmobiliaria, cuando el ladrillo español estaba atemorizado. Le salió bien. «Madrid se ha convertido en la gran capital de América Latina. Es una ciudad que atrae a gente de Londres y Nueva York», manifestó recientemente en una entrevista en El Confidencial. El balance de Gran Roque desde su desembarco en la ciudad es el de una decena de promociones comercializadas y más de 100 viviendas vendidas. En Salamanca destacan dos proyectos: Lagasca 38 y Alcalá 84.

En los últimos tiempos, los primos están yendo por caminos distintos. Siguen mano a mano en Gran Roque, pero cada uno tiene su fijación particular. Axel y su hijo crearon Orinoquia Real State para centrarse en el coliving, mientras que Miguel Ángel preside Agartha, enfocada en el coworking. «Creemos que el mercado de lujo tiene porvenir pero, efectivamente, lo hemos aparcado temporalmente porque la oferta de edificios ha llegado a precios que hacen muy difícil la colocación del producto en los actuales momentos», comentó Axel en esta última entrevista.

Impar, otra de las pioneras, está dirigida por el ingeniero venezolano Roberto Perri Aristeguieta. Cuenta ya con varios proyectos acabados en el centro de la ciudad: en Gran Vía, la calle Fuencarral, López de Hoyos y, por supuesto, en Salamanca. Es suya la promoción de Núñez de Balboa 86, Castelló 82 y Don Ramón de la Cruz 26.

El auge mexicano

Últimamente, los grupos respaldados por capital mexicano han estado más activos en el barrio de Salamanca. Y no solo en la promoción residencial: a finales de 2018, el grupo mexicano RLH Propierties compró el hotel Villa Magna.

Una de las grandes firmas, Terralpa, está detrás de la promoción de Marqués de Salamanca 11, que, según CBRE, sentó un «hito» por sus «calidades espectaculares» y por conseguir «niveles de precio récord» en la venta. El fondo está capitaneado por el español Ramón Hermosilla Gómez-Cuétara y está apoyado por capital español y mexicano.

María Asunción Aramburuzabala es el nombre que está detrás de los pisos de lujo del número 11 de la calle Claudio Coello. Su desembarco quedó entre inversores latinoamericanos. Aramburuzabala, una de las mayores fortunas de México, compró el edificio a unos venezolanos y en un tiempo récord logró vender casi todos los inmuebles del bloque.

El origen de la fortuna de esta magnate se debe a que su abuelo, un empresario nacido en Guipúzcoa, fue uno de los fundadores de la Cervecería Modelo, según Infobae. Su nieta fue una de las herederas de la compañía. En 2013, AB InBev compró Modelo por 20.000 millones de dólares. La «empresaria más conocida de México», según Forbes, ha sido desde 1996 la consejera de administración del emporio familiar Tresalia Capital, el vehículo inversor que está detrás de Abilia.

Uno de los aterrizajes más recientes ha sido el de Be Grand, una de las promotoras más potentes de México. La firma ha elegido el barrio de Salamanca, en Madrid, y Málaga, para comenzar su expansión por España.

Pisos de más de 250 m2

La joya de la corona del lujo residencial es todo aquel inmueble con vistas al Parque del Retiro. Pero en general, los clientes latinos buscan viviendas de «más de 250 metros cuadrados, con terrazas y en edificios emblemáticos, tanto en el barrio de Salamanca como en Chamberí… Da igual que la vivienda necesite alguna reforma», precisa Carlos de Almeida.

Una de las razones que explica el encarecimiento del Barrio de Salamanca es, precisamente, la escasez de suelo para obra nueva. Muchos de sus edificios son históricos, muy antiguos y están protegidos. Por ello, varios de los proyectos que se han llevado a cabo en los últimos años han implicado la rehabilitación de los edificios para los que se aprobaban licencias. «Es la falta de producto lo que les invita a explorar otras ubicaciones, pero el Barrio de Salamanca es donde quieren estar», aclara Ofelia Nuñez Buj.

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