Hemper apuesta por la moda regenerativa como alternativa a una industria textil contaminante

  • Este nuevo concepto de moda, que elabora las prendas a partir de recursos naturales, con procesos no contaminantes y desde la justicia social, es capaz de generar una tendencia positiva y revertir el impacto negativo de la industria textil, la segunda más contaminante del planeta.
  • Así se ha puesto de manifiesto en una mesa redonda con expertas en innovación social y moda sostenible y regenerativa, organizada por la marca Hemper y la comunidad Círculo Unlimited, con motivo del Día Mundial de la Moda Sostenible que se celebra mañana.

La moda regenerativa, que introduce materiales no contaminantes y nuevos procesos de diseño y producción, es capaz de generar un impacto positivo en la sociedad y revertir la contaminación provocada por la industria textil: la segunda más contaminante del planeta, causante de un 10% de las emisiones de CO2 y del 20% de las aguas contaminadas.

Esta es una de las principales conclusiones que se han desprendido de la mesa redonda celebrada hoy para reflexionar sobre el impacto de la moda fast-fashion y el renacer de la moda sostenible y regenerativa. Un encuentro realizado de la mano de Hemper, la marca de moda regenerativa centrada en el desarrollo de productos con fibras y tintes naturales, y el Círculo Unlimited, comunidad de apoyo a una nueva economía centrada en al ser humano y al planeta. Todo ello, en el espacio Hemper, ubicado en la calle madrileña Lopez de Vega, 26, con motivo del Día Mundial de la Moda Sostenible Fashion Revolution Day, que se celebra mañana, y en el marco del Día Mundial de la Tierra que se conmemora hoy.


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En el encuentro han intervenido la CEO de Hemper, Gloria Gubianas; la responsable de Innovación y Sostenibilidad en la marca de moda sostenible ECOALF, Carol Blázquez; la experta en estrategias ASG (criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo), asesora y formadora de Sostenibilidad en Moda, Pilar Prior, y la instagramer Carmen Huidobro, cofounder de Climabar y María Aparicio, quien también es gerente de la marca Hemper. Por último, ha contado también con la participación de la consultora independiente en innovación social, elegida Top100 mujeres líderes en España 2018 y columnista de El País, María López Escorial, quien también ha sido la encargada de moderar el acto.

El objetivo principal de la mesa redonda ha sido visibilizar el problema de la industria de la moda y qué soluciones existen para paliarlo, según ha manifestado Gloria Gubianas. En este sentido, ha advertido de que la moda contribuye al cambio climático, siendo la causante de un 10% de las emisiones de CO2 y del 20% de las aguas contaminadas. Y ha criticado la proliferación del consumismo masivo, “insostenible a todos los niveles” y que abre todavía más la brecha social “entre las personas productoras de esa ropa y quienes la consumen”.

En esta línea, María López Escorial ha manifestado que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo y la segunda que más agua usa en el planeta, un 4% de la que necesitamos para beber.

A todo ello se añade que “solo el 2% de los trabajadores de la confección en todo el mundo ganan un salario digno, lo que conduce a los problemas sistémicos más grandes, incluida la sobreproducción y el desperdicio del consumidor. “Si esta tendencia continúa, el 95% de las áreas terrestres podrían degradarse para 2050”, ha remarcado.

Moda regenerativa, una alternativa factible

En este contexto dramático, se alza la esperanza de la moda regenerativa, “un nuevo concepto que consiste en tomar recursos de la naturaleza -de manera que ella los pueda recoger después-, como resultado de un proceso libre de químicos, capaz de generar un impacto positivo”, explica Gubianas. Y ha indicado que el cáñamo, la materia prima principal de Hemper, es una planta que “cumple a la perfección este papel, absorbiendo más CO2 que la media”.

En este sentido la moda regenerativa se diferencia de la circular, ya que está última propone reutilizar lo que ya está transformado, evitando extraer más recursos de la naturaleza. En el caso de la moda regenerativa, significa no hacer esa transformación.

Al respecto, María López Escorial ha señalado que “hemos deteriorado tanto el medio ambiente, y las desigualdades sociales son tan profundas, que no nos sirve con preservar lo que tenemos (sostenibilidad) sino que tenemos que regenerar lo destruido, y restaurarlo de forma permanente”. De este modo, no solo se trata de reciclar productos o de hacer un impacto inocuo, sino de que la moda pueda ser un agente de cambio a nivel global y social”. “La diferencia clave entre los programas regenerativos y sostenibles es ser proactivo versus reactivo”, ha concluido.

“La clave es volver a prestar atención al diseño, a los procesos de producción, al producto y a las personas que hay alrededor, más que intentar que el fast-fashion sea sostenible”, puntualiza Gubianas.

En esta línea, Pilar Prior ha alertado de las consecuencias del fast-fashion: “Los efectos sociales, la falta de transparencia, la presión mediática hacia el consumo, los residuos y los impactos medioambientales de una producción sin objetivos, más allá de vender un producto barato y caduco”.

Algunas medidas imprescindibles

“Aunque las empresas se han comprometido a reducir o neutralizar su huella de carbono, no existen todavía todas las estructuras necesarias ni la obligación de transparencia para responsabilizarlas. Además, se prevé que la fabricación de ropa derivada de combustibles fósiles crezca en los próximos 20 años, de modo que la reducción de las emisiones de carbono en la industria requeriría una revisión de toda la cadena de suministro”, ha advertido López Escorial.

De este modo, es imprescindible que las organizaciones adopten una serie de medidas para reducir el impacto social de sus operaciones: “Conocer estas operaciones, medir el impacto, y crear planes de acción”. Así lo ha explicado Carol Blazquez, quien ha afirmado que Ecoalf afronta la regeneración como algo estratégico, con el fin de convertirse en una empresa de impacto positivo.

En esta línea, María Aparicio ha indicado que “no podemos permitir que se incumplan los derechos humanos en las fábricas de Asia donde se elabora todo lo que nos ponemos en Occidente; tenemos que exigir a las marcas su cumplimiento y desechar a aquellas que no lo hagan”. Y ha emplazado a “cambiar de proveedor cuando hay abuso, no considerar ‘el menor costo’ como único criterio, reducir la velocidad y la cantidad de piezas producidas y que, cada vez que alguien vaya comprar algo, se pregunte a sí mismo dos cosas: si realmente lo necesita y si es la mejor opción medioambiental y social”.

Por su parte, Huidobro, cofounder de Climabar, ha lanzado el mensaje de que “la moda sostenible es para todo el mundo”. Y ha apuntado a que “hay una creencia de que la ropa sostenible es más cara y de que no va acorde a la moda, por parte de personas que consumen cientos de prendas al mes, que se compran ropa nueva todo el rato… eso es lo que debemos cambiar: no se trata de dar el giro de manera filantrópica sino pensar que es algo bueno para tu bolsillo, para todos y para el planeta”, ha concluido.

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