Una red interconectada
Es ahí donde entra en juego una solución como la que ofrece LUDA, ya que «se trata de una red de interconexión de farmacias en tiempo real. La mayor ventaja de la farmacia española es su capilaridad, con 22.000 boticas distribuidas por toda la geografía nacional, con profesionales muy bien cualificados y un stock en tiempo real de productos perfectamente controlados. Eso tiene un valor determinante, sobre todo ahora, cuando el consumidor se ha acostumbrado a que le traigan todo a casa. Pero si cada farmacia es una isla que no está comunicada con el resto, el engranaje no funciona, por eso LUDA propone crear una gran red nacional de farmacias perfectamente conectadas entre sí gracias a la tecnología. Y esto vale para todo, tanto para el desabastecimiento de fármacos como para la atención farmacéutica, las ventas de parafarmacia…», explicó Martín Lázaro.
Porque la tecnología tiene tantas facetas como utilidades se quieran aplicar, tal y como insistió López de Vicuña, quien hizo hincapié en que «aunar todas esas facetas es lo que se propone ahora con el Metaverso, donde el farmacéutico tendrá un papel esencial, ya que podrá dar un asesoramiento veraz y de confianza al usuario, pero de un modo interactivo y virtual».
Ventajas económicas
Ante las dificultades económicas que pasan las farmacias, el empleo de la tecnología también se presenta como una ventana de oportunidades. «Económicamente nos resulta inviable aplicar toda la digitalización que está a nuestro alcance porque cuesta mucho dinero», lamentó De Jorge. Sin embargo, Martín Lázaro le recordó que «la ventaja de la digitalización es que es muy democrática. Pero, parafraseando a Newton, si quieres ver más lejos hay que subirse a hombros de un gigante. Y en el negocio de la venta online los gigantes son los laboratorios de parafarmacia, pero ellos necesitan a la botica de proximidad y su prestigio para llegar con rapidez y con solvencia al cliente final. La unión de las 22.000 farmacias en red marcará la diferencia y convierte a esta fórmula en imbatible. No se trata de competir en precio, sino de dar el servicio que la gente pide, marcado por la agilidad, la cercanía y la confianza derivada del prestigio farmacéutico».
De hecho, tanto De Jorge García como Colino González hicieron alusión a una faceta clave en este sentido, «ya que nadie mejor que el farmacéutico para conocer su barrio y, por tanto, adaptar su venta online a las necesidades concretas que surgen en su zona y aportar esa información adicional que mejora la salud de los clientes». Y aquí la tecnología vuelve a jugar a favor del boticario, pues «el análisis de todos los datos permitirá al farmacéutico saber qué productos se demandan más, qué temporalidad tienen y, por tanto, anticiparse u ofrecer productos personalizados a sus clientes, dando un servicio de mayor calidad».
El futuro resulta prometedor, pero quedan grandes retos que afrontar, «como la mayor formación tecnológica de los farmacéuticos y apostar por la homogeneización de las herramientas empleadas que nos permitan comunicarnos de forma más eficaz con los pacientes y con los médicos y la administración», apuntó Colino González. Porque si hay algo en lo que coincidieron todos fue en que «la digitalización es imparable e irá a más. Y la farmacia tiene una posición privilegiada para sacarle el máximo partido», concluyó Martín Lázaro.