El secreto del éxito de Manolo Blahnik

Los zapatos que enamoran a Letizia y otras royals

• ¿Qué tienen los Blahnik para enamorar a tantas y tan diversas mujeres? Desde la Reina y Lady Di hasta Kate Moss y muchas otras celebrities, todas se rinden a ellos.

Según publica vanitatis.elconfidencial.com Hablar de Manolo Blahnik es hablar de maestría, creatividad, constancia y diseño con mayúsculas. Es hablar de los zapatos más codiciados, esos que se convierten, por sí mismos, en obras de arte.

Blahnik cumpió en noviembre 80 años, y lo hizo en activo, sin plantearse ni por un momento que ya lo ha hecho todo en el mundo de la moda.

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Natural de la isla de La Palma, sus primeros pasos estuvieron muy alejados del diseño de zapatos. Sus padres querían que trabajara en la ONU y comenzó a estudiar Derecho en Ginebra. Él mismo ha asegurado en varias ocasiones que su camino hacia el éxito de su calzado comenzó de manera casual, una forma con la que trata de quitarse importancia cuando lo cierto es que sin su increíble talento, la ‘casualidad’ habría tenido poco que hacer.

Manolo Blahnik, en una imagen de archivo. (EFE)

Fue a finales de los años 60 cuando trabajando como fotógrafo en Londres, viajó a Nueva York, momento en el que se produjo un encuentro con la diseñadora y experta en moda Diana Vreeland. Blahnik estaba fascinado con el mundo de la escena teatral, motivo por el que había realizado varios diseños de vestuario y calzado que tuvo oportunidad de mostrarle. Vreeland lo tuvo claro y le aconsejó que se centrara en el diseño de zapatos.

Así lo hizo y en 1971, Manolo Blahnik abrió su primera zapatería en el distrito de Chelsea, en Londres, un local que no tardó en llamar la atención de numerosas celebridades y personalidades destacadas del momento.

La fama de sus zapatos traspasó fronteras hasta tal punto que sus ‘Blahnik’ (a él no le termina de convencer el nombre de ‘Manolos’ para referirse a sus diseños) fueron los grandes protagonistas de uno de los momentos más recordados del mítico club nocturno Studio 54. En 1977, memorable fue la entrada al local de Bianca Jagger montada sobre un caballo blanco. ¿Qué zapatos llevaba puestos? Sí, eran unos Blahnik.

Bianca y Mick Jagger, en su boda de 1971. (Getty)

En la década de los 80 y los 90, diseñadores de renombre cayeron rendidos a sus pies. Complementar sus colecciones con unos zapatos Blahnik fue el deseo de muchos de ellos. Desde personalidades del mundo de la realeza como Lady Di hasta las top models más destacadas del momento formaban ya parte de su lista de selectos clientes. Unos Blahnik fueron los zapatos que Diana de Gales combinó con su mítico vestido de la venganza en 1994 el día que Carlos de Inglaterra habló de su relación con Camila Parker.

Muchos atribuyen la gran fama de Manolo Blahnik a la serie ‘Sexo en Nueva York’, una de las más famosas de finales de los años 90. La actriz Jessica Parker encarnaba en la misma a una columnista llamada Carrie, enamorada de la moda y sobre todo de los ‘Blahnik’, zapatos a los que elevaba al estatus de objeto semidivino a lo largo de todas las temporadas.

Es innegable la proyección mundial que aquel formato televisivo dio a los zapatos de Manolo Blahnik. El propio diseñador llegó a confesar que el personaje de ‘Sexo en Nueva York’ jugó un papel muy importante en su carrera. Pero los zapatos Blahnik ya gozaban de una gran fama y eran muy codiciados por muchas celebridades antes de que Carrie irrumpiera en la vida de millones de telespectadores.

Sarah Jessica Parker, en el capítulo final de ‘Sexo en Nueva York’. (Getty)

Lo que quizás logró aquella columnista fue democratizar el deseo de muchas mujeres de poseer unos Blahnik en su armario. Ese deseo había sido generado durante mucho tiempo por las clases sociales más adineradas. Pero si Carrie podía tener unos zapatos de Manolo Blahnik, cualquier mujer que la observara a través de la pantalla desde el sofá de su casa podía preguntarse: «¿Por qué yo no?». La fiebre de los ‘Blahnik’ se disparó de manera exponencial.

En 2004, la reina Letizia pronunció el ‘sí, quiero’ subida a los tacones de unos Blahnik. En 2011 fue la modelo Kate Moss quien lo hizo, y en 2017, Pippa Middleton, la hermana de Kate Middleton, por poner algunos ejemplos.

¿Qué tienen los Blahnik para enamorar a tantas y tan diversas mujeres? La elegancia combinada con la comodidad, la fuerza de lo sexy aunada a la delicadeza del tacón fino, de las joyas, de los rasos, de la magistral utilización de los colores, del detalle de sus adornos… En definitiva, poesía hecha calzado, una apuesta personal al margen de las tendencias que logra acaparar la atención, irremediablemente, frente a todo lo demás. “No recuerdo la última vez que llevé zapatos de otro. Es que ni los miro”, asegura Anna Wintour en el documental ‘Manolo. El mago de los zapatos’.

La reina Letizia, el día de su boda. (Getty)

Pasan los años y el éxito de Manolo Blahnik no deja de crecer. Su sobrina Kristina es uno de sus grandes apoyos, ejerciendo como directora ejecutiva de la empresa familiar desde 2013. El año pasado lograron record de ventas, 70 millones de euros. Blahnik acaba de ganar, además, una batalla legal para poder utilizar su nombre en China por primera vez tras 22 años de problemas con los derechos de marca y ha firmado una potente colaboración con Birkenstock para crear su primera colección juntos. “Estoy encantado de haber podido colaborar con la marca fusionando la estética de Manolo Blahnik con la comodidad diaria de Birkenstock. Ha sido simplemente maravilloso», confesaba el pasado mes de marzo.

Con todo, Blahnik sigue siendo ese arquitecto de la horma que huye de la fama y de los flashes, ese niño canario al que aún le gusta, de vez en cuando, escaparse a su tierra natal (menos desde que sus padres no viven) para sentarse a observar las plantaciones de plataneros que lo vieron crecer.

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