Alimentos subirán otro 4% y la energía 19,5% según el Banco de España

Los problemas de percepción de precios BCP

Los alimentos son, de todos los bienes y servicios que consumimos, lo que más ha subido desde antes de la pandemia. Entre 2019 y 2022 se encarecieron un 22,8%, un incremento al que hay que sumar el encarecimiento del 11% que el Banco de España prevé para este ejercicio y subidas adicionales del 4% en 2024 y del 2,4% en 2025.

Así lo recoge el Informe Trimestral de Proyecciones Macroeconómicas 2023-2025 presentado ayer por la institución, en el que señala que aunque «se observa una moderación bastante generalizada por productos desde el pico alcanzado en febrero, la inflación de los alimentos continúa en tasas elevadas» y advierte de que «la desaceleración de la inflación de los alimentos podría frenarse por el impacto de la sequía y de las temperaturas anómalas sobre la producción agrícola».


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Así, aunque el freno en las subidas es bienvenido, resulta preocupante que los alimentos vayan a seguir al alza los próximos dos años -un 4% más de incremento en 2024 y un 2,4% adicional en 2025-, subidas que además podrían ser superiores en función del clima, especialmente en productos especialmente afectados por la sequía como «los cereales, el arroz, los frutos secos, las hortalizas frescas, las frutas frescas, el aceite de oliva y el vino de uva», señala la institución que dirige Pablo Hernández de Cos.

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Se trata de muy malas noticias para los hogares con rentas bajas, ya que la alimentación representa un peso más elevado sobre su cesta de consumo y, además, seguirá al alza junto a otro producto que también se considera de primera necesidad y que también se lleva más proporción del gasto para ellos: la energía.

Después de bajar de precio un 13,9% interanual este año, los productos energéticos se encarecerán en 2024 un 19,5%, según el Banco de España, que ha actualizado al alza esa previsión desde el 12,3% que había proyectado en junio. La subida del precio del petróleo que se ha producido este verano y las cotizaciones del mercado de futuros justifican este incremento y son la razón principal que sustenta la revisión al alza de la estimación de inflación de la entidad.

Tras situarse en promedio en el 8,4% interanual, la inflación cerrará este ejercicio en una media del 3,6% -cuatro décimas de lo que preveía el supervisor en junio-, mientras que para 2024 se pronostica un nuevo incremento hasta el 4,3% (frente al 3,6% de la anterior estimación). No será hasta 2025 cuando la economía española consiga mantener la inflación por debajo del nivel saludable del 2% que marca el Banco Central Europeo, pues para ese año se pronostica un promedio del 1,8%.

«El incremento reciente de los precios del petróleo, los efectos base alcistas derivados de la caída de los precios de los carburantes y combustibles en la parte final de 2022 y la expiración en 2024 de las medidas públicas desplegadas para mitigar las consecuencias de la crisis energética darán lugar a un repunte de la inflación general hasta mediados del próximo año. No obstante, se espera una desaceleración gradual de la inflación no energética», recoge el informe. Se refieren a la prórroga hasta finales de año de la rebaja del IVA de los alimentos y de la subvención sobre el transporte público, que sesgan a la baja la inflación de 2023 pero presionan al alza la del año próximo, cuando estas medidas en principio ya no estarán en vigor.

La sequía y la guerra podrían agravar la subida

La parte positiva está en que aunque los alimentos seguirán subiendo lo harán en general a menos ritmo que hasta la fecha: «En lo que respecta a los alimentos, aunque algunos productos -como el aceite de oliva y determinadas frutas y hortalizas- han sufrido presiones inflacionistas adicionales en los últimos meses debido a la materialización de condiciones meteorológicas adversas, en su conjunto la inflación de los alimentos ha continuado desacelerándose en fechas recientes. Esta desaceleración está siendo relativamente generalizada y, en agosto, afectaba ya al 70% de las rúbricas alimenticias en el índice -en términos de su peso en la cesta de consumo-«, apuntan.

El Banco de España explica que este freno en la subida de los precios de los alimentos se explica por el descenso de los costes de algunos insumos productivos, como los fertilizantes, tras los fuertes incrementos que estos registraron durante buena parte del año pasado. «No obstante, la magnitud de esta moderación de los precios de los alimentos tenderá a verse limitada por el impacto negativo que la materialización de condiciones meteorológicas adversas podría suponer sobre la producción de determinados bienes agrícolas en algunas áreas geográficas y también, probablemente, por la retirada de Rusia de la Iniciativa sobre la Exportación de Cereales por el Mar Negro».

«En todo caso, a pesar del carácter idiosincrásico de los distintos condicionantes que están determinando el ciclo actual de los precios de los alimentos, su desaceleración reciente estaría en línea, en términos generales, con la observada históricamente tras otros episodios de encarecimiento», señalan.

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