¿Estamos ante un punto de inflexión en el ‘ecommerce’?

Teclado con mini carrito de mercado y lupa

Llaman al timbre. Un repartidor entrega una caja grande de una marca de moda. Dentro hay un par de tejanos en varias tallas y varias camisas del mismo corte, pero distinto color. El consumidor se lo prueba en la tranquilidad del hogar, al horario que le conviene y lejos de aglomeraciones y colas. Finalmente, solo una de las prendas le convence, así que días más tarde el mismo repartidor vuelve para recoger los productos a devolver. Todo ello a coste 0 por parte del consumidor. Para la marca de moda -y el medioambiente- esa es otra historia.

Hasta hace tan solo unos días esta tónica era ampliamente recurrente. La gran mayoría de las marcas retail y ecommerce daban por sentado que sus consumidores debían tener envíos y devoluciones gratis. ¿Por qué poner potenciales límites a las compras online? Los pocos que cobramos por este servicio éramos la rara excepción.


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Ahora parece que ya no estamos solos y que nos encontramos ante un punto de inflexión: Zara ha empezado a cobrar gastos de envío fijos coincidiendo con el inicio de las rebajas; Zalando, Mango, Tendam y ASOS han introducido un pedido mínimo; Uniqlo cobra una cuota en las devoluciones; H&M solo las ofrece gratuitas si formas parte de su club de fidelización…

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