Costa Rica contaría con sello para certificar productos orgánicos

Costa Rica cuenta con más de diez mil hectáreas certificadas que se dedican a la producción agrícola orgánica y exportó cerca de 22 millones de kilos de productos orgánicos a Europa en 2021, siendo azúcar, café, piña y jengibre los principales.

Ante este panorama, la administración del presidente Rodrigo Chaves estableció una “Hoja de ruta de la agricultura orgánica” con la intención de hacer crecer este sector durante los próximos cuatro años.


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Por este motivo, las autoridades nacionales esperan que el monto de ¢484 millones que se han otorgado mediante el Reconocimiento por Beneficios Ambientales Orgánicos (RBAO) se incremente, pero para ello deberá cumplir una estrategia definida hasta el 2026.

Uno de los elementos más novedosos del plan es la elaboración de un sello nacional para los productos orgánicos certificados, que forma parte del cuarto eje de trabajo de esta estrategia que es la promoción y comercialización.

Y es que según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), este sello de certificación es fundamental para contar con consumidores más informados al momento de elegir los productos que desean consumir.

“Sabemos que tenemos muchas oportunidades de mejoras, parte de ello es enseñar mucho al consumidor y que pueda distinguir qué es un producto orgánico, qué es libre de químicos, qué es natural, porque en este momento creo que los confunde, en algunos supermercados se venden productos orgánicos, pero no tienen certificación, son productos naturales, sostenibles, libres de químicos, pero en realidad la gente o el público en general no sabe reconocer qué es eso y cómo se come, asume que es orgánico, paga un precio por él, pero no estamos bien informados”, dijo Rocío Valerio, viceministra de Agricultura y Ganadería.

El eje número uno de esta hoja de ruta: “Fortalecimiento del trabajo de extensión agropecuaria hacia los productores orgánicos”, que se desarrollará entre 2022 y 2024, buscará reforzar la atención a los productores orgánicos indígenas, mediante el establecimiento de fincas demostrativas dentro de sus territorios y mejorar los incentivos que reciben por sus productos.

Dentro del fortalecimiento de la certificación participativa para la producción orgánica hacia el mercado nacional, que es el eje número dos, se plantea la actualización de la normativa y consolidar a los grupos existentes en la actualidad.

Los otros ejes planteados por la estrategia son el fomento de la producción orgánica pecuaria, la promoción y comercialización de los productos orgánicos, y finalmente, el fortalecimiento de la investigación en producción orgánica.

Dentro de este último eje, se plantean análisis químicos para evaluar los insumos utilizados en la producción orgánica, así como las pruebas de validación por cultivo.

Una de las inversiones más importantes será contar con $150 mil para la adquisición de un analizador DUMAS, que permitirá continuar con el proceso de muestreos de carbono y además, seguir con el monitoreo, reporte y verificación para certificar a los productores que forman parte de las estrategias NAMA (Acciones Nacionalmente Apropiadas de Mitigación).

Por otra parte, el gobierno plantea una serie de actualizaciones en la legislación nacional, entre ellos el reglamento sobre agricultura orgánica, con tal de alcanzar los objetivos planteados en esta hoja de ruta 2022 – 2026.

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