¿Viable o inviable? Esto propone Gustavo Petro en materia económica

La más reciente encuesta de Yanhass dice que Gustavo Petro ganaría la primera vuelta a la Presidencia de la República con 40% de la intención de voto y también ganaría en la segunda vuelta frente a Federico Gutiérrez.

Por supuesto una cosa es la intención de voto y otra lo que pasa en las urnas. Así ocurrió en Colombia, por ejemplo, con el plebiscito por la paz (en las encuestas ganaba el sí y terminó ganando el no en las urnas), y pasó también en Estados Unidos cuando, después de que todas las encuestas daban como ganadora a Hillary Clinton, terminó elegido Donald Trump.


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Sin embargo, a menos de dos semanas de las elecciones, vale la pena revisar cómo será el país a partir del 8 de agosto, en caso de que Gustavo Petro sea elegido el nuevo presidente de Colombia. Tal vez nunca antes un candidato a la Presidencia había lanzado tantas propuestas que algunos han tildado de “delirantes” y sin duda de llegar a ser aplicadas producirían un verdadero terremoto en Colombia.

Se acabaría la exploración petrolera

Eso dijo Gustavo Petro en entrevista con el periódico El Tiempo. En principio hay que decir que acabar con la exploración de un día para otro no es solo imposible si no una locura.

Solo en los últimos tres años el país ha firmado 39 contratos para la exploración y producción de hidrocarburos por 4.300 millones de dólares. Tal vez por eso, Petro después modificó su propuesta y dijo que las concesiones actuales las va a mantener pero que no va a firmar nuevas.

Dejar de extraer petróleo podría significar una pérdida grave en el aparato productivo. Se calcula que esta industria genera 200.000 empleos directos, así como el 12% de los ingresos corrientes de la Nación por la venta del petróleo y el 5% del PIB generado en toda la cadena productiva.

Sería uno de los huecos más grandes que país alguno hubiera decidido abrir voluntariamente a sus finanzas. Petro asimismo ha dicho que ese hueco lo piensa llenar con el turismo. Según sus palabras su idea es aumentar de 4,5 millones de turistas a 12 millones.

Pensar en aumentar en casi un 300% los turistas de un día para otro o incluso en cuatro años es también una tarea difícil por no decir imposible. Y suponiendo que se lograra, según un ejercicio matemático del diario La República, para mover a los nuevos turistas se necesitarían 390.000 barriles de petróleo diarios adicionales, es decir, más de la mitad del petróleo que produce hoy Colombia.

Si la idea de Petro es dejar de producir petróleo para reducir el impacto ambiental, pues lo del turismo no logra ese objetivo. Con el agravante de que Colombia necesitaría petróleo que ya tal vez no produciría y tendríamos que pagar todos los colombianos a precios muy altos.

Hoy por ejemplo, los colombianos pagan por un galón de gasolina menos de 10.000 pesos porque el precio está subsidiado. Sin subsidio se tendría que pagar 20.000 pesos. ¿Sin exploración de petróleo de dónde se podrían sacar los 10 billones de pesos que el Estado ha dado en subsidios para evitar que todos los precios se disparen por las nubes?

Por algo en los últimos días Lula Da Silva, expresidente de izquierda de Brasil, dijo a la revista Time que Petro puede proponer lo que quiera pero que su idea de terminar la exploración petrolera “no es real en el mundo”. 

Petro ha dicho que “en lugar de tener fondos privados (…) usted manda esa plata a un fondo público, Colpensiones. Con esa plata se pagan las actuales pensiones, que hoy está pagando el Estado. Entonces liberas al Estado de 18 billones de pesos anuales en el presupuesto y los gastas en los que no tienen pensión”.

Como en el caso del petróleo esta movida también tiene un grado de dificultad que la puede hacer inviable. ¿Cómo se le puede decir a un ahorrador que confió en los fondos de pensiones privados que ya su dinero no le pertenece si no que se va para el Estado, y este podría gastarlo a su discreción?

Expertos advierten que se pondrían en riesgo los 358 billones de pesos que en 2021 sumaron los ahorros de 18 millones de colombianos afiliados a los fondos.

“En 2008, en Argentina, Cristina Kirchner nacionalizó los fondos pensionales de 9,5 millones de argentinos, y se los llevó a financiar gasto público inflacionario. ¿Resultado 14 años después? Argentina no sale de la pobreza, el sistema pensional sigue en crisis y alcanza una inflación del 60%”, explica el exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo.

Además, es curioso que Petro esté tratando de volver a “un sistema de pensiones unificado mayoritariamente público”, justo en este momento en el que países como China se dan cuenta que no pueden solo con lo público y anuncian que lanzarán un esquema de pensiones privadas.

Perdón social liberaría a 100 mil reclusos

 “Lo que Iván Moreno nos ha sugerido es ser constructor de algo que he propuesto que se llama el perdón social y eso se está discutiendo dentro de las cárceles”, dijo Gustavo Petro en la emisora la W.

Y cuando dice “he propuesto” es porque ya lo había ventilado en el Congreso en donde dijo: “Jacques Derrida habla del perdón social, del perdón generalizado. Él dice que en ciertas épocas históricas muy de vez en vez, una sociedad puede tener el acto imaginario y creativo y virtuoso de un gran perdón social para sus integrantes”.

Si se toma al pie de la letra la frase del “perdón generalizado”, eso significaría que saldrían de prisión 100.000 presos. O si no, ¿a quiénes acogería? ¿desde cuándo? ¿por cuáles delitos? Llama la atención que en los últimos días Gustavo Petro fue una de las personas que se opuso a la extradición de Otoniel, el capo del Clan del Golfo. Por supuesto, Petro lo justificó diciendo que las víctimas tienen derecho a conocer la verdad, pero eso no es lo que ha venido ocurriendo.

Hasta ahora, en general, los extraditados han confesado muchos de sus crímenes desde Estados Unidos.

El Estado atenderá la salud y no las EPS 

“El sistema de salud será público y universal —dice Gustavo Petro en su programa de gobierno— para lo cual se avanzará a un sistema único sin regímenes contributivo y subsidiado financiado por impuestos progresivos y cotizaciones equitativas”. Lo cual se ha interpretado como el interés que ha manifestado el candidato de acabar con las EPS.

Sin embargo, en un debate de Caracol TV, Petro otra vez, le bajó un poco el volumen a la propuesta y habló ya no de acabar con las EPS sino de “restringirlas”. Dijo el candidato: “Podemos tener un sistema hospitalario pago por el presupuesto y no por las EPS, las entidades quedarían restringidas a un sistema de aseguramiento de enfermedades catastróficas y de tercer nivel”.

En ese momento le respondió Alejandro Gaviria, exministro de Salud e investigador: “Dice que las secretarias de salud asumirán las funciones de las EPS.

¿Habrá oído de los carteles de la hemofilia y los enfermos psiquiátricos? Las secretarias han fracasado repetidamente como aseguradoras. Esta propuesta aumentaría la corrupción y los problemas de atención”.

El gran problema de este cambio podría ser para la gente del común. Un sistema público, como el que propone Petro ya se intentó con el Seguro Social (antes de la Ley 100) y solo el 25% de los colombianos tenían acceso a él. “La inmensa mayoría debía hacer la fila en los hospitales públicos, acudir a la caridad pública o morirse en su casa”, recuerda Luis Gonzalo Morales, exgerente de Savia Salud y exsecretario de salud de Bogotá.

Petro ha propuesto también tener centros de atención primaria para cada 20.000 personas, atendidas por médicos de barrio. Esquema similar al de la Misión Barrio Adentro, de Hugo Chávez, y que hoy dejó a una buena parte de venezolanos sin atención en salud.

De hecho, Gustavo Petro intentó hacer algo parecido cuando fue Alcalde de Bogotá con su programa Territorios Saludables, para lo cual contrató a 8.000 personas, de las cuales solo 1.000 tenían relación con oficios de la salud y los demás eran usados para oficios como entregar el periódico de la Alcaldía y volantes de la Bogotá Humana.

En la Alcaldía también tuvo una EPS pública, Capital Salud, y en 2015 cuando terminó su período la dejó con pérdidas de más de 600 mil millones de pesos, de los 22 hospitales públicos, 12 quedaron en déficit financiero, y eran comunes las filas de la gente en las calles esperando una autorización o un medicamento.

Es además una paradoja que el esquema de salud colombiano tiene un buen reconocimiento internacional. Colombia según un ranquin de la OMS ocupa el puesto 22 entre 190 países, por encima de Alemania (25), Suecia (23), Canadá (30), Estados Unidos (37), Cuba (39) y China (144).

Tal vez, si Petro pone en práctica, lo de estatizar la salud, le pase algo similar a lo del cambio que quiso hacer en las basuras de Bogotá. A pesar de que la recogida de basuras funcionaba como un relojito, Petro quiso cambiar el modelo para volverlo público y produjo una crisis que inundó de desperdicios la ciudad por tres días. Luego tuvo que volver a llamar a los privados para que lo ayudaran a salir del embrollo.

Empleo al que quiera = burocracia al 300% 

Tal vez la propuesta más insólita de Petro es el “Pacto por el trabajo” según el cual, según dice el candidato, “el Estado actuará como empleador de última instancia ofreciendo empleo a quienes puedan y quieran trabajar”.

En Colombia hay cerca de 3 millones de personas buscando trabajo. Y el sector público hoy emplea a 1 millón 200 mil personas. Es decir, se tendría casi que triplicar el esfuerzo empleador ¿De dónde sale esa plata? ¿De las pensiones? No, porque esas pensiones son para pagarles a los que no tienen pensión. ¿Del petróleo? No porque ya no se exploraría. Tal vez, como también ha propuesto Petro, ¿le tocará prender la máquina de hacer billetes para pagar todos esos salarios?

¿Se prenderá la impresora de billetes?

El candidato Gustavo Petro propuso varias veces el año pasado que el Banco de la República emitiera billetes para enfrentar la crisis que se vivía por el Covid. Y que el Gobierno distribuyera ese dinero entre los más pobres. En su momento el exministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, le contestó argumentando que “decir que en la Jiménez con Séptima, una maquinita de dinero resuelve los problemas de todos, es una solución facilista, populista y equivocada”.

Una de las grandes tragedias de Venezuela tiene que ver con la manera como se dedicó a aumentar el gasto público, para ello imprimió billetes y aumentó en los primeros quince años de este siglo la moneda circulante en 33.000 por ciento. Los billetes de bolívares ya solo sirvieron para hacer artesanías y, lo peor, para que un salario mínimo no alcanzará ni para comprar tres días de pan.

La inflación en Venezuela, en 2018, se ubicó en más de un millón por ciento. Para tener una idea, basta recordar que en Colombia se prendieron las alarmas en los últimos días porque se pasó del 10%.

De hecho, Venezuela parece estar saliendo de la hiperinflación y según el profesor de economía en la Universidad Central de Caracas, Luis Oliveros, se debe a la reducción del gasto público por parte del Gobierno que “permitió desacelerar el ritmo de impresión de dinero”.

¿Sí lo hará?

Así como no se sabe si las encuestas acertarán. Tampoco es claro que si de llegar a la Casa de Nariño, Gustavo Petro implementará todo lo que ha propuesto. Cuando fue alcalde de Bogotá, recibió un deprimido en la calle 94 sin terminar, y pasaron los cuatro años y ni él ni su equipo de gobierno lograron sacarlo adelante.

Fuente: El Colombiano

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