Happyland apaga las luces de sus parques

La multinacional chilena que llegó al país en 2013 y que tenía presencia en varios de los más importantes centros comerciales de ciudades como Bogotá, Bucaramanga, San Gil, Manizales, Pereira y Dosquebradas, no aguantó más su situación financiera y cerró sus puertas definitivamente.

De acuerdo con el Mapa del Retail 2020 realizado por Mall & Retail, Happyland era el octavo operador de parque infantiles en centros comerciales. Sus ingresos llegaron en 2019 a los $ 7.996 millones y una disminución del 3,6%. La empresa dentro de sus planes de expansión antes de la pandemia pretendían doblar su presencia en el país e, incluso, manejar la operación de otras cadenas. No obstante la crisis arruinó sus planes.


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Andrés Falla, Gerente de Happyland Colombia, le manifiesta que luego de 6 meses sin ingresos y sin verdaderas ayudas del Gobierno es imposible continuar. Indicó que buscaron financiación en los créditos garantizados que se anunciaron a través de Bancoldex y la banca comercial. No obtuvieron ninguno, pues al pertenecer al sector de entretenimiento son considerados por parte de las instituciones financieras como de alto riesgo.

Tampoco pudieron aplicar al Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF) para el subsidio a la nómina, porque habían tenido que suspender algunos contratos por la falta de ingresos.

Para Falla es muy difícil continuar sin un verdadero apoyo financiero, pues a pesar de que ya se han emitido los protocolos para reabrir el sector, los gastos fijos son muy elevados para operar bajo las condiciones actuales. Los arriendos, por ejemplo, se sitúan en un promedio de 40 millones de pesos mensuales y las administraciones de los centros comerciales alcanzan 40 % del canon de arrendamiento.

Colombia es el único país en el que la compañía cerrará sus operaciones. El gerente de Happyland explica que a diferencia de lo que sucede acá, en los otros países las condiciones son diferentes y los Gobiernos han sido más efectivos con las ayudas, lo que les permitirá aguantar los años que vienen que no serán nada fáciles.

“En los otros países han entendido que el proceso que viene es muy complicado y han facilitado el desembolso de los créditos que permitirán sobrevivir este año que viene, que será de muy bajas ventas y costos similares. Estamos en economía de guerra”, agregó.

Hoy Happyland está en venta, solucionando todo lo relativo a los contratos de sus empleados y negociando con los centros comerciales. En caso de que no consigan un comprador tienen planeado exportar sus atracciones mecánicas y maquinas a Perú donde la operación es más viable. “Si en Colombia encontramos un operador que quiera que le cedamos los contratos pues les vendemos los parques. Si no encontramos cliente que compre, se cierran”, explicó.

Lo más preocupante de todo es que Falla, quien también es miembro de la junta directiva de la Asociación Colombiana de Atracciones y Parques de Diversiones (Acolap), pronostica un panorama oscuro para el sector. Cree que mientras el Gobierno no dé soluciones de fondo, solo sobrevivirán aquellos parques que son propiedad de las cajas de compensación.

Seguramente en los próximos días se conocerán más casos de mortandad empresarial en el sector como ya ocurrió con Divercity. La diversión se apaga de a poco.

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