Junio mostró algunos débiles signos de reanimación de la actividad comercial en el país. La lenta reapertura de ciertas actividades empresariales, los auxilios del gobierno a familias desposeídas y a empleados particulares y el Día Sin IVA del 19, así como una reducción en el nivel general de precios, estimularon algunas ventas focalizadas. Al compararse los indicadores de nuestra encuesta del mes de junio con los resultados obtenidos en abril y mayo, se observan, como lo anotamos, chispas de reactivación, aunque absolutamente insuficientes para igualar al menos la dinámica de comienzos de año. En efecto, para el 16% de los comerciantes consultados, en junio las cantidades físicas vendidas aumentaron frente a las registradas en el mismo mes del año anterior, el 19% señaló que fueron sensiblemente iguales y para un mayoritario 65% se registró disminución.
Este último porcentaje, aunque muy alto, se compara favorablemente con los de abril, 80% y mayo 82%, lo que sugiere que en junio se habría registrado un punto de inflexión y que en mayo se tocó fondo. Destacamos el alentador reporte de los distribuidores mayoristas en el sentido de que han aumentado los pedidos de los tenderos, señal que el canal tradicional también comienza a recuperarse luego de que en abril y mayo se registró el cierre temporal de al menos un 14% de estos establecimientos, según las pesquisas del Programa Fenaltiendas en las principales ciudades del país. El día sin IVA fue muy positivo estimulando el consumo e impactando favorablemente a los comercios. Con lo sucedido en los puntos de venta físico, el canal de venta por comercio electrónico es aún más estratégico en los siguientes dos días sin IVA. Las expectativas, entre tanto, experimentaron una leve mejoría frente al registro de mayo.
Remezón en los consumos
El comercio, es uno de los sectores que en el mundo entero ha sido más fuertemente golpeado por la pandemia. En los consumos se registran pronunciados cambios que obligan a empresarios a adaptarse sobre la marcha o ver como se cae su participación en la torta.
Hay menos necesidad de consumo en cuarentena y, con la economía parada y el desempleo en alza, mucha menos propensión a gastar. En el sector de farmacias el reacomodo es permanente. En marzo y durante la primera quincena de abril las ventas de vitaminas, expectorantes, jabones, alcohol y gel estuvieron desbordadas pero luego se normalizaron. La categoría de aseo y belleza cayó.
Es más, líderes del sector nos reportan que al compararse abril y mayo con febrero y marzo, hubo descenso en la canasta de tocador, porque ya no hay necesidad de salir a trabajar y usar productos como maquillaje o fragancias. En maquillaje, los ojos tendrán una mayor relevancia y ello se convierte en una oportunidad de negocio y de innovación para firmas productoras de estos productos. Los reportes también dan cuenta de un descenso en las ventas de preservativos. Las familias ahora le dan gran importancia a la preparación de alimentos.
Como los estudiantes no reciben comestibles en los centros educativos, los restaurantes presenciales están cerrados y muchos trabajan desde casa, las compras de leche, harinas, condimentos y un sinnúmero de bienes de la categoría fruver han crecido todas las semanas en gran forma. También utensilios de cocina. Los productos de aseo hogar crecen a dos dígitos. La recuperación de muchas categorías como las de belleza, confitería y bebidas, así como todo el sector de moda, que incluye ropa, calzado y joyería, iniciaría en la tercera parte del año, por lo que jornadas como el Día del Amor y la Amistad, el Día de los Niños, el Black Friday y la Navidad, serán claves.
Los centros comerciales, el segundo hogar.
En el mundo de los centros comerciales es un imperativo atisbar el futuro y motivar a los ejecutivos del sector a acelerar el cambio, acorde con las nuevas realidades. Los centros comerciales ya venían siendo desafiados por una serie de tendencias globales como el comercio electrónico, la omnicanalidad, la sostenibilidad y las experiencias en el punto de venta, elementos que obligaban a construir una mejor oferta de valor para el cliente. La pandemia ha acelerado la hechura de nuevas estrategias y los cambios de comportamiento del consumidor modificarán los formatos de la operación. El aforo máximo se reducirá al 40% de la capacidad para resguardar la seguridad de los visitantes y se implementarán medidas para asegurar el distanciamiento social.
El servicio de 24 horas ya no será exótico. Uno de los pasos que hay que dar ya es transformar parte sus operaciones para subirse al tren de la cadena de valor del comercio electrónico. En ese sentido, deben sustituir áreas destinadas al comercio físico para reemplazarlas por centros de distribución que resolverán los problemas de última milla de los ecommerce. No obstante que comprar por Internet trae consigo múltiples beneficios, en Colombia hay limitaciones por ejemplo asociadas a la cadena logística. Los centros comerciales tienen que brindar soluciones a los compradores virtuales para que puedan retirar los productos en el centro comercial bajo el formato de compre online retire en tienda (Click and Collect).
Los almacenes por departamento podrían reducir inventarios para dar espacio a otras actividades como gimnasios, spas y espacios de coworking, que no es otra cosa que oficinas compartidas en las que profesionales independientes, teletrabajadores y empresarios se dan cita para trabajar, y donde los gestores del espacio intentan conectar y crear oportunidades profesionales y personales entre y para sus miembros. Si esto sucede, entonces serán el segundo hogar de miles de personas.
Los centros comerciales tienen que utilizar activamente las nuevas tecnologías para conocer mejor al cliente y para apoyar el giro del negocio. Se debe contar con cámaras de reconocimiento facial y aparatos que permiten medir la temperatura corporal de los visitantes, así como supervigilar el distanciamiento social. La evolución de los celulares y de sensores permitirán mejorar los flujos de información del cliente para plantear propuestas de valor más personalizadas y en tiempo real. Definitivamente, la apuesta por las nuevas tecnologías para enfrentar la reinvención del negocio de cara a la nueva normalidad no es una opción, es un imperativo.