Colombia: Autos podrían subir de precio por aumento del dólar

Nadie sabe a ciencia cierta en cuál escalón se va a plantar la tasa de cambio, pero sí es claro que la trepada del dólar va a afectar el precio de los automóviles nuevos, de los repuestos y de los insumos de las ensambladoras si se queda en el piso de los 3.400 pesos.

Naturalmente, esa devaluación del peso no se traslada de inmediato al precio público de los vehículos por varias razones. Hay inventarios liquidados y nacionalizados a precio antiguo y sirven de colchón mientras se sabe para dónde se mueve la tasa.


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Las fábricas dan algunos incentivos o congelan los precios FOB mientras se sabe el rumbo del escenario. La misma competencia interna hace que los aumentos sean muy cautelosos porque se promueven siempre con un espejo en lo que deciden los concurrentes, en especial en las gamas populares. Si el carro de una marca no sube, seguro sus rivales aguantan antes de llegar a la alzas.

Pero nunca muy tarde, y eventualmente temprano, si sigue el dólar en esa tarifa, los carros nuevos van a subir. Se calcula que el impacto total de un dólar por encima de los 3.400 pesos equivale a una subida del 5 % contra el precio de ayer.

Ese 5% se causa en varias etapas. Cuando un distribuidor compra un carro a la fábrica, tiene varios sistemas de negocio. Lo paga con una carta de crédito de su banco colombiano que se liquida al precio que esté el dólar cuando el carro es facturado en el origen, es decir a los 3.400 y fracción de hoy. Otro es trabajar con un cupo a tasa fija que tiene convenido con su fábrica.

Un sistema adicional es jugar a los forward, que consiste en negociar con el banco el pago de ese carro en un plazo de días: 30, 60, etc. En ese caso, pactan un precio fijo del cambio y se liquida al día de vencimiento. Ahí cualquiera puede perder o ganar, dependiendo de cómo esté la divisa.

Así se llega al precio

No todas las marcas están en la cuerda del dólar, pues las hay que compran en yenes a Japón, en libras esterlinas en Inglaterra, euros a europeos, etc. Pero la mayoría suele guiarse en la plataforma del dólar.

Una vez pagado el carro, se importa al país y se puede llevar a una almacenadora donde espera su turno de nacionalización. Ese proceso implica pagar el arancel que corresponda en ese momento, lo mismo que el 19 % del IVA. Esa liquidación se afecta también con gastos portuarios, depósito y costos de aduanas.

Por ejemplo, un carro que pague cero arancel, a lo cual estamos llegando por efectos de los TLC o similares, y vale 10.000 dólares, causa 1.900 dólares de IVA inmediato y se le agregan cerca de 400 más de los gastos accesorios que son facturados en dólares y pagados en pesos. Todo eso se cancela al cambio del momento y puede estar a favor, estable o en contra.

En este momento, en las vitrinas deberían comenzar ajustes en los precios nuevos para las tablas de septiembre, que de momento pueden ser pequeños: del orden del 2 al 3 %, dependiendo de la marca, de su tanque financiero para sostener sobrecostos o inventarios lentos y de las estrategias comerciales y de mercadeo puntuales.

La política general es hacer correcciones progresivas que de la misma manera vayan acostumbrando a los clientes y no caerles a los precios de vitrina de una vez con un aumento importante. Pero si las cosas siguen como van en los mercados de la moneda de Estados Unidos, antes de diciembre todos los carros habrán subido más o menos en lo citado.

Los comerciantes dicen que esto es irreversible, pero que el comprador aguanta todo pues no tiene alternativas, aunque seguramente mientras se acostumbra a ese nuevo nivel la dinámica general de ventas se va a resentir y siempre existe la duda de si el peso se recupera o seguimos en un nuevo nivel de ‘pobreza’ por cuenta de esta devaluación.

Visto el escenario, es buen y estratégico momento para comprar.

¿Los usados se suben?

Aunque el precio de base para el cálculo de la depreciación de los carros de segunda mano es el valor del nuevo, el efecto alcista no es inmediato, pues la cadena se mueve muy lentamente; y con tanta variedad de oferta el mercado, es demasiado extenso y por ende lento ante la cantidad de vehículos similares en venta, la competencia de las financiaciones muy atractivas de los nuevos, la limitación del uso del vehículo por las restricciones de día sin carro, horarios y zonas limitadas.

Esto hace que muchos usuarios de un auto de segunda tengan en un momento ‘más carro que plata’ y opten por quedarse con su vehículo que tiene un kilometraje muy bajo por las razones expuestas.

Además, hay que tener en cuenta que el carro usado siempre va acusando atrasos en tecnologías con respecto a las generaciones que llegan. Así sean del mismo modelo, hay ajustes de carrocería y asustan los costos de servicio altísimos cuando sale de garantía y, por ende, no corre al ritmo del dólar.

También arrastra con la fama, buena, regular o mala, sobre su funcionamiento y calidad que salen a flote con el correr de los años y cada modelo tiene su propio ambiente comercial por lo cual no hay una regla universal como va para los nuevos.

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