Presencia en supermercados y en ecommerce ayudan a la recuperación de los viñedos

Mesero sirve una copa de vino tinto y una de vino blanco

Antes de la pandemia, las viñas chilenas Veramonte y Neyen, pertenecientes a la empresa familiar González Byass, recibían alrededor de 59.000 visitantes al año en sus bodegas ubicadas en Casablanca y Colchagua, en las regiones de Valparaíso y del Libertador General Bernardo O’Higgins, respectivamente. Así, entre ambas, facturaban más de US$ 1,5 millones en toda la unidad de negocios. En Neyen, por ejemplo, ofrecían una serie de tours, desde aquellos con y sin degustación, y otros con trekking.

Las utilidades de la división de experiencias al público final en Chile, una de las cuatro unidades de negocios de la Viña Neyen, sin embargo, se redujeron en más de un 80% en el último año. “Las cuarentenas, cambio de fases y cierre de fronteras dificultaron la llegada de visitantes y, por ende, la venta no solo de experiencias enoturísticas, también de vino en las tiendas de bodega”, cuenta Constanza Moya, gerente de enoturismo en Viña Neyen.


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