¿Cómo es Instacart, la app que inspiró a Cornershop?

Instacart presenta un nuevo conjunto de soluciones publicitarias CPG

Miércoles, 2 pm. Hago mi pedido en Instacart para comprar en el supermercado CostCo. Es la primera vez que uso la app que inspiró a los fundadores de Cornershop -los chilenos Daniel Undurraga, Juan Pablo Cuevas y el sueco Oskar Hjertonsson- a crear en 2015 la empresa que hoy los tiene como el primer unicornio chileno, tras el anuncio de Uber de desembolsar US$ 3 mil millones por el 100% de la firma.

Escojo los productos, ingreso los datos de mi tarjeta y recibo un SMS con la confirmación de mi orden, seguido por otro que me dice que Daniel -alias ‘mi shopper’- empezó a comprar y que a las 5:50 llegará el pedido a mi puerta. Luego, por mensaje, me avisa que reemplazó un producto por otro tamaño; que ya hizo el check out, y que la compra va en camino.


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Corro a la casa para poder recibirlo. Me encuentro en la puerta con mi shopper latino radicado en Miami, que en realidad no se llama Daniel como me dice la app, sino Louis (me cuenta que tiene 3 identidades por si lo califican mal); trabaja desde el año pasado en Instacart producto de la pandemia, cuando la demanda por ese servicio se disparó: la empresa pasó de tener 200 mil shoppers en marzo de 2020, a 500 mil hoy.

Louis no viste la clásica polera verde de la marca, ya que él es de los que trabaja de “contratista independiente” -como los compradores en Chile- a quienes no se les exige el uniforme. No así al equipo de shoppers part time que son empleados de la firma, y trabajan con horario definido en distintos locales solamente para armar pedidos que serán retirados por los part time o los propios clientes que escojen el formato pick-up.

Me cuenta que hoy hizo dos compras grandes, que por lo general hace cuatro al día y con eso, sumado a los viajes en Uber que realiza en paralelo, se arma un sueldo. “A las 6:30 am todos los días enciendo mi celular y quedo a la espera de que me caigan pedidos”, dice.

Compra entregada, foto que así lo demuestra y tres manitos arriba me llegan a mi celular. Ahora a calificar el servicio y modificar la propina si así lo quiero. La experiencia de compra es casi exacta a la de Cornershop, a excepción del llamado por teléfono del shopper -que acá es voluntario-, y las bolsas reciclables: aquí el depacho llegó en cajas del supermercado.

Las 20 ideas

La app chilena aterrizó en EEUU el año pasado. Sin embargo, aún es un competidor menor para Instacart, el gigante que, según Bloomberg, tiene el 45% del mercado del “grocery deliveries”, solo superado por Walmart. De acuerdo a cifras de la empresa, la app está disponible para el 85 % de los hogares estadounidenses y 80% de Canadá, únicos países donde está presente. Tiene más de 600 retailers asociados -que van desde Walmart, Publix, Albertsons y CostCo, hasta Bed Bath and Beyond, Sephora, Walgreens y CVS- con 55 mil tiendas en 5.500 ciudades. El valor de la empresa se estima en más de US$ 39 mil millones, tras su último levantamiento de capital privado por US$ 265 millones en marzo.

El cerebro detrás de la firma es Apoorva Mehta (34), un ingeniero gradudado de la U. de Waterloo nacido en India, que creció en Libia y llegó a Canadá en 2000 junto a su familia. Trabajó en Blackberry, Qualcomm y Amazon hasta 2010, cuando decidió emprender.

“La razón para empezar una compañía nunca debe ser empezar una compañía, sino resolver un problema que realmente te preocupe”, dijo en una charla de la aceleradora Y Combinator en 2014. Así, Mehta analizó 20 ideas: trató de construir una red de avisaje para compañías de juegos; desarrolló una red social exclusiva para abogados (LegalReach) y un groupon de comida. Nada prosperó. Hasta que en 2012 creó esta app.

Partió siendo cliente y shopper: hacía pedidos que él mismo iba a comprar y despachaba a su casa. Luego siguió con compras de six packs de cervezas para amigos. Como en los primeros días no contaba con suficientes shoppers, él mismo hacía las compras y las despachaba en Uber porque no tenía auto propio. Todo esto en San Francisco.

Ahí ahora están los cuarteles generales de la oficina -hoy el 100% del equipo está con teletrabajo- y tienen otras dos sedes en Toronto y Atlanta.

El primer gran salto vino en 2014, cuando sellaron una alianza con Whole Foods, el principal supermercado con productos orgánicos de Estados Unidos. Dos años después se supo que el retailer había ingresado a la propiedad de la startup por un monto que todavía es desconocido. Pero en 2017, cuando Amazon compró Whole Foods por US$ 13,7 mil millones, apareció la primera piedra en el camino para la aplicación de delivery: AmazonFresh, una subsidiaria con el mismo modelo de negocios que Instacart.

Esto generó un terremoto interno en la compañía, que terminó por disolver, en 2018, su alianza con el supermercado. Y en medio de la separación concretaron un aumento de capital por US$ 600 millones. Ahí entró el hedge fund D1 Capital Partners, que logró catapultar los planes de expansión de Apoorva Mehta.

Ahora, el equipo corporativo solo crece: tienen proyectado aumentar un 50% en 2021, y acaban de contratar nuevos COO, CFO y varios vicepresidentes de áreas, que provienen de Facebook, Goldman Sachs, LinkedIn, Airbnb y Google.

¿A bolsa?

“No hay nada que comentar ahí”, aseguran en la empresa a DF MAS. El rumor de que la firma Instacart se hará pública es constante. En privado, reconocen que salir a bolsa está en el horizonte, pero que aún no hay fecha para hacerlo. Por ahora están enfocados en dos líneas de negocio: la compra y despacho de productos de terceros desde el mar- ketplace y el desarrollo del comercio online de retailers (B2B), a quienes además les hacen el servicio completo de compra. Esta área (enterprises), hoy menor, está creciendo de manera importante.

De acuerdo a Bloomberg, Instacart estaría analizando meter robótica a sus operaciones con el fin de disminuir los costos y agilizar los procesos, cuestión que desde la compañía precisan: si bien están constantemente explorando nuevas tecnologías para apoyar a sus socios de retail, sostienen, no piensan reemplazar a los shoppers por robots, sino sumarlos.

Otra de las posibilidades que se comentan en el mercado es que la firma estaría analizando crear centros de abastecimiento tipo dark stores. En Instacart descartan convertirse en un retailer, pero -explican- podrían hacer alianzas con empresas para que juntos creen centros del almacenaje dedicados solamente a las compras a través de la plataforma.

Hoy, enfantizan, “no hay nada que anunciar ni en robótica, ni en dark stores”. Tampoco en la expansión a nuevos mercados. Sin embargo, entregan una pista: acaban de contratar a la ingeniera y master en comunicaciones Nikila Srinivasan como VP de Producto Internacional, quien estuvo 7 años en Facebook a cargo de hacer crecer la red social en mercados emergentes.

En su LinkedIn, Srinivasan reconoce que fue responsable del crecimiento de la plataforma a 180 millones de pequeños negocios y 10 millones de avisadores. “Nikila liderará el desarrollo de nuestra estrategia de largo plazo mientras empezamos a explorar la expansión fuera de EEUU y Canadá”, aseguran.

Por último, les pregunto cómo miran el paso que acaba de dar Cornershop. Responden que la industria de “online groceries” solo en EEUU tiene un volumen de mercado de US$ 1.3 trillions (millón de millones). Por lo que espacio para la competencia -deduzco- hay de sobra.