La clase media corresponde a aproximadamente la mitad de la población brasileña. En gran medida, estos 100 millones de ciudadanos dependen de su salario para hacer frente a las turbulencias de la economía. Acompañan, día a día, la pérdida de poder adquisitivo por una inflación resistente y alta. Pero, aun sufriendo pérdidas, la clase media es objeto de críticas por parte de los políticos. El último insulto vino del precandidato presidencial del PT, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva .
En un debate promovido por la Fundación Perseu Abramo y la Fundación Friedrich Ebert, la semana pasada, el PT afirmó que la clase media brasileña es rica. El tono populista del expresidente ignoró el empobrecimiento de la población brasileña a lo largo de los años.
“Tenemos una clase media que tiene un nivel de vida que no tenemos en Europa, que no tenemos en muchos lugares. Aquí en América Latina, la llamada clase media tiene un nivel de vida que es mucho más de lo necesario», dijo el PT. Y agregó: «Es una pena que no nazcamos y no tengamos una clase: ¿qué es necesario para sobrevivir? Hay un límite que me puede satisfacer como ser humano. Quiero una casa, quiero llegar». casado, yo quiero tener un carro, quiero tener un televisor, no hace falta tener uno en cada cuarto, un televisor ya es bueno”, enfatizó el presidente.
Y continuó: “Quiero una computadora, quiero un celular. O sea, mientras no pongas límites, haces que la gente compre un barco de 400 millones de dólares y compre otro para aterrizar su helicóptero”, comentó. Lula.
Los comentarios del PT no se corresponden con la realidad. Según el Instituto Locomotiva, el tamaño de la clase media brasileña (ingreso familiar de R$ 2.971,37 a R$ 7.202,57) estaba en el nivel más bajo en más de 10 años en relación a la población total. Los estudios se basan en datos de la Encuesta Nacional Continua por Muestreo de Hogares (Pnad), la Encuesta de Presupuesto de los Hogares (POF) y el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
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