Influencia holandesa en Brasil: capítulo colonial con cambios significativos

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La influencia holandesa en Brasil: un capítulo colonial marcado por cambios significativos

El siglo XVII presenció un encuentro crucial entre los Países Bajos y Brasil, dejando una huella profunda en la historia y la cultura de esta nación sudamericana. La Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, en ese período, estableció su presencia en el noreste de Brasil, marcando así el inicio de una influencia holandesa que abarcó el comercio, la arquitectura y las artes, contribuyendo al desarrollo de la sociedad colonial.


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La presencia holandesa: comienzo y resurgimiento

En 1624, las tropas neerlandesas conquistaron la ciudad de Salvador, en Bahía, inaugurando un breve período de dominio que, aunque fue efímero, dejó semillas para un retorno en 1630 con la establecimiento de la colonia de Nueva Holanda, cuya capital fue Recife. Este segundo intento transformó significativamente la sociedad brasileña, introduciendo métodos agrícolas avanzados, como el cultivo de caña de azúcar en extensas plantaciones, y promoviendo cambios en la arquitectura y las artes.

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Transformaciones sociales y culturales: un legado duradero

Durante el dominio holandés, la sociedad brasileña experimentó cambios radicales. Los holandeses implementaron nuevas técnicas de arquitectura y urbanismo, mejorando la infraestructura de las ciudades coloniales con diques, puentes y sistemas de drenaje. Además, fomentaron el desarrollo cultural y artístico, impulsando la educación y el surgimiento de nuevos intelectuales que dejaron un impacto duradero en la identidad cultural de Brasil.

Arquitectura y arte holandés: un patrimonio perdurable

La ciudad de Recife se convirtió en un testimonio tangible de la influencia holandesa en la arquitectura brasileña. Edificios históricos construidos durante este período, caracterizados por el uso de ladrillos y el estilo renacentista flamenco, aún perduran como testamentos de esta época única. En el ámbito artístico, los holandeses fomentaron la producción de pinturas, grabados y mapas que retrataban la vida en Brasil, contribuyendo a una percepción más rica y detallada del país en Europa.

Legado duradero: más allá de las fronteras temporales

Aunque la dominación holandesa en Brasil concluyó en 1654, su influencia dejó un legado profundo y perdurable. No solo se refleja en la arquitectura y el arte, sino también en la economía y las relaciones comerciales de Brasil con Europa. Este impacto cultural contribuyó a la diversidad de Brasil, enriqueciendo su patrimonio y afectando la vida de las comunidades indígenas y africanas. La influencia holandesa, aunque breve, es un capítulo crucial en la historia colonial de Brasil, un recordatorio de la complejidad y la interconexión de las culturas en la formación de naciones.

Con información de ZBR