De acuerdo al portal de noticias La Nación, “Cualquiera puede hacer su botella sin tener un viñedo”: el empresario que produce vinos para quienes quieren tener una etiqueta propia
Con U$S4000 se puede tener un lote para consumo, venta o envío al exterior; de la mano de una empresa mendocina, desde el embajador norteamericano hasta pequeños empresarios han cumplido el sueño una variedad a medida
Con 25 varietales y uvas de Salta, Mendoza y de La Patagonia, y con las más de 200 barricas almacenadas de distintas cosechas, la empresa mendocina Crowdfarming.Wine crea variedades a medida de los amantes del vino. Desde su creación en 2018, desarrolló más de 220 etiquetas. En 2022 vendió 240.000 botellas para su amplio universo de clientes.
Planean abrir su Wine Bar en toda América para potenciar la venta sus clientes. Desde la capital mendocina y con otra perspectiva, colaboran con el crecimiento del negocio y de la región.
“Queríamos que tener un vino dejara de ser excluyente y lo logramos”, dijo Francisco Evangelista, CEO de la empresa vitivinícola y socio mayoritario. “Hoy, cualquiera puede elegir el vino que se ajusta a sus gustos e incluso participar del proceso productivo”, sostiene.
Crowdfarming.Wine pone a disposición de los “partners” todo su know-how: desde la elección de las combinaciones de uva hasta el registro de la marca y diseño de la etiqueta, corcho y botella. Cuenta también con canales de comercialización en la Argentina y en el exterior que facilitan la difusión y venta de las distintas producciones.
“Nuestro universo de clientes es tan amplio como lo es el mundo de los amantes del vino”, dice Evangelista. “Algunos son empresarios europeos exitosos y otros son gauchos de la cordillera que quieren dejarles a sus hijos un negocio ya encaminado. A todos los une el deseo de empezar en el negocio que no conocen y aprender”, agrega.
Un 60% de sus socios son personas de negocios cuya actividad económica nunca estuvo vinculada con la producción vitivinícola y que quieren incursionar en algo nuevo. Un 10% son particulares o empresas que quieren crear su marca de vinos con un propio, sello tanto para acciones de marketing como para guarda y consumo propio. El resto son productores de uva que empezaron a integrarse hacia adelante en el sector.
Cada una de las 220 etiquetas que han lanzado al mercado para sus 64 socios corresponde a una variedad creada a medida. “Empiezan con un vino y luego se entusiasman con la idea de producir otras categorías”, explica el CEO. En su mayoría, se trata de clientes del exterior.
“Es mucho más económico producir un buen vino a gusto que comprar en el mercado esa misma calidad”. Según asegura Evagelista, si bien ese suele ser un incentivo importante, a muchos clientes les interesa más apostar a la venta utilizando los canales de comercialización de la empresa. Para ello, pagan un fee del 25% del margen.
“Los objetivos están alineados. Concentramos nuestras energías en la venta para que esos ingresos puedan financiar una nueva producción”, dice Evangelista.
Según manifiesta, la empresa no genera vinos con el objetivo de “satisfacer egos personales”, sino que generan proyectos con sostenibilidad económica. “Nosotros creamos modelos de negocios, y en eso nos diferenciamos de las pocas empresas que están en el mercado. Desarrollamos toda la estructura para que las marcas comercialmente crezcan”, afirma.
En los últimos años las ventas crecieron a ritmo sostenido: mientras que en 2020 facturaron US$700.0000, en 2021 y 2022 los ingresos llegaron a US$1,5 millones y US$2,1 millones, respectivamente. El año pasado vendieron 240.000 botellas.
El crecimiento estuvo apalancado por una inversión aproximada de US$3,2 millones y por un equipo de trabajo de 17 personas, entre los que se incluyen agrónomos, enólogos, especialistas en ventas, atención al cliente, finanzas, IT y diseño.
La empresa vitivinícola tiene el centro de operaciones en Mendoza y es propietaria de 75 hectáreas de viñedos en la provincia. Para acompañar el crecimiento de los últimos años, hicieron acuerdos comerciales con productores de uva de Salta, Mendoza y de La Patagonia. Crowdfarming.Wine está valuada en U$S6,5 millones.
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Del sueño a la botella
“En cualquier momento se puede empezar. A algunos les interesa ir a los viñedos a plantar o participar de la cosecha. Les gusta sentir que tienen en su botella algo que hicieron con sus manos”, explica el CEO de la empresa.
La firma puede producir distintos tipos de vinos, desde tintos, orgánicos, rosados y blancos hasta espumantes. Existen también diferentes categorías que diferencian por la intensidad del roble de las barricas en los que se estaciona el vino. Para los clientes, la inversión requerida varía acorde a los precios y las cantidades mínimas requeridas de cada caso.
A modo de ejemplo, un vino tinto “Icon” requiere de un inversión de US$7092 (al tipo de cambio oficial) -US$19,70 por cada una de las 360 botellas que integran la cantidad mínima-, mientras que el lote mínimo de 1080 botellas de “Gran Reserva” que tiene un valor unitario de US$9,75 tendría un costo final de US$10.530.
“En los últimos años los clientes que deciden vender su producción en el exterior han crecido”, dice Evagelista. Mientras que en 2019 se había exportado sólo un 15% de la producción, hoy venden al exterior un 75% de sus vinos. Los mercados más elegidos son Estados Unidos, Canadá y Alemania.
Uno de los vinos más exitosos se llama “Aquí Wines” y fue elaborado para el empresario alemán Ralf Wenzel, fundador de JOKR, Foodpanda, la billetera electrónica europea Skrill y Tocororo Ventures. Otro caso triunfal fue el “Gran Diplomat Wines”, producido para el exembajador norteamericano Noah Mamet, con quien van a asociarse para abrir un Wine Bar en California.
“Vamos a abrir bares también en Buenos Aires, Río de Janeiro, San Pablo, Mexico y Nueva York. Eso va a potenciar las venta de nuestros clientes”, concluye Evangelista.
