Moda y cuidado al planeta, industria textil apuesta por una economía sustentable

El cronómetro de la cuenta atrás se ha puesto en marcha.

Si bien la producción de indumentaria suele estar relacionada con la contaminación, cada vez son más quienes apuestan por una moda responsable.

El costo ambiental de la moda rápida, que sigue las tendencias y las necesidades de innovar la industria textil, trae consigo aproximadamente 500 mil toneladas de microplásticos al año, según indica Greenpeace. Frente a esto, distintas empresas refuerzan su compromiso con el planeta y apuntan a una producción consciente.


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Si bien la comercialización en algunos casos amenaza al mundo, ya sea por el uso excesivo de recursos naturales o la basura que genera, la economía sustentable es uno de los recursos que se adopta para fomentar un modelo que revaloriza la cadena de consumo.

En tanto, la consolidación de una red de proveedores alineados al «mundo verde», se acompaña de un consumidor que ya no compra de forma compulsiva cada vez que quiere mantener su placard al día. De allí, el concepto de slow fashion.

Los expertos en el sector dicen que la slow fashion es un propósito, que va más allá del marketing o las exigencias de la industrialización. Se instala como «lo que debe ser» en la confección, logística, transporte, etc. Además, va de la mano de un encargado que tiene presente el tema, implementa mejoras y les da seguimiento.

A través de esta, se cumplen tres objetivos: sociales, al incluir igualdad de oportunidades; económicos, respecto a las ganancias; y medioambientales, sobre la ecología.

El triple impacto, según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), se torna complicado en Argentina a la hora de afrontar el contexto. «Trabajar en la economía sustentable acá es dificilísimo. Es un desafío que hay que asumir. No es un país con tanta estabilidad económica, un lugar donde vos puedas proyectar en el largo plazo», dice el titular de la institución, Claudio Drescher.

«Si bien hay un comienzo de recuperación y normalidad tras la pandemia del Covid-19, lo que pasa con el calentamiento global es que no siempre se logra asumir algo que se da tan lentamente», agrega, y continúa al decir que «se debe tener mucha consciencia, inteligencia e información para poder entender que los aspectos de la sustentabilidad forman parte de la estructura y de la responsabilidad empresaria».

Por otra parte, Drescher hace referencia al índice de pobreza: «El aspecto social está seriamente comprometido a la inclusión. Hay personas que claramente no tienen en la agenda el tema medioambiental respecto a la ecología, tienen otras prioridades». Y suma que «cuanto más informalidad y más cantidad de pobres tiene un país, la agenda vinculada al cambio climático más atrasada está».

Por último, según informa, la forma de transporte nacional todavía utiliza metodologías que en el mundo ya se están revirtiendo. Aún así, su mirada es positiva: «Creo que hay muchísimos gobiernos y líderes que están asumiendo la necesidad de reducir la ‘mancha de contaminación’ que produce el traslado».

Qué marcas apuestan por la sustentabilidad en Argentina

Get Wild

Desde su lugar capacitan a los talleres de corte para que no haya desperdicio de tela entre molde y molde. De este modo, se aprovechan los retazos sobrantes para hacer vinchas, gorros, muñequeras, entre otras piezas.

«Con quienes trabajamos, se nos permite enviar los pedidos en bolsas de bioplástico y con etiquetas de papel plantable (con semillas), de manera que el cliente recibe la prenda lista para usar, planta la etiqueta y composta la bolsa», asegura Agostina Trovato, co fundadora de Get Wild. Lo interesante es que además trabajan con la caña de bambú.

El hilado lo obtienen de las plantaciones autóctonas, conectando con productores locales, principalmente en Misiones y tendiendo lazos con hilanderías y tejedurías nacionales. La particularidad de esta materia prima es que la producción final es limitada, a diferencia del algodón, por ejemplo.

«Minimizamos errores de confección y de comunicación entre el área de moldería y corte, y a su vez aumentamos la cantidad de productos y de unidades por cada modelo», agrega.

Tex Indumentaria

Se trata de la primera iniciativa que lleva adelante la cadena de supermercados Carrefour para impulsar el consumo responsable. La línea de ropa incluye ropa interior, camperas y remeras para niños, niñas y personas adultas. Todo hecho con materiales 100% reciclados, tales como poliamida y poliéster.

Desde hace dos años profundizaron el desarrollo de prendas sustentables y la reducción del uso de plástico en el packaging de los productos. Los envoltorios plásticos fueron reemplazados por cintas de cartón reciclable. Otro caso en el que pusieron foco fue en el reemplazo de perchas de colores por perchas negras que son más fáciles de ser recicladas.

Según Néstor Sist, Director de Mercaderías de Carrefour Argentina, se busca potenciar a las pymes locales para trabajar en conjunto hacia un mismo objetivo. «Se trata de decisiones a considerar en todo el proceso de producción. En ese aspecto, hoy la industria nacional es todavía muy incipiente», dice, y cierra al decir que «la estrategia es crear ropa que potencie el cuidado del medio ambiente, el desarrollo de la economía y la igualdad de oportunidades en la sociedad. Con este horizonte, la mayor parte de nuestra ropa es producida de forma local por pequeñas y medianas empresas mientras buscamos impactar con cápsulas como TEX Reciclado».

Posco

Su amplia propuesta se combina de la producción artesanal, el detalle y el diseño.

A la hora de crear el balance entre un zapato y una zapatilla, utilizan el cuero de curtido vegetal porque tiene menos impacto en el ambiente. Es decir, no usan químicos en su tratamiento, lo que lo hace más natural. En tanto, cada unidad de calzado tiene un destinatario. No hay lugar para generar descartes.

«Queremos seguir haciendo calzado de máxima calidad que duran para toda la vida, desde el diseño para que sea de uso atemporal y versátil, y así no tener que caer en la ‘necesidad’ de comprar cada ‘temporada’. Desde los materiales amamos la innovación, esto del curtido vegetal es un paso de muchos», dice Gastón Greco, dueño Posco.

Para él, va a llevar tiempo para que el consumidor valore el diferencial del producto, así como también tenga en cuenta que está aportando a una causa mayor. «Por eso trabajamos mucho en el mensaje y contar el proceso», cierra.

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