La pandemia generó un cierre masivo de comercios, sobre todo en arterias que antes eran consideradas clave. Cómo evolucionó en el segundo semestre.
La crisis de los centros urbanos, con una menor circulación de gente en las oficinas, es una realidad en casi todo el mundo. En algunos países, los microcentros debieron transformarse para adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo, algo que se aceleró con la pandemia. Incluso, en la Ciudad de Buenos Aires, ya hay un proyecto en marcha para convertir en un barrio residencial al downtown, que supo ser hogar de grandes edificios de oficinas.
Además, la recesión empujó a muchos comercios a trasladarse a otras zonas más rentables, o incluso a bajar sus persianas definitivamente. Así, las propuestas de cercanía vivirán una reconversión, mirando más hacia los barrios y no tanto hacia los centros de las ciudades, según afirman algunos especialistas y consultoras de la industria.
Ahora, en este 2021 en el que el aislamiento obligatorio parece haber quedado atrás -al menos hasta que se observe una mayor circulación de las nuevas variantes del COVID-19- el cierre de locales se mantiene, a la espera de una recuperación que todavía no llega.
Según datos de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), en el bimestre de mayo y junio la cantidad de locales inactivos mostró un incremento del 86,2% en relación al bimestre previo a pandemia. En tanto, en relación a marzo-abril de este año la suba fue del 12,5%.
Esta crisis del microcentro, en particular, se observa en casos como el de la Peatonal Florida, que de acuerdo con el relevamiento de la CAC en el último bimestre aumentaron un 13,1% los comercios vacíos, y sufrió un «efecto cuarentena» que ya acumula un 430,8%.
En líneas generales, durante el tercer bimestre de este 2021 la CAC detectó un total de 514 locales en venta, alquiler o cerrados en las áreas relevadas, que incluye arterias clave como Córdoba, Florida, Avellaneda, Pueyrredón, Cabildo, Santa Fe, Rivadavia y Corrientes.
Así, las proyecciones son de cautela para el segundo semestre, con una supuesta recuperación -muy gradual- apalancada por las elecciones y las medidas tomadas en relación a los comicios, para fomentar el consumo y mejorar el clima social.
