L’Oréal Argentina: el enemigo está en casa

L´oreal - innovación

Una vez que el mercado argentino pasó a ser insignificante para el grupo L’Oréal, desde siete años a esta parte, la empresa no  logra encontrar el rumbo y sigue dando la nota en el paísVer artículo desvinculaciones.

Es increíble pero Instagramers, que reúnen cerca de 20 mil seguidores fueron vistos como prioritarios, antes que sus propios clientes, que cada mes le salvan las papas. En este caso, mediante la adquisición regular de sus productos en los salones de peinado.


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Esto se vio reflejado en el evento que la división Profesional, y al mando de Germán Gignone en la Argentina, realizó para Majirel, su marca económica para peluquerías, la que cumplió 30 años en el país. Fue el lunes 11 de abril, en el que la empresa convocó a los estilistas, a una celebración que montó en el emblemático Teatro Colón.

Dato básico para organizar cualquier evento: cuántos asistentes irán. Este conteo elemental no estuvo realizado por la empresa, que siempre se apoya en decenas de terceristas «especializados» en comunicación y relaciones públicas. Aunque este no fue el único problema. Las hordas de «influencers» que no influencian a nadie, fueron las que dieron la nota. Mientras ingresaban desde la alfombra roja, los clientes que le salvan las papas a fin de mes a la división comandada por el argentino Germán Gignone, se quedaron afuera.

Ese día, miles de clientes se aceraron a Buenos Aires, muchos desde el interior del país, cancelando su agenda de turnos. Asimismo, y obligados por las características de la invitación, tuvieron que desembolsar grandes sumas de dinero a efectos de llegar con un traje de gala, así como hubo que sumar los costos relacionados con los traslados, y cualquier otro gasto ocasionado por la breve estadía.

La empresa, que dejó afuera sus mejores cuadros en los últimos años, y mantiene un staff de marketing híper juniorizadosobreinvitó a sus clientes que llegaron desde todo el país. ¿El resultado? Un gran número de salones no pudo ingresar, en función de la total falta de planificación, justo de parte de una empresa, en la que los eventos siempre estuvieron en su ADN.

De inmediato, los clientes súper decepcionados se hicieron escuchar en las redes sociales. Por caso, la Milagros Almirón, una estilista de Buenos Aires, publicó sobre Facebook y en el grupo creado ad hoc bautizado como «L’Oréal en el Colón«: «Anoche estuve y no pude entrar. Esto es una estafa, ya que pedían que tengamos realizadas compras en este 2022 y el que no tenía, debía realizarla».

Otras opiniones estuvieron en sintonía. Demaria Showroom, dijo en el perfil de Lorealpro en Instagram, que «dejaron pasar influencers que no les interesa la marca, y van por 2 pesos, y no a gente que trabaja con ustedes hace mucho tiempo». Sauvage.Cheveux, opinó que «permitieron ingresar a cualquiera, y no cuidar a los salones que compran la marca, y de lo que viven ustedes, gracias a nosotros».

Mientras tanto, Maddy Professional expresó que fue «una falta de respeto total a los  estilistas que venden esta marca. Eramos nosotros los que tenían que entrar por la alfombra rojano los influencers que no saben nada y lo peor hasta les regalan todo».

Dibastiano Estilistas dijo que «compramos vestidos, zapatos, pagamos make up, fuimos desde La Plata. Le escribo a mi distribuidor y nadie contesta. Una vergüenza«. Este usuario Invita a sus colegas a no comprar más L’Oréal. Dice que «hay muchas marcas argentinas y con buenos precios«.

Finalizado este mal trago, a la empresa no le quedó otra que reaccionar, porque la rebelión de los clientes, y por tanto la facturación de la unidad de negocios, corría serios riesgos de irse a pique. Fue por eso, que el propio Gignone, ya les direccionó una carta a los salones comunicándoles que se realizará otro evento análogo en el transcurso de los próximos dos meses. Muchos de los clientes, sin embargo, súper decepcionados, lo que exigen son el reintegro de los gastos que tuvieron que correr por su cuenta, así como bonificaciones en sus compras.

Por último, con este tipo de hechos, queda en evidencia, las «marketineras» encuestas y premios que se entregan por doquier, casi todos mediante inversión publicitaria, que respalda a estas iniciativas. Uno de los datos altisonantes es que hace solo cuatro meses, la responsable de Asuntos Corporativos de L’Oréal en la Argentina, avisaba estar orgullosa por que la empresa evolucionaba en «términos de reputación corporativa». Se presume que después de este papelón público, la francesa no tendría ni que asomar en este tipo de listas. Todo claro, si es que queda algo de decoro.

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