La negociación para traer más gas a la Argentina en invierno

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La Argentina pide a Bolivia que aumente su provisión por el gasoducto Juana Azurduy, pero requiere del acuerdo de Brasil, mejor comprador; en el mientras tanto, le pide a Chile que le venda el gas que importan por vía marítima.

El Gobierno pide auxilio a sus vecinos y arma una agenda internacional cargada para asegurarse algunos millones de metros cúbicos de gas adicionales para el invierno. En ese contexto, un puñado de funcionarios adquiere protagonismo en las negociaciones con tres vecinos -Chile, Bolivia y Brasil- y se abre una trama de reproches a los amigos y no tan amigos, con promesas a futuro.


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La primera punta de esta “diplomacia gasífera” comenzó con Bolivia. Hace meses que el Gobierno está negociando una adenda al contrato con el país de Evo Morales para que se incremente la provisión de gas a través del gasoducto Juana Azurduy, en el norte del país.

Actualmente, con el acuerdo que fue firmado en 2006, Bolivia debería enviar cerca de 14 millones de metros cúbicos por día, pero el país advirtió que no podrá cumplir ni siquiera con 10 millones porque sus yacimientos se encuentran en declive y porque tiene otros compromisos -con mejores precios- que cumplir.

El tercero en discordia es Brasil, que tiene un contrato con mejores condiciones que el argentino si se trata de rentabilidad para Bolivia. Por este motivo, la Argentina decidió incluir a Jair Bolsonaro en la conversación del gas con un reproche: “Nosotros los ayudamos el año pasado cuando necesitaban gas. Ahora, les toca ayudarnos a nosotros”, deslizó una fuente oficial.

En 2021, Brasil tuvo la peor sequía en 91 años, que redujo la producción de energía a partir de las centrales hidroeléctricas. La Argentina “salió al rescate” de Brasil y aumentó sus exportaciones de energía.

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