La Favorita: Asturianos convierten Rosario en ‘le petit Paris’

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De acuerdo al portal de noticias Perfil,Gran Tienda La Favorita: así fue cómo dos asturianos hicieron de Rosario «le petit Paris»

En 1897, en una época en la que los hombres no salían sin sombrero ni corbata, dos asturianos dejaron su huella en Rosario. Los hermanos García establecieron la Gran Tienda La Favorita en la esquina de Sarmiento y Córdoba, un elegante establecimiento comercial que reflejaba la vanguardia arquitectónica del art nouveau y traía consigo el encanto de «le petit Paris» de las famosas Galerías Lafayette de 1893. Este icónico emprendimiento revolucionó el ritmo de la ciudad y se convirtió en un punto de referencia para el estilo y la sofisticación en Rosario.


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En 1994, la tienda de dos pisos que todavía funcionaba en el local remodelado en 1929, vendió el fondo de comercio al grupo chileno Falabella que astutamente la rebautizó Gran Tienda la Favorita de García Hnos. y Cía.

Sin embargo, en 2021, el coletazo económico de la pandemia de coronavirus, hizo bajar las persianas históricas del local.

Cuando ya todos los lugareños hacían su duelo por una pérdida irreparable, el destino trajo vientos de esperanza y los herederos de Don Ramón y Don Angel García lograron cerrar un trato ventajoso con un grupo inversor que se propuso recuperar el prestigio del icono comercial rosarino, pero sumándole el irrefrenable atractivo de la modernidad.

El nuevo local emplazado aún en su copetuda esquina histórica, otra vez quiere impactar. La versión siglo XXI de Tienda La Favorita -tal su denominación actual- es grandilocuente: 10.000 metros cuadrados compuestos por subsuelo para la salud y la belleza; planta baja con locales y espacios gastronómicos; primer piso con más locales y servicios; un segundo piso para seguir haciendo compras y, más aún, una tercera planta con mercado gourmet.

El edificio ya palaciego y Patrimonio de la Ciudad fue puesto a punto por la constructora rosarina MSR a un costo de US$ 800 promedio el metro cuadrado, siempre respetando a pie juntillas su mejor valor: la obra original de 1926, diseñada por Arman, Presas y Todeschini y edificada por la constructora Candia e Isella, entre 1927 y 1929. Desde luego, Rosario sigue teniendo el paisaje emblemático de la preciosa cúpula de La Favorita.

Además de la innovación de incorporar una farmacia con horarios propios, la nueva Favorita se convertirá en un espacio cultural con agenda de eventos.

Dos asturianos hicieron de Rosario “le petit Paris”
La historia de La Favorita, como se la refiere en la ciudad santafesina, comenzó cuando un jovencito intrépido de 12 años, Ángel, nacido en la parroquia San Bartolomé de Otur, viajó solito a América con tres trapos, dos manzanas y un chorizo en una maleta. La madre le había cosido unas monedas al saco y su mejor pagaré para la prosperidad era una carta de recomendación, de puño y letra de su compatriota Ramón Fernández Asenjo, que había hecho sus buenos pesos en la fábrica de tabaco “Colón” (Felipe Moré 929, donde todavía está) también en Rosario, pero luego había regresado con los suyos.

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Ramoncito, sin embargo, no quería trabajar en una fábrica sino en un negocio y la carta quedó como un recuerdo. Lo que los García creyeron que sería una experiencia “de indiano” (hacer fortuna, pero regresar a la Madre Patria), terminó siendo para toda la vida.

“Los comienzos de Ramón en Rosario fueron muy duros. Estaba solo. Dormía en una colchoneta sobre el mostrador de la tienda en la que trabajaba y su patrón lo enviaba a pedir muestras de queso para completar su alimentación”, recordaba su bisnieta María del Carmen García en una entrevista concedida al sitio local www.elciudadanoweb.com.

En sus primeras cartas para tranquilizar a la familia, no cesaba de pedirle a Angelito, el menor de los seis hermanos y seis años menor que él, que tomara el barco para reunirse en Rosario. Y finalmente lo convenció, sólo seis años más tarde, en 1893.

Generalmente juntos trabajaron como empleados del rubro textil, en donde era habitual que los inmigrantes consiguieran trabajo. Luego de rotar por varias firmas llegaron a la Gran Tienda La Buenos Aires, en Entre Ríos y Córdoba, también en Rosario, desde luego.

Gran Tienda La Favorita

Hasta que en 1897, con su sueldo de empleado, Ramón juntó 20.000 pesos uno sobre el otro –era otra Argentina, en la que los inmigrantes lograban incluso tener casa propia- y compró el fondo de comercio de una puntillería, La Favorita.

Como Angel era todavía menor de edad, Ramón le propuso a otro compatriota, Joaquín Beltrán, unirse con 1.000 pesos, hasta que el menor de los García fuera mayor de edad y pudiera integrar la sociedad. Y así fue, apenas un año más tarde. Beltrán entonces pasó a ser empleado, hasta que le llegó la hora de la jubilación.

Los García se dedicaron al principio a vender lo que tan buenos recuerdos les traía de España, las puntillas de hilo de seda o algodón más refinadas que pudieran imaginarse, tejidas a mano por las más diestras tejedoras españolas de la ciudad.

Don Ramón, ya radicado en Presidente Roca 555, se dedicaba a comprar los insumos e importar mercadería; Ángel era el administrador.

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En parte por la calidad de la mercadería y otro tanto porque fue innovador en el sistema de “precios fijos” (no se regateaba, como se acostumbraba entonces), el negocio fue un éxito casi inmediato. Tanto que por lo menos una decena de veces tuvieron que ampliar el local inicial, alquilando las viviendas que lo rodeaban, unas tras otras. Llegaron incluso a tener que alquilar el prestigioso Club Social, en el actual primer piso del edificio.

Como era de suponer, los hermanos García se convirtieron en un partidazo para las solteras de Rosario.

Sin embargo, nostálgico de su cuna y sus orígenes, a los 28 Ramón unió su vida a doña Josefa “Pepina” Fernández, una prima de su entrañable Asturias. Poco después, nació rosarino su primer hijo, pero la tierra tiraba y la esposa regresó a España y se instaló en Madrid.

A partir de entonces, en incesantes cruces atlánticos, don Ramón pasó casi cuarenta años repartiendo seis meses en Rosario y el resto junto a su familia madrileña -que por cierto iba creciendo con fogosos reencuentros y nuevos gloriosos nacimientos-, viajes que aprovechaba para ir de compras por las capitales europeas.

Buena parte de lo que se vendía en Rosario eran artículos importados de Europa, pero La Favorita llegó también a tener un local en París.

Doña Pepina falleció en 1934 y los hijos del viudo don Ramón se instalaron en Rosario con su padre, su tío y sus primos.

Don Angel, en cambio eligió a Rosa Zanchi, una hija de inmigrantes italianos para poblar la argentina con cuatro descendientes. En su primer hogar (Córdoba y Mitre) funciona hoy el Paseo Peatonal Angel García, con una placa recordatoria.

Ramón murió en 1945, durante unas vacaciones en Termas de Río Hondo, pero quiso que sus restos durmieran el sueño eterno mirando el Mar Cantábrico, desde el panteón familiar en el cementerio de Luarca, junto a los huesos de doña Pepina, su gran amor, ambos entrelazados a las raíces de su pueblo blanco asturiano.

Ángel, siempre en Argentina, falleció en 1960. Sus restos se encuentran en el panteón familiar del cementerio El Salvador, en Rosario.

MM / ED

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