Garbarino y Falabella apostaron por el canal online hasta el final

Mientras algunas cadenas se encuentran en crisis en sus tiendas físicas, el foco se pone en el comercio electrónico. Cuáles son las ventajas en cuanto a costos y qué tan sustentable es esta estrategia.

En el último año el ecommerce creció más de un 100% según datos de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico en facturación. La pandemia aceleró modalidades de compra que empezaban a verse de manera incipiente, y disparó la demanda online, sobre todo durante los meses de mayores restricciones.


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Sin embargo, la inflación y la recesión económica también implicaron un golpe a los bolsillos, por lo que el consumo en general se retrajo, sobre todo en categorías no esenciales como indumentaria y electrodomésticos. En esos dos rubros, justamente, se observa una relevante crisis de dos cadenas tradicionales: Falabella y Garbarino.

Ambos retailers durante el 2020 apostaron por potenciar su ecommerce, con la intención de traccionar volúmenes en un canal que estaba en crecimiento, mientras que las compras en los puntos de venta estaban en plena retracción. ¿La explicación? Según los especialistas del sector, las ventas online, en muchos casos, pueden tener una mayor rentabilidad, ya que permiten abaratar los costos del mantenimiento de grandes sucursales, con stock en display, empleados y alquileres comerciales.

Esto es una realidad sobre todo en los casos en los que se pueden implementar el sistema de «pick up» o «take away», ya que por el contrario hacerse cargo del delivery puede ser costoso y difícil para una empresa que no tiene aceitado este aspecto.

Así, mientras en la Ciudad de Buenos Aires -sobre todo en el microcentro- sigue en caída la demanda de locales, de acuerdo con datos de la Cámara Argentina de Comercio y Servicioslas plataformas de comercio electrónico se expanden, en un soporte que permite mostrar una enorme cantidad de productos sin contar con metros cuadrados físicos.

Por caso, Falabella, antes de tomar la decisión de abandonar completamente su operación en la Argentina, mantuvo sus ventas exclusivamente online, con la opción de retirar en algunos puntos de pick up. Garbarino optó por una estrategia similar, y empezó a cerrar sucursales que no resultan sostenibles para el negocio.

Otra tendencia en este sentido es la de los dark stores, puntos de venta que funcionan como depósitos, donde no se requieren grandes inversiones en diseño y layout, sino que todo está pensando para que sirva como un espacio para retirar los pedidos hechos por Internet.

En este escenario, abaratar los costos y pulir al máximo los números de la operación se convirtió en un must para los retailers, principalmente en estos segmentos golpeados. En cambio, los supermercados y otros formatos de alimentos, bebidas, higiene y limpieza, todavía buscan potenciar tanto la experiencia en el punto de venta -donde sigue habiendo una cantidad relevante de clientes- y en el mundo digital, con una mirada omnicanal de la propuesta.

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